“Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado a Aquél que los llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente”, Gálatas 1:6.
Lamentablemente, este versículo describe una de nuestras luchas más recurrentes.
Como dice el texto, es sorprendente lo rápido que olvidamos nuestra identidad en Cristo, nuestra adopción, y nuestra justificación, al escuchar miles de voces que diariamente hablan a nuestros oídos reflejando los valores de este mundo.
Son valores e ideas que vemos demasiado importantes como para ignorar en nuestro diario vivir. Nos han convencido que nuestra vida de fe, de alguna manera, no tiene que ver con ellas. Y nos llevan a construir récords de “justicia”, que hace que nos justifiquemos delante de Dios, los demás, y nosotros mismos a nuestra manera.
Es importante aprender a reconocer y entender el origen de estas voces y sus mensajes, los cuales, de manera funcional, se han convertido en “evangelios extraños” para nosotros. Han sido “buenas noticias” que han tergiversado nuestro sentido de dependencia a Dios, haciéndonos sentir autosuficientes en este mundo. Nos han llevado a actuar solo en base a nuestros recursos y razonamientos, desconfiando de la provisión de Dios y su dirección para nuestras vidas.
Estos “evangelios” eventualmente nos llevan a una bancarrota espiritual. Nos frustran, nos cansan, nos derrotan y, al final, reflejan la pecaminosidad que ha echado raíces en nuestro corazón.
Las buenas noticias para ti y para mí son que, en los momentos que sentimos la frustración y la derrota de un “evangelio diferente”, Dios muestra la labor de su Espíritu en nosotros, llevándonos en arrepentimiento y fe a la obra de Cristo en la cruz del Calvario. Es entonces cuando volvemos a recordar y reconocer nuestra condición en Cristo y celebrar su continua provisión, dando como resultado gloria al Padre, y gozo, paz, y significado a nosotros sus hijos.
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.