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3 frases cliché para dejar de decir a los solteros en la iglesia

Los solteros en la iglesia son a menudo receptores de «palabras de ánimo» no solicitadas: palabras que, si no están fundamentadas en las verdades de las Escrituras, pueden infligir dolor y cultivar la desesperanza. Estos bien intencionados clichés no dan en el blanco de una charla edificante. Para aquellos que no han experimentado una larga temporada de soltería, puede ser difícil saber qué decir a los que sí.

Demos un vistazo a tres clichés comunes que malinterpretan la soledad y la falta de propósito que a menudo sienten los solteros, y reemplacémoslas por promesas verdaderas de las Escrituras.

Cliché #1: “Tienes que estar contento para que Dios te dé un cónyuge”

Decirle a un hermano o hermana creyente que su temporada de soltería terminará con un ejercicio apropiado de contentamiento presupone erróneamente tres cosas. Primero, asume que esta persona soltera no está ya contenta con la voluntad del Señor para su vida. Segundo, sugiere que las personas casadas están contentas o que alcanzaron algún pináculo de contentamiento antes de llegar al matrimonio. Tercero, implica de manera insensata que podemos identificar una fórmula para la providencia de Dios; nuestro Dios, cuya bondad es certera, pero cuyos planes son un misterio.

La soltería puede ser difícil, pero la respuesta no es decidir no estar tan triste. Es apoyarte en las promesas de Dios y pedirle fuerza y consuelo

No deberíamos decir a una pareja afligida que su infertilidad se resolvería si se conformaran con no tener hijos. Tampoco deberíamos decirle a alguien con problemas económicos que conseguiría el trabajo de sus sueños si aceptara el lugar en el que Dios le tiene ahora. De la misma manera, no deberíamos hacer promesas tan desconsideradas a los solteros.

Qué decir en lugar de eso

Eso no quiere decir que no podamos animar a los hermanos y hermanas solteros a buscar contentamiento en esta temporada. Recuérdales que el contentamiento no es un medio para una bendición mayor. Es una bendición en sí misma y un fin que glorifica a Dios (Sal 16:11). Pablo dice que conoce el secreto del contentamiento: todo lo puede en Cristo que lo fortalece (Fil 4:12-13). La soltería puede ser difícil, pero la respuesta no es decidir no estar tan triste. Es apoyarte en las promesas de Dios y pedirle fuerza y consuelo.

La afirmación de Pablo sobre el contentamiento se produce en el contexto de su gratitud por quienes han mostrado cuidado físico por él (Fil 4:14). Si conoces a una persona soltera desanimada, pregúntale cómo puedes animarle en esta etapa. Pregúntale si le gustaría agendar un tiempo para tomar un café o invítale a cenar a tu casa. Pregúntale a un amigo o amiga solteros si hay alguna carga práctica que puedas quitarle de los hombros y cómo puedes orar por él o ella. Todos somos un solo cuerpo y estamos llamados a animarnos unos a otros (1 Co 12:26).

Cliché #2: “Eres tan maravilloso (o maravillosa)… ¿Por qué no te has casado todavía?”

Esto también se comunica a veces como «Quienquiera que Dios tenga reservado para ti, debe ser realmente especial». He oído versiones de esto desde que era niña, así que cuando llegué a la edad adulta, ya tenía una idea equivocada de dónde provenía mi valor y validación dentro de la comunidad de mi iglesia.

Gran parte de mi deseo de casarme era una necesidad de ser afirmada, de sentirme digna y amada, de sentir que tenía un lugar en la familia de Dios. Parecía que si alguien no me amaba románticamente, todas mis cualidades positivas nunca serían plenamente validadas y aprovechadas. Los solteros de nuestras iglesias ya son valiosos, no por su situación sentimental, su carácter o su servicio, sino porque nuestro Salvador murió por ellos.

Qué decir en lugar de eso

Si este hermano o hermana es tan maravilloso, explícale por qué. No pienses a quién podría bendecir en una relación matrimonial: dale las gracias por ser una bendición ahora mismo. Dile que estás agradecido de que esté en tu iglesia, en tu lugar de trabajo o en tu vida.

Asegúrate de que los solteros sepan que su valor no depende de encontrar a alguien con quien casarse

Más aún, asegúrate de que los solteros sepan que su valor no depende de encontrar a alguien con quien casarse. Ellos, al igual que cualquier otra persona en la iglesia, están corriendo la carrera de la fe. La identidad principal de una persona soltera es la de un pecador que ha sido redimido (Gá 3:28; Col 3:1-4). Dios trae buenas personas a nuestras vidas en diversas relaciones, pero en última instancia, a quien Dios realmente tiene reservado para cada uno de nosotros es a Cristo: fijemos nuestros ojos en Él (Heb 12:1-2).

Cliché #3: “¡Ya viene tu turno!”

Si alguna vez ha existido una promesa que no pueda cumplirse, es esta. De la misma manera que no podemos calcular el momento en que Dios nos proporcionará cónyuges, tampoco podemos saber si tiene alguno reservado.

Pero el verdadero aguijón de esta promesa es la implicación de que nos estamos perdiendo algo mientras esperamos. Considera aspectos del matrimonio como el compañerismo, la santificación, la familia y los lazos profundos con un coheredero. ¡Los solteros pueden disfrutar de esas cosas ahora mismo! Pablo así lo creía (1 Co 7:25-35). La vida no gira en torno al matrimonio; la vida gira en torno a Cristo (Fil 1:21). Si los cristianos seguimos confundiendo las dos cosas, expondremos tanto a los casados como a los solteros a la decepción de un dios falso que no puede traer gozo.

Qué decir en lugar de eso

Cuando hables con personas solteras que luchan con la desesperación y el desconcierto, recuérdales que la dulzura de la vida está aquí, en los días que Dios ha ordenado para ellos. La santificación viene por obra del Espíritu mientras esperamos en el Señor y confiamos en Su bondad (2 Ti 2:21). El compañerismo, la comunidad y la preciosa comunión con hermanos y hermanas eternos son nuestros en el cuerpo de Cristo a medida que nos adentramos en el servicio a Su iglesia y amamos a Su pueblo (Hch 2:42; 1 Jn 1:7).

En gran medida, hermano o hermana soltero/a, tu «turno» ya ha llegado. Pero más que eso, un día grande y glorioso, te encontrarás con el Esposo (Is 62:5). La iglesia triunfante, la Novia de Cristo, adorará a nuestro Dios para siempre— y en ese sentido, querido santo, tu turno ya viene.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Eduardo Fergusson.
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