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El único fundamento para el ministerio juvenil

Recuerdo estar sentado en el auditorio de la Conferencia Nacional del Gospel Coalition del 2009 en Chicago. La sesión había terminado; se nos había mostrado lo glorioso de Jesús, y cómo Él es la única esperanza y fundamento para nuestro ministerio. Mi corazón estaba lleno, y estaba agradecido de que Dios me llamara a ministrar a jóvenes. Los dos amigos que fueron conmigo a la conferencia degustaron el contenido y estaban considerando cómo aplicarlo no solo en sus propias vidas, sino también con los jóvenes a quienes servíamos en nuestra iglesia. En medio de nuestra conversación, otro pastor de jóvenes vino a nosotros y se hizo parte. No sé quién era o de dónde era; lo único que sé es que sus declaraciones me dejaron sorprendido. “Todo esto es muy bueno”, dijo con mucha naturalidad, “aunque no mucho es aplicable para los ministerios de jóvenes. Qué bueno que no tenemos que preocuparnos por usar todo esto con nuestros grupos… “. Creo que ni siquiera le respondí. Muchos de ustedes estarán de acuerdo conmigo en lo absurdo de este comentario. Sin embargo, tristemente, esta es la forma en la que miles de ministerios de jóvenes operan en todas partes. Jesús es lo correcto para la “iglesia grande”, pero no va a mantener a los jóvenes comprometidos.

Jesús está bien para mis devocionales diarios, pero los jóvenes necesitan algo más que capture su atención. Jesús es genial para aquellos que quieren profundizar, pero necesitamos comenzar con algo que los haga venir a las reuniones. En los más de once años que llevo trabajando con jóvenes en diferentes áreas y entornos, he encontrado que la verdad es lo exactamente opuesto. Ministerios enfocados en lo que sea y no en Jesús quizás llenen los asientos a la hora de la reunión, pero no prepararán jóvenes para vivir en el mundo real. Aquel líder de jóvenes en aquella conferencia, junto con cientos o miles de ministros de jóvenes, fracasaron en construir su ministerio en la persona de Jesús.

Comprando la mentira

Los jóvenes tienen diferentes necesidades hoy: aceptación, deseo de pertenecer, disciplina, trabajo, y otras más. Pero en cada cultura y en cada generación, todos ellos necesitan a un verdadero Salvador. Los jóvenes que cada semana asisten a tu iglesia de mala gana y de mano de sus padres tienen una necesidad primordial en sus vidas: ellos necesitan ver que Jesús es el único fundamento sobre el cual pueden construir su esperanza, su gozo y su seguridad. Todo lo demás los dejará necesitando más, buscando más, y sufriendo pérdidas. Hemos comprado la mentira de que si simplemente hacemos que los jóvenes se acerquen a la puerta, los entretenemos y los mantenemos felices, de alguna manera haremos discípulos de ellos en nuestras iglesias. Así que cada par de años buscamos nuevos estilos, sistemas y métodos de hacer ministerio de jóvenes.

En una cultura que cambia rápidamente, buscamos juegos de vanguardia, actividades, salidas, viajes misioneros y fines de semana fuera para mantener a los jóvenes contentos. Pero renovar nuestros ministerios de jóvenes para hacerlos más atractivos no necesariamente resolverá nuestro problema de alcanzar y mantener a los jóvenes. No, el fundamento mismo necesita cambiar. En Isaías 28 el profeta usa la imagen de Cristo como la Piedra Angular sobre la cual la vida debe ser construida. Esta imagen es usada otra vez en 1 Pedro, y Jesús nos enseña que Isaías estaba hablando de Él (Marcos 12:10). Trágicamente, Israel desplazó su esperanza hacia algo más, un trato con Egipto (Isaías 28:15). De la misma manera, muchos líderes de jóvenes han construido su esperanza en otras cosas y no en Jesús. Hemos construido sobre un fundamento que no es la Piedra Angular, y esta es la única que puede permanecer ante las oleadas de la vida que tú y tus jóvenes van a tener que atravesar. Los jóvenes en el 2013 necesitan el mismo fundamento que los del 1950, e incluso aquellos que vivieron en los días de Isaías.

Esto era lo que Adán y Eva necesitaban recordar en el Jardín del Edén, durante la tentación. Solo Dios siempre cumple sus promesas. Muchos de nosotros hemos hecho una especie de tratado con Egipto: un Egipto de entretenimiento, sabiduría, programación y diversión. Pero nuestros jóvenes necesitan algo más útil y Bíblico. Algo que los haga soportar el divorcio de sus padres, el maltrato, la presión para entregar lo que Dios ha preservado para el matrimonio, la guerra, y un sinnúmero de otras cosas. Una vida construida solo en diversión pierde su brillo cuando la vida real golpea. Y créeme, la vida real golpea temprano a muchos de nuestros jóvenes de hoy.

Nuestro llamado

Amar a la juventud lo suficiente para ganarlos por la verdad de Jesucristo, su amor, su perdón hacia nuestros pecados, su abrazo amoroso y sobre todo su sacrificio que hizo posible que fuésemos hecho justos delante de Dios el Padre. Muchos pastores han observado, “Con aquello que los ganas es para aquello que lo que los ganas”. Yo quiero jóvenes que sean ganados por Jesús, no por bromas y juegos.

Yo debo confiar en el Espíritu para que trabaje en medio nuestro, no en mis grandiosos programas. Fuimos llamados a construir nuestras vidas en el firme fundamento de Cristo, la preciosa Piedra Angular, y no seremos avergonzados (1 Pedro 2:4-7). Yo no sé ustedes, pero yo he visto a Dios más que fiel en mi vida. Siempre habrá otro método de cómo hacer ministerio juvenil, o “la mejor manera de alcanzar jóvenes”. Creámosle a Dios y construyamos nuestro ministerio en Jesús y solo en Jesús. Él es el único fundamento firme que tus jóvenes necesitan.

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