¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×
Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de El Catecismo de la Nueva Ciudad: La verdad de Dios para nuestras mentes y nuestros corazones (Poiema Publicaciones, 2018), editado por Collin Hansen. Puedes descargar una muestra gratuita visitando este enlace.

¿Cómo nos ayuda el Espíritu Santo?

El Espíritu Santo nos convence de pecado, nos consuela, nos guía, nos da dones espirituales, y el deseo de obedecer a Dios; y nos capacita para orar y comprender la Palabra de Dios.

Efesios 6:17-18: “Tomen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos” (NVI).

Siempre me han impresionado las palabras de Jesús: “Separados de Mí no pueden ustedes hacer nada”. Son un refrescante recordatorio de que nuestra necesidad, de principio a fin, no es parcial, sino total. Al darnos el Espíritu Santo, Cristo nos ha dado todo lo que necesitamos y más, de principio a fin.

Ser cristiano no se trata de ser una mejor persona, sino de ser una nueva persona, solo por la gracia de Dios y solo a través de la fe

El Espíritu Santo nos da vida. Él llena nuestras vidas y nos dirige hacia Aquel que es la vida. Él nos da vida en el sentido de que no estamos simplemente necesitados espiritualmente, sino que estamos muertos en pecado. Nuestra vida espiritual comienza cuando el Espíritu Santo nos regenera, dándonos nueva vida.

Cuando convierte nuestro corazón de piedra en uno de carne, hace que la verdad de la Palabra de Dios sea real en nosotros, y que aceptemos libremente a Cristo como se nos ofrece en el evangelio. Esto nos recuerda que ser cristiano no se trata de ser una mejor persona, sino de ser una nueva persona, solo por la gracia de Dios y solo a través de la fe.

Aquel que es el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, nos ha dado Su Espíritu para proveer todo lo que necesitamos de principio a fin

No solo nos da vida, sino que Él también llena nuestra vida. Cuando nos convertimos en cristianos, Dios el Padre nos adopta como sus hijos y nos da el Espíritu de la adop­ción. Él viene a vivir en nosotros y nos llena, y al hacerlo nos guía como un consejero —sosteniéndonos, convenciéndonos de pecado e incluso orando por nosotros cuando nos sentimos demasiado débiles para hacerlo por nosotros mismos.

En todo esto nos hace crecer a la semejanza de Cristo, permitiéndonos hacer las buenas obras que Dios ha preparado de antemano para nosotros. Y nos da dones específicos para que los utilicemos y contribuyamos a la edificación del cuerpo de Cristo, y para que amemos, sirvamos, y obedezcamos a Dios.

El Espíritu Santo nos da vida, llena nuestras vidas, y nos dirige hacia Aquel que es la vida

Así que Él nos da vida. Él llena nuestra vida. Y finalmente, nos dirige hacia Aquel que es la vida. Jesús dijo: “[El Espíritu] me glorificará porque tomará de lo Mío y se lo dará a conocer a ustedes” (Jn 16:14). El Espíritu Santo es el Espíritu de Cristo. No llama la atención hacia Sí mismo, sino que glorifica a Jesús y nos da la gracia para hacer lo mismo, haciendo que Aquel que es la vida sea nuestra vida y nuestro amor.

Aquel que es el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, nos ha dado Su Espíritu para proveer todo lo que necesitamos de principio a fin. Él nos da vida, llena nuestra vida, y nos dirige hacia Aquel que es la vida.

Oración: Dios el Espíritu, cumple Tu propósito en nosotros. Que Tu luz brille sobre los pecados ocultos de nuestros corazones. Capacítanos para tareas que son demasiado grandes para nosotros. Ayúdanos a gozarnos en lo que te agrada. Intercede por nosotros y abre nuestros ojos para comprender correctamente la Palabra de verdad. Amén.


Consigue este libro en Amazon | Poiema

Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando