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Nota del editor: 

Aunque desde Coalición por el Evangelio no acostumbramos el nombrar a falsos maestros, las palabras de Jesús en el Sermón del Monte son tan relevantes hoy como lo fueron en el Siglo I: “Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conocerán” (Mt. 7:15-16). Cada lunes estaremos publicando una entrada de esta serie hasta terminar con una entrada escrita originalmente para nuestros contextos, con el propósito de ayudar a la iglesia a entender mejor las enseñanzas que son contrarias a la sana doctrina. Esta es la 7ta. entrada de la serie Falsos Maestros.

Otras entradas de la serie Falsos Maestros: Arrio, Pelagio, Mahoma, Joseph Smith, Elena de White, Charles Taze Russell.

Norman Vincent Peale

Norman Vincent Peale nació el 31 de mayo de 1898, en Ohio, siendo el primer hijo de Charles y Anna Peale. Charles fue un ministro metodista que sirvió en varias iglesias en Ohio, y en poco tiempo Norman también empezó a pensar en el ministerio como su vocación. Cuando era un niño, uno de sus profesores lo acusó de ser “un debilucho sin son ni ton”, y él pronto se dio cuenta de que la evaluación del profesor era correcta. Entendió que debía sobrepasar su complejo de inferioridad y su constante dudar.

De joven, Peale asistió a la Universidad Wesleyana de Ohio y a la Escuela de Teología de la Universidad de Boston. Durante su primer verano volvió a casa y se le pidió que subiera a un púlpito cerca de allí. Él obedientemente preparó un sermón y se lo mostró a su padre. Su padre lo leyó y le aconsejó de inmediato quemarlo, diciéndole a su hijo “el camino hacia el corazón del hombre es a través de la simplicidad”. Estas fueron las palabras que el joven anidó en su corazón.

En 1922 fue ordenado sacerdote en la Iglesia Metodista Episcopal, y se le asignó una pequeña congregación en Berkeley, Rhode Island. Dos años más tarde se trasladó a Brooklyn, Nueva York, donde se estableció como un comunicador talentoso, a tal punto que en solo tres años hizo crecer la iglesia de 40 a 900 miembros. Pasó unos años en otra congregación metodista en Syracuse, Nueva York, antes de cambiar su afiliación a la Iglesia Reformada en América por lo que pudo pastorear la iglesia colegiada de Marble, una de las congregaciones protestantes más antiguas de América. Cuando llegó, esta iglesia tenía alrededor de 600 miembros; a su salida 52 años después tenía 5.000. Fue desde allí donde él ganó elogios y notoriedad en todo el mundo como un maestro del pensamiento positivo.

Peale desarrolló una fascinación por la psiquiatría como respuesta, o una respuesta parcial, a los problemas de su congregación. Mientras estaba en Marble,  se asoció con un psiquiatra entrenado por Freud, el Dr. Smiley Blanton, para comenzar una clínica psiquiátrica-religiosa en el sótano de la iglesia. Ellos querían responder a las necesidades psicológicas de su congregación, especialmente los profundos efectos de la Gran Depresión. En 1951 esta clínica se organizó en la Fundación Americana de Religión y Psiquiatría, con Peale como presidente y Blanton como director ejecutivo.

Peale extendió su enseñanza a través de una variedad de medios de comunicación.  Mientras servía la iglesia en Siracusa fundó un programa de radio llamado “El Arte de Vivir”, y transmitiría sus sermones durante 54 años. En 1952, él y su esposa estuvieron también en el nuevo medio de la televisión con el programa “¿Cuál es su problema?”. En 1945, junto con su esposa Ruth y Raymond Thornburg, un empresario local, fundó Guideposts. Lo que era en un principio un folleto semanario de cuatro páginas evolucionó a una revista mensual de inspiración que no tardaría en tener 2 millones de suscriptores.

