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La serie “13 Reasons Why” es el nuevo éxito de Netflix. El programa se trata de las grabaciones en audio que una chica adolescente deja después de su suicidio, las cuales explican las razones por las que se quitó la vida. Muchos sistemas educativos, al igual que psicólogos, advierten que la serie podría ser peligrosa si algún adolescente que ya está deprimido o tiene problemas la ve y considera el suicidio como una opción. Si es que no lo han hecho todavía, los padres cristianos con adolescentes, y definitivamente todo ministerio de jóvenes, debe prepararse para explorar las preguntas que vendrán por esta oscura serie.

Algunos dirían que “13 Reasons Why” de ninguna manera “hace atractivo” el suicidio. Después de todo, el ambiente de la serie es terriblemente sombrío. Nadie vería, dicen, alguna cosa que pueda interpretarse como una promoción al suicidio. Por supuesto, eso es cierto, pero el suicidio no se hace atractivo con cosas atractivas. El suicidio, de hecho, no es atractivo de ninguna manera, nunca. Lo atractivo del suicidio no es que es divertido. Lo atractivo del suicidio es que podría ser un escape. Esto es lo que hace peligroso el mensaje de “13 Reasons Why”. Para provocar una tragedia en la vida de un adolescente que sufre, uno no necesita hacer atractivo el suicidio; uno solo necesita hacerlo plausible.

Lo que me preocupa del programa es que un tema central de la serie alimenta uno de los factores en el suicidio de adolescentes: percibir el suicidio como una trama. Muchos adolescentes deprimidos con los que he hablado a lo largo de los años, y otras personas con tendencias suicidas, no quieren realmente estar muertos, sino más bien terminar una historia y empezar otra. En muchos casos, el suicidio se convierte, en su imaginación, en la forma de resolver la trama que uno percibe no tiene otra manera de resolverse. En algunos casos, según mi experiencia, lo que el adolescente se imagina no es la sombra de la muerte (aunque muchos sí hablan de desear la muerte como una clase de sueño), sino el resultado del suicidarse.

No me he encontrado con muchos adolescentes deprimidos que realmente deseen venganza (como a veces asumen los que se han quedado). Lo que sí he encontrado es que a muchos de ellos les gusta imaginar la historia que seguirá —la manera en que aquellos que los lastimaron o traumatizaron podrían “volver en sí” después del suicidio. Las reacciones que estos adolescentes se imaginan en ocasiones son, de hecho, una especie de arrepentimiento. La persona que no le amó se da cuenta de cuán hiriente fue. Los brabucones de la escuela sienten el peso de lo que hicieron. O tal vez, lo que se imaginan es que simplemente aquellos a su alrededor verán la realidad de la carga que el adolescente enfrenta. No es tanto venganza, sino una versión torcida de buscar el arrepentimiento en otros. Es un deseo de que la historia sea diferente.

Me temo que “13 Reasons Why” podría alimentar la atracción de algunos al suicidio porque la narrativa misma promueve la ilusión de que el suicidio “arregla” algo —por lo menos trae a su fin algunas partes del drama, aquellas en las que figuran algunos actores secundarios. La “estrella” del programa es todavía la adolescente que murió. Así no es el suicidio, y dramatizar suicidio como algo que cambia la historia puede ser mortal para algunos.

Dicho esto, creo como cristiano que cualquier situación de este lado del Juicio tiene posibilidades de redención. Aunque yo no quisiera que mis hijos o los miembros de mi congregación vieran “13 Reasons Why”, espero que la controversia traiga momentos llenos de gracia. Algunas veces los padres y maestros asumen que un adolescente suicida es uno que parece triste o deprimido. Este no es necesariamente el caso.

Algunas veces, aquellos que están junto a alguien en peligro de suicidio asumen que solo hay un problema que necesita “arreglarse”. Si la serie muestra algo, es que hay múltiples razones detrás de la oscuridad que lleva a la muerte. Tal vez esta controversia hará que amigos, padres, y ministros de jóvenes hablen acerca del suicidio, para decirle a aquellos que están en problemas que no están solos, y que no serán juzgados si se acercan a buscar ayuda. Tal vez algunos de nosotros que somos padres o amigos de adolescentes pensaremos qué hacer cuando veamos “razones” que llevarán a la desesperación, y así imaginarnos cómo se vería poder compartir cargas con aquellos que estarían contentos de ayudar a llevarlas.

Sea lo que sea que haya en Netflix, podemos ser la clase de iglesia que habla de vida y esperanza a aquellos que ven la muerte como su única salida. Los niños suicidas no están locos, ni son raros, ni son —tristemente— escasos. Son nuestros hermanos y hermanas, nuestros hijos e hijas. Y como todos nosotros, batallan para ver las cosas en el momento.

Puede ser que tú sientes que estás viviendo en tu propio drama oscuro. Tal vez eres cristiano y te sientes mal de pensar así, pero quieres que la muerte interrumpa tu historia. No veas esta serie tú solo. Busca ayuda. La vida puede parecerte sin esperanza, pero tú tienes una vida que vale la pena vivirse. Hay un trillón de razones para ello.


Publicado originalmente por Russel Moore. Traducido por Ana Ávila.
Imagen: IMBD.
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