¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

Nota del editor: El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.


Dan Block, un oyente en Kansas City, Missouri, escribe para preguntar: “Pastor John, usted ha escrito una gran cantidad de libros, con frecuencia da charlas y sus palabras llegan muchos cristianos alrededor del mundo. Pero, ¿cómo se asegura de que lo que está diciendo o escribiendo está alineado con el deseo de Dios, Su corazón y voluntad? Usted tiene influencia sobre tanta gente, así que ¿cómo se asegura de que sus interpretaciones de la Palabra de Dios están alineadas con la intención de Dios?”

1) Lo primero que hago es tomar seriamente esta pregunta. Y la he tomado en serio durante unos 50 años. Y la razón por la que la tomo en serio es porque la Biblia la toma en serio de igual manera. Una persona como yo —y he estado en este camino por mucho tiempo— que le encanta escribir y que tiene que escribir con el fin de saber lo que piensa, y que luego también le gusta compartir lo que ha visto y lo que ha descubierto con los demás, una persona como esa necesita estar consciente de las advertencias que la Biblia da sobre los peligros que están delante de mí, o de esa otra persona.

Por ejemplo, Santiago 3:1-2, “Hermanos míos, que no se hagan maestros muchos de ustedes, sabiendo que recibiremos un juicio más severo. Porque todos fallamos de muchas maneras. Si alguien no falla en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo”. Por lo tanto, cuando Santiago dice que no muchos deberían ser maestros, está admitiendo que Dios llama a algunas personas para que abran sus bocas y expliquen la Biblia y escriban algunas cosas que pueden ser útiles a otras personas para su comprensión de la palabra de Dios. Por lo tanto, el punto de Santiago 3:1 no es que esté mal ser un maestro. Es simplemente arriesgado, muy arriesgado. Y nadie debe apresurarse en esta tarea. Por lo tanto, hay un temblor que esta pregunta debe producir en mí y en otros. 

Me he preguntado a lo largo del camino si los versos en Eclesiastés y Proverbios deben evitar que yo escriba y hable tanto. Eclesiastés 5:2, “No te des prisa en hablar, ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra. Por tanto sean pocas tus palabras”. He escrito millones de palabras. Eso no es “poco”. O Proverbios 10:19, “En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente”.

Esos pasajes deben producir en una persona como yo el hacer una pausa, y lo han hecho. Pero después de que han producido esta pausa, lo que creo que quieren decir, básicamente es: En la presencia de Dios, no creas que vas a ser escuchado o impresionar por tus muchas palabras. Y en conversaciones, ten cuidado con las personas que hablan interminablemente, que nunca van al grano y que crean neblina en lugar de claridad y esquivan el problema con muchas palabras y palabras lisonjeras. Ten cuidado. No seas uno y no te dejes atrapar por uno de ellos. En otras palabras, la abundancia de palabras en oración y la abundancia de palabras en la conversación puede ser un signo de hipocresía, y de que tu corazón está mal y que algo estás ocultando.

Por lo tanto, mi primera estrategia en respuesta a la pregunta es: Ten cuidado y se apercibido de los peligros de hablar, escribir, y enseñar.

2) He tratado de desarrollar la mentalidad que mide intiuitiva e instintivamente, prácticamente todas las verdades y cada actitud a traves de la Biblia. Intento tratar mi mente como una concordancia. Y cuando estoy frente a una pregunta acerca de lo que debería pensar sobre algo, o lo que debería sentir al respecto, escribo en el teclado de mi mente ideas o palabras relevantes, y pulso el botón y empiezo la concordancia revisando a ver qué pasajes o versículos en la Escritura emergerán que arrojen luz sobre esto. 

