“Pero para mí, estar cerca de Dios es mi bien; En Dios el Señor he puesto mi refugio Para contar todas Tus obras”, Salmos 73:28.
Muchas veces pasamos los días viviendo como si Dios no estuviera en control de este mundo obrando en nuestras circunstancias y llevando a cabo su plan de redención, de reconciliación y restauración.
El ritmo de nuestra sociedad contemporánea nos deja a la deriva de las eventualidades diarias y somos llevados de un lado a otro, de una crisis a otra, sin un sentido aparente de dirección o propósito. Así nos volvemos inconscientes de las obras de Dios a nuestro alrededor, en nosotros mismos, y aún a través de nosotros.
Como cristianos, nos es necesario reconocer la soberanía de Dios en las actividades del día y pedirle que abra nuestros ojos para ver esas distracciones, imprevistos, y crisis diarias como oportunidades para depender de Él y verle obrar en una forma especial.
El Señor Jesús también tuvo eventualidades diarias. Sin embargo, Él reflejaba este entendimiento. Él sabía que estaba exactamente en el lugar y la circunstancia que el Padre tenía para Él. No había crisis, prisa a la siguiente cita, o preocupación por cambios en la agenda.
Aunque tenemos muchas responsabilidades y compromisos importantes, la buena noticia es que Jesús vino a librarnos de un corazón que divaga. Él vino a ayudarnos a estar conscientes de su obra en medio de las actividades diarias, y así buscar vivir para su gloria y el bien de este mundo.
Piensa en esto hasta que tu corazón responda gozosamente en adoración.