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Netflix en Latinoamérica está dando acceso en su plataforma al documental “Conocerás la verdad” (2018). Esta película biográfica trata sobre la vida de Héctor Luis Delgado Román, conocido en el ambiente artístico como “Héctor el Father”.

El largometraje presenta su trasfondo, acceso a la fama y su conversión a la fe cristiana. Este documental ha generado un poco de controversia porque hay varios grupos opuestos que difieren en afirmar o negar la obra de Dios en la vida de este hombre.

En este breve artículo, deseo analizar bíblicamente lo que este documental retrata, reconociendo las debilidades de la presentación y las evidencias de gracia en la vida de Héctor.

Debilidades del documental

El documental tiene ciertas deficiencias teológicas que pueden hacer que algunos creyentes cuestionen si la conversión de Delgado es genuina. Mencionaré algunos ejemplos.

Desde mi perspectiva, el documental se centra en la etapa de Delgado como artista y colaborador del bajo mundo, llegando al punto de glorificar o darle glamour a esa vida. La realidad es que ese mundo está lleno de conductas que no deberían ser afirmadas por ninguna persona o mostradas en una luz tan favorable. Quizás el director debió mostrar más la oscuridad nociva de la antigua vida de Héctor.

Esto lleva a que no se presente con claridad la categoría de pecado. La dicotomía que presenta es entre una vida “sin moral” ante Dios (o no buscar a Dios) y una vida “moral” con Dios (buscándolo a Él). Delgado comunica que Dios lo está persiguiendo y el llamado que impacta su vida es el de buscarlo a Él. Aunque es verdad que Dios se apiada de los que le buscan (Am 5:6), no podemos olvidar que Dios busca a los que va a salvar (Lc 19:10; Jn 4:23). Sin embargo, en la película nunca se muestra explícitamente que la conducta pasada de Delgado es perjudicial y pecaminosa.

Además, el documental narra que su conversión fue a través de un medio que muestra deficiencias teológicas. En ningún momento se muestra que alguien le predicó el evangelio. Solo vemos llamados a buscar a Dios, pero no la verdad de que para ser regenerados debemos ver la realidad de que somos pecadores y que solo Jesús puede salvar.

No somos salvados simplemente porque creemos tener un vacío en nuestro corazón. Los que sienten ese vacío deben entender que la única forma de que esa insatisfacción puede ser satisfecha es con Dios habitando en nosotros (Jn 7:37-39). Pero Dios solo puede habitar en nosotros cuando el evangelio es una realidad en nuestras vidas. Es esta realidad la que permite que nos acerquemos a Él (Ef 2:22). Tratar de acercarnos a Dios sin el evangelio sería nuestra destrucción porque experimentaríamos Su ira que merecemos por nuestro pecado.

El pecado de Delgado solo es mencionado cuando un pastor lo invita a hacer una oración de fe. Pero repetir palabras no nos salva; podemos decir algo sin entender lo que estamos diciendo, quizás motivados por la culpa, un momento emocional o una sensación de vacío.

Por último, la película termina con algunas escenas mostrando a Delgado manifestando ciertos dones espirituales. No sé cuál sea el propósito de estas escenas, pero la presencia aparente de dones nunca será la evidencia total de la conversión del ser humano. Más bien, la evidencia es una combinación de factores en la vida de una persona (arrepentimiento, fe, crecimiento espiritual, santidad…), es lo que lleva a tener seguridad de salvación.

Las evidencias de que el Espíritu habita en nosotros deben ser de ánimo, pero sin una confesión ortodoxa-bíblica del evangelio podríamos experimentar que Jesús nos diga: “Jamás los conocí; apártense de mí, lo que practican la iniquidad” (Mt 7:23).

Evidencias de gracia

A pesar de las debilidades del documental, hay muchas cosas que veremos y que deben animarnos.

Un pasaje bíblico que debe informar nuestra evaluación de esta película debe ser: “Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia de Dios que les fue dada en Cristo Jesús” (1 Co 1:4). Pablo anima a los cristianos en Corinto por la obra evidente de Dios en ellos. Sin embargo, esta iglesia es la misma que abusaba de los dones espirituales (caps. 12-14), en la que los creyentes se demandaban judicialmente unos a otros (cap. 6), que se embriagaban durante la cena del Señor (cap. 11) y tenían muchas otras deficiencias de carácter y espirituales.

Esto me enseña que las deficiencias no son necesariamente aspectos que deben asegurar la etiqueta de hereje sobre alguien, pues Pablo reconoce a estos cristianos como creyentes. Si la perfección teológica fuese necesaria para ser salvos, creo que nadie lo sería. Pero hay que mirar si las deficiencias caen en una categoría que niega la obra del evangelio, pues nadie puede ser salvo si niega el evangelio verdadero. Las cartas a los corintios nos enseñan que debemos de ser cuidadosos en cómo llegamos a esa conclusión.

En “Conocerás la verdad”, vemos a un hombre que lo deja todo por seguir a Cristo y se une a una iglesia que tiene una vertiente teológica con la que no podemos estar totalmente de acuerdo, pero que debemos conocer. Para seguir a Cristo hay que estar dispuestos a dejarlo todo por Él (Mt 16:24-26). Delgado literalmente había alcanzado la cúspide del éxito en el mundo del que formaba parte. Hay una convicción en él para radicalmente dejarlo todo y seguir a Cristo, que pocos creyentes tienen en la actualidad.

Aunque el mensaje no es claro en el documental, entiendo que el evangelio es comunicado. Nuevamente, no tenemos que pasar un examen de ordenación presbiteriana para ser creyentes. Delgado proclama que Jesús salva. Aunque afirma otras cosas en las que no estamos de acuerdo, eso no reduce la realidad de que Cristo está siendo proclamado en una área donde pocos de nosotros iríamos a proclamarlo. Como Pablo afirma, la finalidad es que Cristo sea proclamado (Fil 1:15-16).

Aquellos que nos inclinamos a la doctrina reformada debemos tener cuidado de hacer de esta teología el evangelio. Los argumentos que presenta esta doctrina resaltan el evangelio y lo hacen más claro, pero no sustituyen al evangelio. Así que tenemos que cuidarnos de no tildar rápidamente como herejes a personas que afirman seguir a Jesús, pero tienen, a nuestro parecer, lo que llamaríamos debilidades teológicas. Pablo no cometió ese error, nosotros tampoco debemos cometerlo. Debemos ser fieles en no asociarnos con personas que niegan el Señorío de Cristo, pero jamás con personas que necesitan crecer en diferentes áreas. A fin de cuentas, nosotros también dependemos a diario de la gracia de Dios que nos lleva a conocer la verdad.

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