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Imagina un matrimonio con hijos que tiene planes de mudarse a otro país para estudiar. Vende su vehículo, se compromete a vender todo su mobiliario a otro matrimonio, coordina la fecha para entregar el apartamento, pone fecha de renuncia en su trabajo, y se empieza a despedir de su familia. Y de repente… llega la pandemia y todo se derrumba. Sí, eso nos pasó.

Mi esposa y yo experimentamos cierto grado de desilusión. Sin embargo, ¡eso es parte de la vida! En un mundo donde todo cambia sin previo aviso, no podemos esperar que todo salga siempre como esperamos.

Con frecuencia, los seres humanos nos hacemos una idea de cómo luce la felicidad e imaginamos dónde encontrarla, y cuando los planes se frustran irrumpe la desilusión. Sea con el viaje cancelado, la boda pospuesta, o el empleo perdido, la desilusión ha llegado a la puerta de muchos recientemente. Entonces, ¿cómo combatirla? Recordando tres verdades:

1) Recuerda que Dios nunca cambia

Dios es inmutable. Eso significa que —frente a un mundo cambiante— Dios es inalterable en su ser, perfección, propósitos, y promesas. El salmo 102:25-27 expresa:

“Desde la antigüedad tú fundaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos como una vestidura se desgastarán, como vestido los cambiarás, y serán cambiados. Pero tú eres el mismo, y tus años no tendrán fin”.

Dios usa la desilusión causada por la pandemia para enfocar nuestra atención hacia Él y someter nuestra voluntad a la suya

Todo lo creado cambia, pero Dios no (Stg 1:17). Dios no modifica sus sentimientos o intenciones debido a las circunstancias. Él lleva a cabo sus propósitos.

Ahora bien, todos sus atributos fluyen en conjunto, de forma perfecta. Su inmutabilidad no invalida su bondad. Por tanto, podemos concluir que nuestras desilusiones no son cosas que están fuera de sus planes, ni que usa estas circunstancias para nuestro mal. El Padre nos ama en Cristo y su bondad no varía (Lm. 3:22-23).

2) Recuerda que Dios te llama a caminar en fe

Hace poco, nuestra hija de cinco años concluyó la tarea de dibujar la historia bíblica del día. Se trataba de la escena cuando Jesús caminó sobre las aguas:

Los discípulos estaban en la barca, mientras Pedro —que se hundía— tomaba la mano del Señor que posaba firme encima de las aguas turbulentas. ¡Interesante! Pero algo del dibujo llamó nuestra atención. Uno de los discípulos dentro de la barca ¡estaba riendo! Lo hacía mientras los demás estaban aterrorizados. “No, hija”, le respondimos. Este discípulo debe estar como los demás, lleno de miedo. Porque así estaban todos. Pero su respuesta nos dejó asombrados. Ella dijo: “Lo que pasa es que él confía”.

Si tus planes fueron frustrados durante la pandemia, los planes divinos siguen vigentes y se cumplirán para la gloria de Dios

En medio de tu desilusión, Dios espera que confíes en Él. Alguien decía que si no podemos ver la mano de Dios o sentirle en algún momento, podemos confiar en su corazón. Claro, lo reconozco, esa es una verdad que luce opaca en medio de nuestras pruebas. Pero es nuestra tarea recordarla porque es una verdad bíblica. Aún en la desilusión, somos llamados a decir como el salmista: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios” (Sal. 103:1).

3) Recuerda que Dios tiene un propósito para todo

Seamos honestos, la desilusión duele. Pero debemos recordar que es parte del cuidado amoroso y tierno de nuestro Padre (Ro. 8:28). En ocasiones, Él usa nuestras decepciones para tratar con nuestros ídolos y enfocarnos en su gloria. Otras veces nos enseña lecciones que nos preparan para el futuro. Este es un mundo caído y es una ilusión pensar que no seremos decepcionados. Por tanto, es necesario que esta clase de experiencias nos ayuden a madurar.

Así también, no olvidemos que las experiencias adversas son parte de una batalla espiritual. Cuando enfrentes la desilusión, debes vestirte de la armadura de Dios y buscar la fortaleza en Él (Ef. 6:10-18). Esta batalla se da en la mente, por lo que debemos estar preparados para que cuando nuestros pensamientos y sentimientos se desvíen del plan de Dios, recordemos y creamos las verdades bíblicas que hemos aprendido. Así nos mantendremos firmes en la fe.

Descansa en el Señor

No puedo comparar nuestra experiencia con las de miles de creyentes alrededor del mundo. Sin embargo, hallamos aliento en la misma fuente: Cristo. Si estás combatiendo la desilusión recuerda que en Él está el consuelo, la fortaleza, y esperanza que tu alma necesita.

“Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor”, Salmos 27:14.

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