¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Es otro día de trabajo. Llegas al lugar donde pasas varias horas a diario y otra vez sientes ese profundo desaliento. Hubo un avance y tu jefe o compañero de trabajo le dio el crédito a alguien que no eres tú. O hubo una falla y la atribuyen otra vez a ti cuando sabes que todo fue un error del equipo.

Tal vez esta sea tu situación, o alguna parecida. Todos en algún momento conocemos lo que significa que nuestro trabajo no sea apreciado. Sentimos cómo esto nos quita la motivación para seguir trabajando en donde estamos.

¿Cómo podemos confiar en el Señor en momentos así?

La aprobación que más importa

El creyente tiene la tarea diaria de recordarse el evangelio, ese mensaje que revoluciona nuestro pensar y sentir en cuanto a quién servimos y quiénes somos delante de Él.

El evangelio nos dice: “Tu pecado te separaba de Dios, su castigo estaba sobre ti… pero Jesús se acercó, vino, vivió una vida perfecta, murió y tomó ese castigo en tu lugar, y resucitó. Cristo vive, está sentado gobernando al lado de su Padre, y ellos reinan en gloria y obran bien para tu vida segundo a segundo. Él se acercó, extendió su mano de gracia, te rescató de tus pecados, te dio vida espiritual. Te regaló ojos para verlo y un corazón para atesorarlo”.

Estas verdades deben transformar nuestra manera de vivir incluso en el trabajo. Todos queremos la aprobación y el aplauso de nuestros jefes, compañeros laborales, o nuestros esposos e hijos (si trabajamos en casa), pero ya tenemos la aprobación más satisfactoria y necesaria en Dios por el sacrificio de Cristo.

Esto cambia nuestras horas en el trabajo trayendo gozo incluso cuando otros no aprecien lo que hacemos y nuestro esfuerzo. De hecho, mientras más abrazamos el favor que tenemos en Cristo, más dispuestos estaremos a permanecer escondidos en Cristo para que Él brille. Esa es la meta de todo cristiano (Col. 3:3-4).

Cuando entiendes el favor y la identidad que tienes en Cristo, entiendes también que el Señor no te llama a ganarte el aplauso de las personas sino a ser fiel en donde estés.

Los creyentes queremos que Cristo sea quien tome la plataforma y sea visto en nosotros y a través de nosotros. El Señor quiere y hará que nuestro mayor deseo sea que Él sea conocido por medio de nuestras palabras, actitudes, ética, y transparencia.

Dios te llama a ser fiel

Cuando entiendes el favor y la identidad que tienes en Cristo, entiendes también que el Señor no te llama a ganarte el aplauso de las personas sino a ser fiel en donde estés.

Esto requiere trabajar como para el Señor (Col. 3:22-23). Esto requiere servir con excelencia, orden, gozo, amor, responsabilidad, y esfuerzo; cosas que vienen de tu Señor y Salvador, quien suple todo esto cuando reconoces que dependes de Él. Así entenderás y vivirás la verdad liberadora de que Dios te llama a ser fiel. Si eres fiel en el lugar en que Dios te tiene, entonces estás viviendo conforme a su voluntad.

Por lo tanto, antes de querer buscar otro trabajo, deja que el Señor examine tu corazón y vive a la luz de todo esto. Entonces podrás entender si Dios quiere que permanezcas en ese trabajo o que, con su guía y ayuda, busques otro dejando que estas verdades penetren tu corazón

Dios es soberano sobre tu trabajo

En medio de tu situación, recuerda que el Señor te ha puesto justo en donde te encuentras ahora. Su mano soberana ha puesto a tu jefe y a tus compañeros de trabajo cerca de ti para tu bien (Ro. 8:28). Tu vida no es un mero accidente donde todo salió mal. Como John Piper ha dicho, “Dios siempre está haciendo 10,000 cosas en tu vida, y tú puedes estar consciente de tres de ellas”.

Si eres un pecador redimido por la gracia en Cristo, esto se aplica completamente a ti. Dios no te ha dejado a merced de personas que no ven, ni aprecian, ni motivan tu trabajo. Hay propósitos eternos para cada hora que pasas en tu trabajo con esas personas. Por lo tanto, cobra ánimo al recordar la soberanía de Dios y sé fiel a Él.

Dios está obrando en tu corazón para hacerte más como Cristo. Estás seguro y sostenido en sus brazos de amor. ¿Hay algo más consolador y alentador que esto?


IMAGEN: LIGHTSTOCK.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando