¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

He pasado horas aconsejando, orando, y estudiando la Palabra con jóvenes que batallan contra las diferentes manifestaciones del pecado sexual. Consciente de que cualquiera de nosotros puede incurrir en este pecado que nos priva de vivir en libertad, me pregunto: ¿cuál es la clave para vencer la tentación sexual?

Una respuesta corta es obedecer la Palabra de Dios. El salmo 119:9 así lo indica: “¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra”.

No quiero ser simplista, pero esto responde a la interrogante de cómo mantenernos puros. Por supuesto, hay más para decir. Los siguientes versos del salmo desarrollan dicha respuesta. Estos son siete principios bíblicos que vemos en ellos para guardarnos de la tentación sexual:

1) Busca a Dios con todo tu corazón

“Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos”, Salmo 119:10.

El salmista estaba pronto a recurrir a su Señor y confiaba en Su poder para sostenerlo. Esta es una combinación recíproca entre el deseo humano y el poder divino.

Según Efesios 2:16, el cristiano tiene una relación directa con Dios por medio de Cristo. Para batallar contra la tentación sexual es vital que te comprometas con buscar a Dios, ya que Él ha hecho todo por dejar el camino abierto hacia Él. Conocer Su carácter transforma el alma y disminuye las posibilidades de ser víctima de la lujuria (2 Co. 3:18).

2) Atesora los principios bíblicos

“En mi corazón he atesorado tu Palabra, para no pecar contra ti”, Salmo 119:11.

Así como un músico, un artista, o un deportista, necesitan técnicas para ejercer con destreza sus profesiones, nosotros necesitamos desarrollar hábitos espirituales para mantener presente la Palabra de Dios y practicarla. “Tener la promesa de la palabra de Dios almacenada en el corazón es la única seguridad contra ser sorprendido por el pecado”.[1]

Conocer el carácter de Dios transforma el alma y disminuye las posibilidades de ser víctima de la lujuria

Fíjate la meta de memorizar las Escrituras y, más aún, practicar lo que aprendes. Alguien dijo: “El mejor libro en el mundo es la Biblia. El mejor lugar donde ponerlo es en el corazón. La mejor razón de por qué ponerlo ahí es porque nos guarda de pecar contra Dios”.[2]

3) Ora pidiendo discernimiento en la Palabra

“Bendito tú, oh Señor; enséñame tus estatutos”, Salmo 119:12.

La oración debe acompañar a esa disposición para buscar al Señor y la acción de atesorar la Palabra. La nueva naturaleza del creyente impulsa su deseo de conocer más a Dios. Por tanto, una petición de oración permanente es que el Señor nos permita comprender el verdadero mensaje de las Escrituras. Esta clase de súplicas son recurrentes en todo este salmo.

Habla con tu Señor y reflexiona en estas cinco oraciones transformadoras que Dios siempre contesta. Pide al Señor que aumente tu deseo por Cristo y te enseñe a apreciar el regalo divino de la sexualidad dentro de los parámetros bíblicos para los que fue diseñada.

4) Comparte la Palabra y tu testimonio

“He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca”, Salmo 119:13.

Cristo dijo que de lo que abunda en el corazón habla la boca (Lc. 6:45). Por eso la Palabra escondida en el corazón del salmista emergía espontáneamente para edificación de los demás. Servir a otros por medio de la exposición de la Palabra y compartir lo que ella hace en nosotros, ya sea desde un púlpito o en una mesa familiar, estimula la vida del cristiano a centrarse en Cristo y no en satisfacer sus propios deseos.

5) Deléitate en el Señor

“Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas”, Salmo 119:14.

Con este verso, el salmista nos da un indicador para identificar la mentira detrás de la tentación sexual. De manera sutil y atractiva, el mundo enseña que la pornografía, la fornicación, o alguna otra clase de lujuria te darán placer en la vida. Pero se trata de un placer egoísta y momentáneo que trae consecuencias lamentables porque no honra a Dios.

En cambio, Cristo es la personificación de la Palabra escrita (Jn. 1:14). Por eso solamente en Él encontramos la plenitud y el gozo verdadero que trae paz, unidad, y vida eterna. Atesora al Salvador. Encuentra en tu Señor el verdadero deleite que satisface y no el deleite que Satanás te promete por medio de la tentación sexual.

6) Medita en la Palabra

“Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos”, Salmo 119:15.

Hablando sobre los ídolos del ser humano, el Dr. Miguel Núñez comenta:

“Cuando el ser humano se deja dominar por el apetito sexual, termina por convertirse en una persona lujuriosa. Lo que sucede es que, aunque no quiera aceptarlo, las pasiones llegan a controlar su vida. En su mente, el sexo excesivo y desviado se convierte en algo de lo cual no puede prescindir”.[3]

Las palabras del Dr. Núñez nos recuerdan la importancia del ejemplo del salmista. Él tenía la disposición de meditar en la Palabra. Es necesaria una reflexión constante y prolongada de las Escrituras para contrarrestar la tentación a la lujuria.

La Palabra es como una corriente refrescante y limpia que purifica la mente infectada por el pecado sexual y guardar al creyente de cometerlo. “La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma” (Sal. 19:7). Y no solo restaura, sino que también nos prepara para toda buena obra (2 Ti. 3:16-17).

7) Repite los principios bíblicos aprendidos

“Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra”, Salmo 119:16 (cursiva añadida).

El salmista cierra esta sección diciendo: “…No olvidaré tu palabra. Él estaba dispuesto no solo a deleitarse, sino también a no abandonar la Palabra.

La Palabra es como una corriente refrescante y limpia que purifica la mente infectada por el pecado sexual

Esta generación persigue la gratificación inmediata. Por tanto, es vital tener presente que mantener una vida pura ante Dios requiere tiempo y esfuerzo. Orar, leer, y estudiar la Biblia para vivir en obediencia requiere empeño.

La tentación sexual tocará de nuevo tu puerta. Enfrentarla demandará que desarrolles el hábito de buscar al Señor y meditar en su Palabra. 

Cuentas con Cristo

El enemigo tratará de sabotear una y otra vez tu propósito de pureza. A esto se agrega nuestra propia concupiscencia y el sistema de valores del mundo, los cuales quieren que veamos como normal aquello que es aberrante ante el Señor.

Te animo a que te esfuerces por crecer en tu amor por Cristo. Recuerda que Él terminó clavado en una cruz por nuestros pecados. También recuerda que cuentas con Su gracia y poder sustentador. Es posible no ser dominados por el pecado sexual. Si eres un cristiano auténtico, el poder del Espíritu está a tu favor porque Él vive en ti (Gá. 5:16). ¡Adelante!


[1] Henry D. M. Spence, The Complete Pulpit Commentary, Psalms, Vol. 4, (Delmarva Publication, 2013).
[2] William MacDonald, Comentario bíblico de William MacDonald, Salmo 119, (Barcelona, España: Editorial Clíe, 2004) pág. 321.
[3] Miguel Nuñez y Viola Nuñez, La Ley de la Libertad–Los Diez Mandamientos: aplicaciones para la vida del creyente (Nashville, Tennessee: B&H Publishing, 2020) pág. 57.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando