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No comprendo a los cristianos que ven Juego de tronos. Eso es lo que dije recientemente. Y después de un montón de comentarios en el blog y en Facebook, aún no lo comprendo.

Me parece que esta cuestión es lo suficientemente importante; no el programa en sí, sino el principio más grande que está en juego. Tanto así que pienso que vale la pena un artículo de seguimiento. Déjenme mencionar rápidamente un número de críticas comunes, y terminar con un punto importante.

1. ¡No has visto el programa! Cierto, pero nadie ha intentado refutar que Juego de tronos está lleno de escenas de sexo gráficas. Así que los hechos no han sido disputados.

2. ¿No te gusta? ¡Pues no lo veas! Ese sería un buen punto si el argumento fuera con respecto a preferencias y gustos. Pero, ¿que dirías si tu hijo intentara defenderse así con respecto a ver pornografía?

3. La Biblia está llena de sexo y violencia. Esta es una réplica popular, pero no convence. Nadie está argumentando que leer sobre el pecado, inclusive ver pecado, es necesariamente pecaminoso. Pero hay un mundo de diferencia entre una descripción breve de pecado (David se acostó con Betsabé), un poema lleno de metáfora sobre el amor romántico (Cantares), o un capítulo sobre lo horrible que es el adulterio espiritual (Ezequiel 16). Hay una razón por la cual la Biblia habla de los deseos de los ojos. La piel y el sexo que se muestra en Hollywood tiene como propósito excitar al que lo ve. Eso busca hacer. Es parte de la atracción. En contraste, la Biblia nunca busca una excitación impía, sino todo lo contrario. El libro sexual más explícito en la Biblia celebra el placer del amor matrimonial usando lenguaje metafórico diseñado no para provocar pensamientos impropios, sino para apreciar la belleza de lo que Dios ha creado para un hombre y una mujer.

4. Las escenas sexuales y los desnudos no me afectan. Sin duda, todos somos diferentes, pero dudo que las personas que dicen eso se conocen tan bien como creen. Y si ver lo que Dios prohíbe no nos afecta, esa no es una buena señal.

5. Mi conciencia no se ve afectada. La conciencia puede fallar (He. 10:22). Puede que no sintamos la convicción de pecado cuando deberíamos (1 Ti. 4:2). Dios cubrió la desnudez de Adán y Eva (Gn. 3:21). Job hizo pacto con sus ojos (Job 31:1). Y a los cristianos se les manda vestirse con modestia (1 Pe. 3:3-4). Las escenas sexuales deberían afectarnos.

6. ¡Ya basta de juzgar y traer vergüenza! Juzgar con exageración viene de un espíritu que busca censurar todo en extremo. Pero los cristianos hacen evaluaciones morales todo el tiempo, como por ejemplo, argumentar que un programa de televisión no es apropiado, o que un artículo de blog es demasiado crítico.  

7. Cierro los ojos durante las partes malas. Eso es mejor que no hacer nada, supongo. Pero ¿qué tan confiable es andar echando vistazos para ver cuándo se acabó la parte mala? ¿Y qué tan importante es ver HBO, tanto como para hacer lo necesario para no quedarnos fuera de lo que todos hablan? Algunos mencionan que usaron programas de filtro para cortar las malas partes. Esa es una mejor opción.

8. La mayoría de los programas tienen cosas buenas y malas. La historia y el arte del programa pesa más que las malas escenas. Pero todos están de acuerdo (espero) que algunos elementos son tan malos que las cosas buenas no lo valen. Es como comprar la revista Playboy para leer los artículos. O como hojear una revista de trajes de baño para disfrutar de las playas en las fotos. Está bien, el arte en Juego de tronos es más impresionante (por lo que oigo) que estos intentos explícitos a la estimulación sexual que mencioné. Pero de nuevo, por lo que oigo, las escenas sexuales en Juego de tronos son también bastante explícitas.

9. Veo el programa para hablar con mis compañeros de trabajo sobre el evangelio. Estoy dispuesto a apostar que el número de no creyentes que se están convirtiendo a Cristo a través de pláticas sobre Juego de tronos es bastante bajo. Quizá pudiéramos llegar al evangelio más rápido explicándoles con gentileza por qué no vemos el programa.

10. ¿Qué no tenemos cosas más importantes de qué preocuparnos? De todos los argumentos malos que se hacen en las redes, este es el peor. Siempre hay otras mil cosas importantes de las que podríamos hablar. Pero también hay otras mil cosas más importantes que podríamos hacer en lugar de ver escenas sexuales gráficas en la televisión.

El corazón del asunto

El problema con estos contra-argumentos es que la mayoría de ellos asumen algo de manera implícita: que el participar de entretenimiento sensual es un área gris de la libertad cristiana. No lo es.

Lo que me lleva a un punto importante: no he leído un solo buen argumento diciendo que es legítimo para los cristianos ver escenas sexuales gráficas.

Comenzando desde Adán y Eva buscando hojas de higuera (Gn. 3:10), a la deshonrosa desnudez de Noé (Gn. 9:21), al vergonzoso episodio de los traseros expuestos de los hombres de David (2 S. 10:4), la Biblia sabe que estamos en un mundo caído en donde ciertas partes de nuestro cuerpo deben estar cubiertas. Ciertamente eso es precisamente a lo que se refiere Pablo cuando dice que “las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra” (1 Co. 12:23). Por eso las llamamos partes privadas. Fuera del matrimonio, no debemos mostrarlas, y no debemos verlas. ¿En serio hay alguien que piensa que el apóstol Pablo (o cualquier otro apóstol, o Jesucristo mismo) no tendría problema con la sensualidad que predomina en Juego de tronos (y en mucho de nuestro entretenimiento)? No estamos hablando de estatuas de marfil, o un documental del holocausto, o un doctor examinando a un paciente. Estamos hablando de dos personas desnudas haciendo lo que las personas desnudas hacen cuando están juntas. Quita de en medio la televisión. ¿Irías a un cuarto privado y mirarías por un agujero para ver algo así? ¿Hay alguien que piensa que deberíamos dar gracias por algo así? ¿O que es algo que hacen los cristianos maduros?

Si hay cristianos serios leyendo este artículo que de veras sienten que está bien ver desnudos y sexo gráfico, con humildad te desafío a tomarte una semana para orar a diario y preguntarle a Dios si estás escuchando al Espíritu y leyendo la Palabra correctamente en esta cuestión. Todavía mejor, tómate una semana para orar, y durante esa semana desintoxícate de cualquier cosa que tenga tinte sexual explícito o provocativo. Puede ser que veas con nuevos ojos lo que en este momento ves cómodamente.

Puede ser que disciernas una convicción persistente de pecado que has estado ignorando, diciendo que es religiosidad. Y al comprender la manera casual en la que vemos el pecado sexual, ¿pudiera ser que te estás perdiendo de gracia, perdón, y de la pureza de corazón con la que es una bendición ver al Señor (Mt. 5:8)?

Me ha pasado que he visto algunos minutos de películas para adolescentes qué veía cuando yo era uno. Y me espantan las cosas que no afectaban mi conciencia entonces, pero sí ahora. Estamos tan sumergidos en sensualidad que muchos cristianos no tienen idea de lo acostumbrados que están a ello.

Esta no es una cruzada para censurar un programa en particular. El programa no es el punto. Pero mientras me consideren joven y conocido, quiero hacer todo lo que pueda para sonar la campana de la santidad, y sonar la alarma contra todos los lugares altos que ni siquiera reconocemos.

Solo en una cultura como la nuestra, híper sexual y saturada de pornografía, podríamos pensar que las escenas sexuales gráficas no son la gran cosa, o que vale la pena verlas por el brillante guión. No puedo imaginar cómo alguien creciendo en su comunión con el Dios de la Biblia querría ver más sexo y desnudos, o que alguien haya encontrado que los programas como Juego de tronos son una seria bendición que nos ayudan a ver y disfrutar de Cristo. Nos convertimos en lo que vemos. Así que, ojos, cuidado con lo que vemos.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Emanuel Elizondo.
Imagen: Lightstock.
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