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“Pero nosotros esperábamos que El era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, éste es el tercer día desde que estas cosas acontecieron”, ‭‭Lucas‬ ‭24:21‬.

Las expectativas juegan un papel importante en nuestras vidas.

Sin ellas, no podríamos desenvolvernos en nuestro diario vivir. Funcionamos en este mundo con expectativas basadas en las leyes de la física, química, civismo, y otras más. Nos sentamos en una silla, por ejemplo, esperando y anticipando que no se rompa. Esperamos que los billetes de dinero nos sirvan para intercambiar los víveres que necesitamos para sobrevivir y, al dejar caer algo, esperamos que la ley de la gravedad tenga siempre efecto.

Nos acercamos a todas las esferas de la experiencia humana con base en nuestras expectativas y las de otras personas. No solo nuestros trabajos, sino también nuestros matrimonios y nuestras relaciones interpersonales dependen y son afectadas por las expectativas de las personas con las que interactuamos.

Es por eso que muchas veces preferimos vivir la vida espiritual de esta manera. Queremos una ley espiritual que funcione en cada caso, para saber exactamente lo que Dios espera de nosotros. Es cierto que Él en su Palabra nos muestra principios y mandamientos específicos y aplicables en nuestro diario vivir, con las implicaciones y beneficios de vivir a la luz de ellos.

Sin embargo, hay una razón mas profunda para desear que nuestras vidas espirituales sean así: queremos que Dios nos muestre específicamente lo que quiere de nosotros, sus expectativas, y entonces responder con base en nuestra conveniencia y orden de prioridades.

En este pasaje vemos a dos discípulos expresar las fallidas expectativas que tenían en cuanto a Jesús, pero también los anhelos de su corazón son revelados detrás de esas expectativas. Vemos inclusive los efectos de esto en su vida emocional (v. 17). En medio de esto, el Señor apunta a las Escrituras para que puedan verle a Él y su obra redentora en nuestro favor.

Las buenas noticias para ti y para mí son que lo que Dios busca de nosotros es una relación de amor y gozosa dependencia de Él a cada momento. Más que una fórmula para saber qué hacer en cada situación en que nos veamos, en oración podemos reconocer nuestro anhelo profundo de querer ser independientes de Él y, por la obra de su Espíritu en nosotros, podemos correr en arrepentimiento a Él con la confianza de un niño y recibir la ayuda oportuna.

Piensa en esto hasta que tu corazón responda gozosamente en adoración.


Imagen: Lighstock.
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