Me pongo muy nervioso acerca de la gente que se oponen tanto a probar el texto que nunca piensan en términos de los textos. Pienso que exactamente lo contrario debe ser enseñado a las personas. “Antes bien, examínenlo todo cuidadosamente, retengan lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). No conozco otra manera de examinar todas las cosas además de con los versos de la Biblia que enseñan las verdades de la Biblia. Si tratas de sustraer las verdades de la Biblia y desconectarlas de los versos porque eres tan reacio a poner el texto a prueba, ¿sabes lo que va a pasar? No tendrás la verdad al final. Tendrás ideas vagas y generales que puedes masajear para ajustarlas a tus propias ideas. Son los versos y declaraciones concretas de la Biblia las que nos ayudan. Por lo tanto, he tratado de hacer de mi mente una concordancia y probar todo por el zumbido de ese disco duro en mi cerebro. 

3) He tratado de desarrollar a través de los años un hábito muy intenso, riguroso, detallado, y atento de la lectura cuidadosa y minuciosa de la Escritura; no una lectura floja, con ligereza o descuidada, probando con el texto mis preferencias. Sino realmente probando mis convicciones pensando en los pensamientos de los escritores bíblicos con una atencion rigurosa, intensa, especial, detallada, y cuidadosa de la línea de pensamiento que ellos desarrollaron en su escritura. 

4) He tratado de evitar la adopción de posiciones que son excéntricas. No me importa usar lenguaje excéntrico como “hedonismo cristiano”, pero oh, realmente abomino posiciones y puntos de vista excéntricos, porque no creo que los versos aislados e interpretaciones peculiares y puntos de vista excéntricos sean seguros. Lo que trato de seguir es la frecuentemente llamada “analogía de la Escritura” que significa que cuando piensas que ves algo en la Biblia, lo pones a prueba. ¿Ese algo está contradicho en ningún otro lugar en la Biblia? ¿Es un punto de vista que no está en sintonía con el resto de la Biblia? Así que he tratado de cultivar el hábito de no dar a los versos interpretaciones extrañas para apoyar posiciones extrañas que me ponen sobre la periferia del cristianismo. Quiero estar cerca del centro, lo cual es muy parecido al número cinco.

5) Nunca quiero proponer ninguna nueva verdad, nunca. Solo quiero proponer verdades antiguas. Considero sospechoso la novedad y el “esnobismo cronológico”, como lo llamó C. S. Lewis. La Biblia es un libro antiguo, es un libro suficiente y es muy posible que cualquier argumento que apunte a una nueva verdad, a excepción tal vez los descubrimientos comprobables cientificamente, son muy probablemente distorsiones de la realidad. Me encanta tomar el ejemplo de Jeremías 6:16, “Párense en los caminos y miren, y pregunten por los senderos antiguos, cuál es el buen camino, y anden por él”. 

6) A través de los años e incluso en estos últimos años he tratado de rodearme de personas delante de las cuales soy moralmente responsable de mis ideas, así como de mis actitudes y comportamientos. No creo que nada de lo que escribo se publique sin que antes alguien en Desiring God (Deseando a Dios) lo lea, a excepción de mis tweets —que son casi directamente de la Escritura todos modos.

Todo lo demás que escribo por medio de artículos o libros, y supongo que los sermones también. Predico, pero todo el mundo escucha el sermón y las personas me pueden cuestionar si dije algo raro. Y antes de que se publique en el sitio web, todo recibe una rigurosa revision por el equipo de Desiring God. Por lo tanto, yo no solo quiero estar en la historia y no hacer nada nuevo, sino que también quiero ser probado por socios cercanos y responsables. 

7) Y la última cosa que diría es que ruego constantemente para que Dios me guíe a la verdad y por sendas de justicia y para que Él guarde mi lengua del mal y mis labios de hablar engaño. O, para usar las palabras del Salmo 19:14, oro que “sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Señor, roca mía y redentor mío”. Y por ultimo, oro con frecuencia cada vez que voy a hablar. Oro para que cuando alguien me lea o me escuche, lo que he escrito y lo que he dicho, les sea dado por el Señor un corazón para creer lo que es verdadero y sean protegidos de cualquier error que haya cometido.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Alicia Ferreira
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando