¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

La Biblia es una gran historia. De inicio a fin, es el gran relato de quién es Dios y cómo Él rescata a la humanidad. Cada página de la Escritura revela más de la historia en un crescendo hasta revelar la cima del monte Calvario, donde el amor del cielo ahogó la maldad de la tierra. Si esto es verdad, entonces cada libro de la Biblia agrega más a esa revelación progresiva y el libro de Daniel no es la excepción. 

Lamentablemente, Daniel y el resto del Antiguo Testamento han sido con frecuencia abandonados a la hora de predicar y enseñar. Como pastores, maestros o padres de familia, tendemos a enseñar del Nuevo Testamento con más regularidad y, cuando acudimos al Antiguo Testamento, lo hacemos para obtener lecciones morales: «sé valiente como Josué» o «sé fiel como Noé».

Sin duda, los personajes del Antiguo Testamento son ilustraciones pertinentes de valores morales en algunos casos y, en otros, de las consecuencias de una vida de desobediencia. Pero ¿es eso todo lo que encontramos en libros como Daniel? No lo creo.

Examinemos dos pasajes del libro de Daniel que nos muestran cómo este profeta nos apunta al evangelio. 

La necesidad de un Salvador

«En el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jerusalén y la sitió» (Daniel 1:1).

El libro de Daniel inicia con malas noticias: Jerusalén estaba por caer. Esto no era sorpresa, Jeremías lo había profetizado (Jr 25:8). Después de tanto tiempo de rebeldía por parte del pueblo, Dios anunció que Babilonia tomaría la ciudad y traería destrucción a menos que se arrepintieran de sus malos caminos. Desde luego, Israel escogió la muerte en lugar de la vida. En las palabras de Juan, «amaron más las tinieblas que la luz» (Jn 3:19). 

Daniel fue capturado durante la caída de Jerusalén. Era un joven, probablemente menor de dieciocho años de edad. De un momento a otro, se encontró sin padres, sin familia, sin ciudad y sin libertad. De hecho, Daniel nunca volvió a ver su ciudad natal. Por eso este libro comienza mostrando dolor, cautiverio, esclavitud. 

Tal como Dios expulsó a Adán y Eva del jardín, Israel fue expulsado de la tierra prometida. Rechazaron a su Rey y rechazaron ser sus súbditos. Ahora se encontraban en Babilonia, el mismo lugar donde la torre de Babel fue construida (Gn 11:1–9). Un lugar que representa desobediencia, maldad y a la humanidad en su peor condición y que, por cierto, lo volveremos a ver en el futuro (Ap 17).

El libro de Daniel es una prueba más de que en Dios hay perdón para pecadores

Israel estaba perdido, pero no el plan mesiánico. Los protagonistas en este libro no son Daniel, ni sus amigos, ni Israel y mucho menos Babilonia. Dios y su reino prometido están en el centro del libro. El libro de Daniel inicia presentando problemas y la necesidad de salvación, pero Dios siempre da la solución y rescate.

La promesa del Salvador

«En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo. Desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre» (Daniel 2:44).

Sí, en Daniel encontramos historias asombrosas —como Daniel rehusando comer la comida del rey, dentro del foso de los leones o sus amigos en el horno de fuego— pero todas ellas están dentro del propósito general del libro. Es decir, se conectan con cada visión que tuvo durante su ministerio profético.

Así como Daniel fue rescatado de los leones y así como sus amigos fueron rescatados del horno ardiente, así también Israel y el mundo será rescatado a través de un reino eterno. Este reino, a diferencia de Israel que se encontraba en cautiverio, jamás será entregado a nadie más. Será un reino perfecto y poderoso como nunca antes lo ha sido un reino. Pondrá fin a todos los otros reinos y saldrá victorioso para permanecer estable por siempre. 

El lector original de Daniel descansó al leer este libro. ¡Aún hay esperanza! El rescate aún viene. A pesar de nuestra maldad y aun en medio de nuestro cautiverio, Dios se mantuvo fiel ante nuestra infidelidad. Así Daniel representa el evangelio en su esencia fundamental: Dios rescata a los pecadores que se arrepienten. Por eso Daniel ora: «Oh SEÑOR, nuestra es la vergüenza del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra Ti. Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón  porque nos hemos rebelado contra Él» (Dn 9:8-9). 

El evangelio según Daniel es el mismo que el del resto de la Biblia, pues somos pecadores en urgente necesidad de un rescate

El libro de Daniel es una prueba más de que en Dios hay perdón para los pecadores. De hecho, los santos del Antiguo Testamento y los del Nuevo son salvos de la misma manera: por medio del arrepentimiento de pecados y la fe en el Dios Salvador. Al final de su libro, Daniel enfatiza que un día habremos de resucitar para vida eterna (Dn 12:1–2), que es lo que Jesús afirmó más adelante cuando dijo: «Yo soy la resurrección» (Jn 11:25). 

El mensaje central de Daniel

El libro de Daniel nos enseña a ser tenaces en nuestra vida espiritual, orar constantemente y mantenernos firmes ante las presiones del mundo. Pero sin lugar a dudas, su propósito es brindar esperanza en el Dios que perdona pecados. Así lo leyó su audiencia original. El punto es que estaban en Babilonia porque lo merecían; eran pecadores y rebeldes. Pero Dios ofrecía lo que no merecían: reino, perdón y vida.

El evangelio según Daniel es el mismo que el del resto de la Biblia, pues somos pecadores en urgente necesidad de un rescate. Si nos adelantamos un poco en las páginas de la Escritura, llegamos a los Evangelios y nuestro corazón late rápidamente cuando escuchamos a Jesús asegurar que «el reino se ha acercado, arrepiéntanse y crean en el evangelio» (Mr 1:15). El reino profetizado en Daniel fue inaugurado por el Mesías Jesús. El Rey sí vino. El rescate sí llegó y hoy aguardamos la consumación del plan de Dios. Nuestra oscuridad no pudo más que su luz. Nuestra maldad no fue más que su gracia.

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando