Queremos darle sentido a nuestras vidas y al mundo. Nuestros hijos también. ¿Qué historia nos ayuda a lograr esto?
“Solo los fuertes sobreviven” es lo que se escucha más fuerte en el comedor, en el patio de recreo o en una pandemia mundial. “¡Sé tu mismo!” y la frase de Disney “¡sigue tu corazón!” son voces predominantes en nuestra cultura. Pero en la Biblia, Dios habla humildemente a través de todo este bullicio. Ayudemos a nuestros hijos a escucharlo.
Coge una servilleta. Toma un bolígrafo o el crayón grueso de tu hijo. Luego dibuja estos diseños en la servilleta mientras le explicas la historia de la Biblia, paso a paso.
El Rey y su reino
El Rey gobierna sobre todo, lleno de gloria y sabiduría. Dios está a cargo y esto es bueno. De principio a fin, y en todo lo que esté en el medio, Él guía y cuida de su creación. Él sabe lo que es mejor y eso nunca cambia (Gn 1; Sal 47:1-4, 7; 1 Ti 1:17; Ap 11:5).
1. Génesis 1-11
El universo es el reino de Dios, pero Él se enfoca primero en un jardín. Con frecuencia Él usa los comienzos humildes. Dios diseñó a Adán y a Eva para que gobernaran juntos como imágenes visibles de Él (Gn 1:26-28), como espejos vivientes, retratos de carne y hueso, que reflejaban a Dios a su reino observador.
Pero el príncipe y la princesa de la creación dicen: “¡No, a mi manera!” (Gn 3:6), y sus hijos se vuelven más malvados y violentos (Gn 4:1-16; 6:5; 11:1-9). Dios lava el mundo y comienza de nuevo con Noé (Gn 6-8). Pero los pecadores permanecen (Gn 8:21) y nuevamente se enfocan egoístamente en su gloria. El rey bondadoso los confunde y los esparce sobre la tierra (Gn 11:9).
2. Génesis 12 – Deuteronomio
Dios entonces atrae a un pecador (Abram) a una relación amorosa con Él, un pacto. Comenzando con Abraham y su familia (Gn 12-50), Dios salva a sus descendientes de la esclavitud e incluso les permite entrar a su presencia perdonando sus pecados (Éxodo – Levítico). Muchos continúan rechazándolo (Números), pero Dios sigue amando a su pueblo siendo fiel a su pacto. Él exige que lo amen por completo y amen a su prójimo (Éx 20:1-17; Lv 19:18; Dt 6:5). Su reino avanza lentamente.
3. Josué – Ester
Dios ayuda a Israel a conquistar la tierra que le prometió a Abraham, expandiendo su reino visible (Josué). A su pueblo obstinado, Dios le da jueces, profetas y reyes para guiarlos y protegerlos aunque ellos siguen rompiendo su pacto de amor (Jueces – 2 Crónicas). En su justicia, Dios los echa de la tierra (los envía al exilio) debido a su constante alejamiento, pero los preserva mientras están en el exilio (Ester). En su gracia, Él restaura a muchos de ellos a la tierra prometida (Esdras-Nehemías).
4. Job – Malaquías
¡Dios sigue proveyendo! Independientemente de su entorno (en la tierra prometida, en el exilio y luego de regreso a la tierra prometida), Dios le da a su pueblo cánticos y sabiduría (Job – Cantar de los Cantares) y profecías (Isaías – Malaquías) para ayudarlos a pensar detenidamente sobre su relación de pacto con Él y los demás, en las buenas y en las malas.
El Rey viene
Antes de la creación, Dios planificó la llegada de su Hijo y preparó la llegada de Cristo a lo largo de todo el Antiguo Testamento. Dios siempre gobierna perfectamente. Por eso su Hijo, Jesús, llega exactamente en el momento adecuado. Entonces Dios inspira el Nuevo Testamento, ¡y el Nuevo Testamento es desarrollado de manera similar al Antiguo Testamento! Nota las similitudes y diferencias.
1. Mateo – Juan
Dios atrae a los pecadores que se arrepienten y confían en Jesús a una relación amorosa: el nuevo pacto (Recuerda cómo hizo esto en Génesis 12 – Deuteronomio). Cristo ahora muestra completamente el amor de Dios por nosotros al morir en la cruz por nuestros pecados y resucitar en victoria, liberándonos de nuestra esclavitud al pecado. En este nuevo pacto, todavía debemos amar a Dios por completo y amar a nuestro prójimo (Lc 6: 27-36; Mt 22:37-39). Pero en el nuevo pacto, hay resurrección de vida y poder para que hagamos eso una vez que Cristo envía a su Espíritu (Jn 7:37-39).
2. Hechos
El rey Jesús extiende el reino visible de Dios atrayendo a más y más personas hacia Él, un pueblo llamado iglesia. Recuerda cómo hizo esto en Jueces – Ester. Esta vez su reino está destinado a extenderse por toda la tierra, no solo a un jardín o hacia la tierra prometida. En lugar de lograr esto a través de batallas, Jesús llena a sus seguidores con su Espíritu Santo y los envía con las buenas nuevas de su reino a sus vecinos y personas de todas las naciones.
3. Romanos – Apocalipsis 18
¡Dios sigue proveyendo! Recuerda a Job – Malaquías. Independientemente de la situación de su pueblo (en paz o dolor), Dios envía cartas (Romanos – Apocalipsis) para ayudarlos a pensar detenidamente sobre quiénes son en Cristo y cómo vivir juntos en esta relación de nuevo pacto con el Padre a través del Espíritu.
4. Apocalipsis 19-22
¡Dios completará su reino! El final será incluso mejor que el jardín: una creación completamente nueva. Dios conquistará a sus enemigos (Ap 20:10, 15). Morará entre aquellos de todas las etnias, a quienes el rey Jesús compró con su sangre (Ap 21: 3; cf. 5:9). ¡Lo disfrutaremos y lo glorificaremos juntos para siempre, con Jesús dándonos autoridad para gobernar con Él mientras Él está en su trono (Ap 20:4; cf. Ap 2:26-27; 3:21)!
Hacia el más allá
¿Qué historia ayudará a los niños en nuestra vida a sobrevivir, y aún prosperar, en este mundo roto?
De principio a fin y para su gloria, Dios está trayendo al mundo a estar en paz con Él mismo a través del Rey Jesús. Desde sus pequeños comienzos, sabiamente desarrollados a lo largo del tiempo, Él está logrando la paz del reino y el amor del pacto a través de la belleza y el dolor. Cada etnia, estatus y edad está incluida, todas enfocadas en Jesús, el Rey bueno.
Cuenta esta historia a tus hijos. Dibújala en una servilleta. Pon estas imágenes como marcadores en sus Biblias en los lugares apropiados. Ayúdalos a navegar la Biblia destacando los temas principales de Dios.
¿Quién dice que esto solo se puede usar con los niños? Guía a personas de todas las edades, culturas y clases sociales a través de la gloria y la gracia de nuestro gran Dios en Cristo por el Espíritu a través de las Escrituras.