Durante su vida, Peale fue autor de 46 libros, siendo el más exitoso “El poder del pensamiento positivo”. Publicado en 1952, se mantuvo en la lista del New York Times de los más vendidos por 186 semanas consecutivas y vendió 5 millones de copias, convirtiéndose en uno de los libros religiosos más vendidos de todos los tiempos. El libro comienza con estas palabras:

“Este libro está escrito para sugerir técnicas y dar ejemplos que demuestren que no es necesario ser derrotado por cualquier cosa, que usted puede tener paz mental, mejorar su salud, y tener un flujo incesante de energía. En resumen, que su vida puede estar llena de alegría y satisfacción”.

El libro tuvo capítulos con títulos tales como “Yo no creo en la derrota”, “Cómo tener fe en la curación” y “Poder para resolver problemas personales”.  Cada capítulo contiene secciones tituladas “pensamientos productores de energía”, “elevadores espirituales ” o “actitudes de fe”. Gran parte de su enseñanza se resumió a ocho fórmulas prácticas o siete pasos sencillos. Este libro disparó a Peale y a su mensaje a nuevos niveles de fama y reconocimiento. Se convirtió en uno de los líderes cristianos más influyentes en el mundo, ganando una voz en los negocios y la política, incluso oficiando en la boda de David Eisenhower y Julie Nixon. El 26 de marzo 1984 el presidente Ronald Reagan le otorgó el honor civil más alto en los Estados Unidos, la Medalla Presidencial de la Libertad, por sus contribuciones a la teología.

Peale se retiró como pastor principal en 1984 y murió de un infarto el 24 de diciembre de 1993 en Pawling, Nueva York.  Tenía noventa y cinco años de edad. El presidente Bill Clinton lo honró con estas palabras: “Si bien la familia Clinton y todos los estadounidenses lamentan su pérdida, hay algo de poesía en su fallecimiento ocurrido en un día en que el mundo celebra el nacimiento de Cristo, una idea que fue central en el mensaje y el trabajo del Dr. Peale. Le echaremos de menos”.

Su falsa enseñanza

Norman Vincent Peale popularizó lo que llegó a ser conocido como el pensamiento positivo. Él tomó ideas existentes de la Ciencia Cristiana y otras inspiraciones, les dio un barniz bíblico, las integró con la psicología, y las empaquetó ​​para las masas, difundiendo su mensaje a través del poder del Pensamiento Positivo y sus otras obras. Su más importante contribución al mundo fue la noción de que los pensamientos son la causa, que nuestros pensamientos pueden cambiar nuestra vida, nuestra salud, nuestro destino. Los lectores estaban encantados con esta idea de que si ellos lo creían, podrían tenerlo, o serlo, o hacerlo.

Peale creía que vivíamos en un mundo que era más mental que físico, y esto permitía que nuestros pensamientos fueran determinantes. Si este fuera el caso, lo único que se interpondría entre nosotros y nuestros deseos sería controlar adecuadamente nuestros pensamientos. En uno de sus libros, él enseñó la importancia de una forma de actividad mental llamada imaginar. Consistía en imaginar vívidamente en la conciencia una meta u objetivo deseado, y sostener esa imagen hasta que se hundiera en la el inconciente, donde liberaría grandes energías sin explotar. Funcionaría mejor si se combinaba con una fuerte fe religiosa, apoyada por la oración, y la técnica aparentemente ilógica de dar gracias por los beneficios antes de que se recibieran. Cuando el concepto de formación de imágenes se aplica de manera constante y sistemática, se resolverían problemas, se fortalecería la personalidad, se mejoraría la salud y aumentarían considerablemente las posibilidades de éxito en cualquier tipo de empresa.

