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¿Hasta dónde puedes llegar en el Antiguo Testamento antes de comenzar a sentir la fricción de la lectura diaria de la Biblia? Sabemos que la resistencia es buena para nosotros, como la que sentimos cuando hacemos ejercicio, pero a menudo no la disfrutamos…como cuando hacemos ejercicio. Para muchos, es simplemente más difícil despertar temprano para leer el libro de Números en marzo que para leer Génesis en enero. Los días pueden comenzar a sentirse como pasar una temporada en el desierto.

A pesar de que 2 Timoteo 3:16 resuena en la parte posterior de nuestra cabeza, “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil…”, la experiencia de leer nuestra Biblia puede parecer un poco como ver a la abuela utilizar un smartphone. Ella sabe que puede hacer mucho más de lo que hace con él, pero está pérdida sin alguien que le muestre (siete u ocho veces) cómo tomar una foto, activar el Bluetooth, o escuchar un podcast.

Estas cosas les sucedieron como ejemplo

En 1 Corintios 10, el apóstol Pablo se sienta con nosotros, como en una habitación llena de abuelas, para explicar cómo leer a Moisés en nuestra lucha diaria contra el pecado y en la búsqueda de alegría. Comienza recordando a sus lectores del Éxodo y del deambular de Israel en el desierto (1 Corintios 10:1-5). Explica que su esperanza estaba en última instancia en Cristo, a pesar de que Jesús no iba a nacer en más de mil años (1 Corintios 10:4). Entonces escribe, como si estuviera hablando a una multitud de veinteañeros de hoy, “Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron” (1 Corintios 10:6).

Y digo veinteañeros, debido a que las próximas cuatro cosas que dice son muy relevantes para la nueva generación de cristianos. Las mismas tentaciones que estaban asesinando a los creyentes bajo Moisés están librando una guerra espiritual contra los creyentes de hoy: entretenimiento, inmoralidad sexual, impaciencia y contentamiento. Pablo termina el párrafo diciendo: “Estas cosas les sucedieron como ejemplo, y fueron escritas como enseñanza para nosotros, para quienes ha llegado el fin de los siglos” (1 Corintios 10:11).

Estas cuatro advertencias fueron duras para Israel, pero hechas por Dios para ti y para mí.

1. ¿Te distraes con el entretenimiento?

No sean, pues, idólatras, como fueron algunos de ellos, según está escrito: “El pueblo se sentó a comer y a beber, y se levanto a jugar” (1 Corintios 10:7, citando Éxodo 32:6).

Pablo cita (o alude a) Moisés para cada una de estas amonestaciones. Claramente tenía pasajes o eventos particulares en mente como pastor de las iglesias de su época. En este caso, cita Éxodo 32. Moisés se reúne con Dios en la montaña. Se iba a reunir con Dios. La reunión duró más de lo que las personas esperaban, se aburrieron y desinteresaron (Éxodo 32:1).

Le pidieron a Aarón otro dios, él les hizo un becerro de oro, “y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a regocijarse” (Éxodo 32:1-6). Ordenaron comida, pusieron Netflix, y navegaron a través de las redes sociales, todo al mismo tiempo.

No dispuestos a esperar a Moisés (y a Dios), decidieron entretenerse en su lugar. Nos ocuparemos de la impaciencia más tarde, pero el punto aquí es que el entretenimiento es un dios fácil y vacío. ¿Has desistido al esperar que Dios se mueva –revelándose en su Palabra, para ayudarte a tomar una decisión importante, para darte sanidad o la reconciliación que has estado pidiendo— y decidiste distraerte con algo divertido en su lugar?

2. ¿Estás experimentando con el pecado sexual?

Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y en un día cayeron veintitrés mil. (1 Corintios 10:8, refiriéndose a Números 25:1-9).

Tenemos la tendencia a pensar en los Estados Unidos de hoy en día como el grupo más promiscuo y degenerado de la historia. Probablemente estamos equivocados. La inmoralidad sexual era tentadora y esclavizadora mucho antes de la pornografía online o de las bodas entre homosexuales.

En Números 25, los hombres de Israel comenzaron a dormir con mujeres extranjeras prohibidas (Números 25:1), a tal punto que un hombre valientemente trae su inmoralidad sexual ante toda la congregación (25:6). Él sabía que Dios había prohibido esta relación, y, sin embargo, no solo él se entregó a ella, luego hizo alarde de su inmoralidad ante la gente. Experimentó una sexualidad, contraria a las órdenes claras de Dios, y luego se jactó de ella.

Él y la mujer fueron muertos por una lanza (Números 25:8). ¿Demasiado severo? Moisés quiere que veamos que merecemos eso, y mucho más de Dios si permitimos el pecado sexual.

