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Hace un mes, mi mente estaba llena con las preocupaciones normales de una mamá primeriza anticipando el nacimiento de su bebé. ¿Qué necesitaría comprar para mi bebé? ¿Qué debo llevar al hospital y qué ruta tomar para llegar hasta allí? ¿Quiénes estarán disponibles de nuestra familia para ayudarme después del nacimiento y cuándo deberían llegar? Y de repente, todos conocimos acerca de COVID-19, y me di cuenta de que las semanas que me quedaban de embarazo estarían lejos de ser normales.

Vivo en la ciudad de Nueva York, actualmente el epicentro de COVID-19 en los Estados Unidos. Estoy a cinco semanas de mi fecha probable de parto, y mis expectativas acerca de lo que sería el nacimiento de mi bebé parecieran estar siendo desarmadas, una a la vez.

Primero, mi visita para conocer el hospital fue cancelada, seguida por mi curso para el parto.  Por un tiempo estuvimos preocupados de que a mi esposo no le fuera permitido estar presente en el nacimiento. (Esto ya no es una preocupación, ahora que el Departamento de Salud de Nueva York ordenó que toda mujer embarazada debe estar acompañada por una persona de apoyo mientras está en trabajo de parto). Me he rendido con mi plan original de que miembros de la familia viajaran cientos de kilómetros para ayudarnos después del parto, y es posible que tengamos que evitar a los amigos que viven cerca, si la epidemia todavía está en su etapa más dura.

Echar nuestra ansiedad sobre el Señor no es algo que hacemos una sola vez. Necesitamos hacerlo tantas veces al día como la ansiedad nos ataque

Mientras veo que los hospitales se llenan al máximo, me pregunto si acaso habrá espacio para mí y mi bebé. Detrás de estas preguntas, está la más grande: qué hacer si mi esposo o yo nos contagiamos del virus. Dicho todo esto, ¡este no es el tiempo ideal para dar a luz!

A pesar de estas preocupaciones y decepciones, hay una gran paz disponible para aquellas de nosotras que esperamos bebés en el 2020. Sea que vivas en una comunidad rural o en un centro urbano, que estés esperando tu primer bebé o el quinto, aquí hay cuatro sugerencias sobre cómo hacer frente a las incertidumbres, junto a dos razones para mantener tu esperanza en Dios.

4 tips para hacer frente a las incertidumbres

1) Ora a través de tus miedos con otros

Durante la semana pasada, he pasado más tiempo hablando acerca de los posibles desastres que se ven en el horizonte, que orando acerca de ellos. Pero cuando no estoy orando, no estoy aprovechando los medios que Dios me ha dado para disipar mis ansiedades. ¿Quiero paz que sobrepasa todo entendimiento? Entonces debo seguir el mandato de Filipenses 4:6 de traer mis peticiones delante de Dios con acción de gracias. ¿Quiero que Dios me sostenga a través de las incertidumbres? Entonces debo echar sobre el Señor mi carga, en obediencia al Salmo 55:22.

Echar nuestra ansiedad sobre el Señor no es algo que hacemos una sola vez. Necesitamos hacerlo tantas veces al día como la ansiedad nos ataque, y yo te recomiendo hacerlo con alguien más cuando puedas. Las parejas que están esperando un bebé deben orar juntas. Y aunque quizás ahora no podamos reunirnos con nuestra familia de la iglesia, tus hermanas en Cristo están a tan solo una llamada de distancia. Si alguien te envía un mensaje de texto diciendo que está orando por ti, considera pedirle si tiene unos minutos para orar contigo en una llamada.

2) Confía en tus médicos y ora por ellos

La semana pasada (antes de que el Departamento de Salud actualizara sus pautas de acción), me senté frente a uno de mis médicos después de una ecografía de rutina y le pregunté si estaría permitida la compañía de mi esposo durante el parto. Yo estaba lista para armar una discusión pero mirar a sus ojos, detrás de su mascarilla protectora, me detuvo. Pude escuchar en su voz el peso de la responsabilidad que él sentía. “No sé”, dijo. “Hablamos sobre eso todos los días. Queremos hacer lo mejor”.

Limitar tu inmersión en la web es una buena práctica en cualquier ocasión, pero es especialmente relevante si estás embarazada y ansiosa

La seriedad con la que tomó la pregunta me hizo ver que él y otros que toman decisiones médicas, están haciendo elecciones difíciles para protegernos a nosotros, sus pacientes. Los que trabajan en el sector de la salud están tratando de mantener a los pacientes con COVID-19 vivos y a los que no lo tienen, tratan de mantenerlos sanos.