Nada de esto sería notable si no fuera porque él enseñó esto como un ministro que decía ser un cristiano. Sin embargo, como un ministro cristiano negó, que Dios era un ser, diciendo: “¿Quién es Dios?  ¿Algún ser teológico? Él es mucho más grande que la teología. Dios es la vitalidad. Dios es vida. Dios es energía. Al respirar a Dios, al visualizar su energía, ¡usted será reactivado!”. Él también expresó: “No es necesario nacer de nuevo. Tú tienes tu camino a Dios, yo tengo el mío. He encontrado la paz eterna en un santuario sintoísta… He estado en santuarios sintoístas y Dios está en todas partes… ¡Cristo es uno de los caminos! Dios está en todas partes”. Negó el corazón mismo de la fe cristiana y la reemplazó con su doctrina del pensamiento positivo.

Muchos cristianos criticaron a Peale, incluyendo el teólogo episcopal John Krumm quien vio que Peale había reducido a Dios a una fuerza y que centró el cristianismo en uno mismo en lugar de centrarlo en Dios. “Se dice muy poco acerca de la mente y el propósito de Dios soberano; se habla mucho de las cosas que los hombres pueden decirse a sí mismos y pueden hacer para lograr sus ambiciones y propósitos”. Sorprendentemente, algunos cristianos continuaron siguiéndole. En 1966 Billy Graham dijo: “No sé de nadie que hubiera hecho más por el reino de Dios que Norman y Ruth Peale o haber significado más en mi vida por el aliento que me han dado.”

Seguidores y adherentes modernos

La popularidad de las enseñanzas de Peale garantizó su duradera influencia. Uno de sus devotos más comprometido, que modeló su vida de acuerdo a él, era Robert Schuller, también ministro de la Iglesia Reformada en América. Schuller rediseñó  “el pensamiento positivo” al “pensamiento de la posibilidad”, pero mantuvo la mayor parte del núcleo de la enseñanza intacto. Sin embargo, la influencia de Peale llegó mucho más allá. Su voz se escucha detrás de libros contemporáneos como El Secreto, que aboga por la ley de la atracción, otra forma de hablar y creer en traer la realidad a la existencia. Su voz se escucha detrás del mundo de Oprah Winfrey, de Joel Osteen, de TD Jakes, y Tony Robbin (y de Ismael Cala y de Guillermo Maldonado, N. del E.), junto con muchos otros que enseñan que el poder de la mente, combinado con algún tipo de fe, puede cambiar tu vida y cambiar el mundo.

Mitch Howoritz señala con razón, creo yo, que esta idea de que los pensamientos son causales es uno de los conceptos teológicos y psicológicos más importantes de nuestro tiempo. Antes de Peale, era poco común el escuchar frases como “Nada es imposible” o “Sé todo lo que puedas ser”. Pero hoy aceptamos estas frases como realidad. No es casual que el primer capítulo del libro de Peale se titulara “Cree en ti mismo”.

¿Qué dice la Biblia al respecto?

La Biblia deja en claro que los problemas que experimentamos en esta vida no son meramente el resultado de los pensamientos negativos que se pueden superar con la exploración de nuestro potencial a través del pensamiento positivo. Son el resultado de una rebelión profunda contra Dios que implica no solo la mente, sino la voluntad. Simplemente no podemos superar los males de este mundo, o incluso el mal en nuestros corazones, por nuestras propias fuerzas. Fuera de Cristo nada podemos hacer (Jn. 15:5). Si no nacemos de nuevo, estamos eternamente muertos en nuestros delitos y pecados (Ef. 2: 1).

Mientras Peale enseñó que nuestro problema más profundo es la falta de fe en nosotros mismos y que nuestra salvación viene con un simple cambio en el pensamiento, la Biblia enseña que nadie puede salvarse a sí mismo, independientemente de cuan positivos puedan ser sus pensamientos. La salvación debe venir de fuera de nosotros. La gloria de Jesucristo está en el hecho de que “ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne por su muerte” a ustedes pecadores “que una vez fueron extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras” (Col. 1: 21-22). Trágicamente, mediante su vida y legado, Peale demostró que él rechazó a este Salvador y decidió confiar en su propia fuerza.


Este artículo fue publicado originalmente en el blog de Tim Challies. Traducido por Eddy Garcia.
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