Dios trajo una plaga contra el pueblo debido a su inmoralidad sexual, y murieron 24,000 (Números 25:9). Como punto de referencia, piensa en la universidad más grande que conoces. Es posible que tenga menos de 24,000 estudiantes. Y todos ellos muertos a causa de la inmoralidad sexual.

Moisés dijo que toda esa muerte ocurrió por su bien —una lanza a través de un vientre, una plaga acabando con miles— de manera que tú y yo sintamos la terrible ofensa que es el pecado sexual, y huyamos de ella.

3. ¿Te niegas a esperar?

Ni provoquemos al Señor, como algunos de ellos Lo provocaron, y fueron destruidos por las serpientes. (1 Corintios 10:9)

En Números 21, las personas habían salido de Egipto, y habían estado en el Monte Sinaí. Ahora, están en camino hacia la tierra prometida. Moisés cuenta la historia, “Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; Y el pueblo se impacientó por el camino. Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés…” (Números 21:4-5).

¿Cómo actuarías en ese camino largo y difícil de Egipto a Canaán? ¿Se siente tu vida así algunos días (o meses o años)? Dios había salvado a Israel de la esclavitud cruel y violenta. Y prometió llevarlos a su propia tierra de seguridad y prosperidad. Pero ellos no podían esperar.

¿Cómo respondió Dios a su impaciencia? El envió serpientes venenosas al interior del campamento, y muchos murieron (Números 21:6). Y se arrepintieron (Números 21:7). ¿Haremos igual nosotros? Después de haber sido rescatados por Dios del interminable juicio y la destrucción, ¿estamos dispuestos a esperar una semana más, un año más, o diez años para que Él responda a nuestras oraciones?

Dios escuchó sus súplicas y les dio un camino para su salvación (Números 21:8-9). Jesús nos dice que la escena estaba destinada para ayudarnos a esperarlo. “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo el que crea en él tenga vida eterna” (Juan 3:14-15). Dios está esperando para salvarte y satisfacerte, si estás dispuesto a confiar en Él y esperar.

4. ¿Estás siempre infeliz?

Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron, y fueron destruidos por el destructor (1 Corintios 10:10).

Israel se quejaba de todo. Se quejaban de no tener nada de beber (Éxodo 15:24). Se quejaron de su comida (Números 11:4-6). Se quejaban de estar en el desierto (Éxodo 16:2). Luego se quejaban de dejar el desierto (Números 14:2). Se quejaban de sus enemigos (Números 14:3). Incluso se quejaron de ya no estar en esclavitud (Éxodo 16:3).

¿Cómo responde Dios a las quejas?

“Verdaderamente, vivo yo…ninguno de los hombres que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto, y sin embargo me han puesto a prueba estas diez veces y no han oído mi voz, verá la tierra que juré dar a sus padres. Y ninguno de los que me despreciaba, lo verá”. (Números 14:21-23)

Quejarse contra Dios es despreciarlo. Ese es un mensaje aleccionador para mí el día de hoy. Dios acabó con la generación del desierto para mostrar a todas las generaciones después de ellos la gravedad de la falta de fe, para mostrarnos las consecuencias de quejarse de cómo y cuándo Dios obra en nuestra vida.

Los redimidos soportan las dificultades y los inconvenientes de manera diferente. Pablo escribe: “Hagan todo sin murmuraciones ni discusiones, para que sean irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecen como luminarias en el mundo” (Filipenses 2:14 -15).

En un mundo lleno de quejas, las personas que son “tristes, pero siempre alegres” (2 Corintios 6:10) brillarán intensamente y atraerán la atención de la gloria de su proveedor y Guardián en el cielo.

Huye de la idolatría

¿Se pueden resumir las cuatro advertencias en una sola? “Por tanto, amados míos, huyan de la idolatría” (1 Corintios 10:14). Él lo dice al principio del párrafo (1 Corintios 10:7) y al final (1 Corintios 10:14). Hemos aprendido de Israel en Éxodo y Números que la idolatría puede ser entretenida; que puede seducirte y despertar tu curiosidad; que puede hacerte impaciente e infeliz; y que puede matarte. Huye de ella, y corre a Dios.

Con advertencias severas, Pablo nos da una invitación y una promesa.

Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla (1 Corintios 10:12-13)

Dios es fiel. Él está dispuesto a caminar contigo y mantenerte a través de cada circunstancia e incoveniencia. Él no solo se queda parado viendo qué haremos: Él promete proporcionar un camino fuera de la tentación y hacia la alegría de ser hechos como él. Él crea la vía de escape y espera para recompensarnos con más de sí mismo.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Sergio Paz. Crédito de imagen: Lightstock.
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