Voy a orar para que mis proveedores de salud tomen decisiones sabias, incluso si estas no encajan con mis expectativas antes del coronavirus.

3) No pases todo el día en Internet

Hay buena evidencia de que un tiempo extendido en las redes sociales y las páginas web de noticias incrementan la ansiedad y la desesperación.

Limitar tu inmersión en la web es una buena práctica en cualquier ocasión, pero es especialmente relevante si estás embarazada y ansiosa. De alguna manera, pareciera que si podemos encontrar suficiente información, podremos descansar nuestros corazones y nuestras mentes. Falso. Puedes encontrar buenas noticias, pero también encontrarás muchas noticias siniestras. Debemos aceptar que nadie conoce el futuro, nadie sabe cómo afecta exactamente el COVID-19 a las mujeres embarazadas y sus bebés, y nadie sabe cómo estará la situación el día que empiece tu parto.

En lugar de estar actualizando las web de noticias y googleando estudios médicos, da una caminata al sol (si tienes esta posibilidad, o dentro de tu casa), mientras escuchas canciones de consuelo. Ora un salmo. Lee un libro. Prepara una receta. Abraza la finitud de tu conocimiento y haz tu mejor esfuerzo para vivir en el presente.

4) Encarga tu hijo a Dios

Ahora es un excelente momento para empezar a aumentar tu confianza a través de la oración y el estudio de la Biblia, porque vas a necesitar esa confianza por el resto de la vida de tu hijo.  Es fácil suponer que si Dios nos salva a nosotras y nuestros hijos a través de este tiempo aterrador, entonces —luego de eso— ya no tendremos que preocuparnos. Pero como el pueblo de Israel que dudó de Dios justo después de que pasaron el mar Rojo, vamos a enfrentar ansiedad no relacionada con el COVID-19 tan pronto como nuestros bebés se enfermen de su primer sarpullido o tengan su primer golpe en la cabeza.

No hay mejor tiempo que ahora para desarrollar el hábito de orar por tu bebé a la luz de la Palabra

No hay mejor tiempo que ahora para desarrollar el hábito de orar por tu bebé a la luz de la Palabra, que está llena de promesas de Dios.

Dos motivos de esperanza

1) Dios es el autor del instinto maternal

Podrías sentir que a Dios no le importa tu bebé de forma tan intensa como te importa a ti pero, de hecho, tu cuidado ferviente por tu hijo es una versión menor del amor de Dios por su pueblo.  El profeta Isaías pregunta:

“¿Puede una mujer olvidar a su niño de pecho, Sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Aunque ella se olvidara, Yo no te olvidaré”, Isaías 49:15.

Así como una buena madre nunca olvida a su bebé, Dios no te va a olvidar. Confía en que Dios te dio instintos para proteger a tu bebé que hacen eco de su propio compromiso de cuidar a su pueblo.

2) Dios es tan soberano como lo ha sido antes

¡Oh! ¡Haber dado a luz en los días serenos del 2019! Sin embargo, cuando vemos hacia atrás en lo que pareciera ser una época más segura, olvidamos que en toda era vivimos bajo la vigilante providencia de Dios.

Yo no sé lo que Dios ha planeado para mi vida o la de mi bebé. Pero me aferro a las palabras probadas y verdaderas de Romanos 8

El parto siempre ha sido peligroso. Si pasas algún tiempo estudiando historia, encontrarás que la mayoría de las mujeres a través del tiempo no pudieron sobrevivir al parto. Aún hoy, las tasas de mortalidad materna son altas en muchas partes del mundo. El Libro de la oración común incluye una oración por aquellas mujeres que regresaban a la iglesia luego de un parto seguro, agradeciendo a Dios por su preservación durante “el gran peligro del nacimiento”.

Y el parto siempre ha sido seguro en el sentido de que Dios nos protegerá de cualquier daño que no sea parte de su plan soberano. Él protegió a los bebés israelitas del edicto asesino del Faraón a través de los actos justos de las parteras hebreas (Ex. 1:15-22). Él protegió a Moisés de los cocodrilos del Nilo (Ex. 2). Él protegió a María de una fatal preeclampsia y una infección postnatal, y cualquier número de cosas que podrían haberle quitado la vida o la vida del Mesías.

Yo no sé lo que Dios ha planeado para mi vida o la de mi bebé. Pero me aferro a las palabras probadas y verdaderas de Romanos 8: “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien” y que “ni la muerte, ni la vida… ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (v. 28, 38-39). No sé lo que traerán las próximas cinco semanas o los próximos cinco meses, pero creo, como Adoniram Judson escribió, que “las perspectivas son tan brillantes como las promesas de Dios”.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por María Fernanda Agudelo.
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