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Nota del editor: 

El pastor John Piper recibe preguntas de algunos de sus oyentes de su programa Ask Pastor John. A continuación está su respuesta a una de esas preguntas.

¿Cómo determinamos el valor monetario de nuestras habilidades y dones personales? ¿Qué valor tienen para otros cristianos? Esta es una pregunta realmente práctica para muchos de ustedes, aplicable a cualquier persona en una iglesia local que tenga un conjunto de habilidades o dones que beneficien a otros.

La pregunta de hoy viene en particular de un oyente de Los Ángeles que escribe lo siguiente: «Pastor John, hola, y gracias por el podcast. Mi pregunta es un tema recurrente en mi corazón. Soy diseñador gráfico. Estoy tratando de vivir a la luz de mis dones de acuerdo con 1 Pedro: “Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios” (1 P 4:10). ¿Cómo puedo obedecer este versículo sin sentir resentimiento y amargura hacia las personas —cristianas y no cristianas— que se ponen en contacto conmigo principalmente porque tengo una habilidad que puede satisfacer su necesidad, pero que usan mis habilidades y nunca me pagan por ellas?»

«A menudo me siento “usado” y considerado digno de “amistad” por lo que puedo hacer, no por lo que soy. Asumo que si no poseyera este don del diseño gráfico, estas personas nunca se pondrían en contacto conmigo. ¿Cómo pensamos en el valor de las habilidades que son dadas por Dios, en el derecho de ganar un poco de dinero con estos dones dados por Dios para el sustento?».


Esa es una muy buena pregunta sobre la que muchos cristianos deben meditar, porque he visto cómo se ha abusado de los profesionales en la iglesia. Esto sucede cuando las personas sin pensarlo —creo que generalmente es sin pensarlo— se aprovechan de sus conexiones profesionales en la familia de la iglesia para obtener servicios gratuitos que la mayoría de la gente está pagando. Como los servicios de un médico, un abogado, un plomero, un carpintero, o un diseñador.

La gente simplemente les pide que hagan pequeños trabajos o pequeñas consultas, digamos, por la noche o después de la iglesia —después de todo, son sus dones— sin siquiera pensar en que esto puede ser antibíblico, ya que están aprovechándose y explotando a otros. Volveré a esas palabras, aprovechar y explotar, en un minuto.

Dones y habilidades

Lo primero que diría sobre el texto que cita nuestro amigo es que estos versículos no hablan directamente de los servicios profesionales, sino de los dones espirituales en la iglesia. El texto dice:

Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios; el que sirve, que lo haga por la fortaleza que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado mediante Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el dominio por los siglos de los siglos. Amén (1 P 4:10-11).

Sin embargo, aunque creo que estos versículos se refieren directamente a los dones espirituales en la iglesia, algunos de ellos son remunerados en la iglesia, por ejemplo, cuando Pablo dice que algunos ancianos que tienen el don de enseñar deben ser pagados.

Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la Escritura dice: «No pondrás bozal al buey cuando trilla», y: «El obrero es digno de su salario» (1 Ti 5:17-18).

Eso es elevar algunos de ellos al punto de habilidades profesionales.

Recibir y dar

Así que creo que algunos de esos dones espirituales se elevan al nivel de llamados vocacionales, aquellos que Pablo dice que deben ser remunerados. Esto significa, en mi opinión, que es justo extraer algunos principios de estos textos que, de hecho, se relacionan con el tema de los dones naturales o las habilidades naturales que una persona tiene y utiliza para ganarse la vida. Un principio es el siguiente: La intención de Dios es que trabajemos para ganarnos la vida y que no dependamos de otros cuando no sea necesario.

Una de las funciones del trabajo es ganar suficiente dinero para no tener que depender indebidamente de los demás

Aquí es de donde saco esto. Primera de Tesalonicenses dice: «que tengan por su ambición el llevar una vida tranquila, y se ocupen en sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como les hemos mandado; a fin de que se conduzcan honradamente para con los de afuera, y no tengan necesidad de nada» (4:12). Una de las funciones del trabajo es ganar suficiente dinero para no tener que depender indebidamente de los demás, por lo que es justo que te paguen por tu trabajo. Como hemos oído antes: «No pondrás bozal al buey cuando trilla, el obrero es digno de su salario».

Ahora bien, no quiero que nos vayamos a un extremo. Esto no significa que no haya lugar para la generosidad misericordiosa a la hora de ayudar a los necesitados con tu habilidad profesional. Quiero decir, los cristianos de todo el mundo lo hacen. Un dentista se toma los viernes libres, va al centro de la ciudad, monta una pequeña clínica y brinda atención dental gratuita. Eso es hermoso. No estoy desalentando eso en absoluto.

De hecho, Pablo dice que una de las razones por las que hay que trabajar para ganarse la vida es para tener algo que dar. Es lo que dice en Efesios: «El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad» (Ef 4:28).

Así que no estoy diciendo que los que tienen habilidades y dones especiales nunca deban  ofrecerlos de forma gratuita y generosa para ayudar a los demás. Todos los mandatos que Jesús dice sobre ser generosos y sobre dar a los necesitados, incluso sobre estar dispuestos a que se aprovechen de nosotros, siguen estando en la Biblia. Lo que nuestro amigo está llamando la atención al hacer esta pregunta es que hay más de un tipo de enseñanza en la Biblia y ninguna puede anular a la otra.

Está el mandato de dar gratuitamente a los necesitados y está el mandato de ganarse la vida para que tú y tu familia puedan comer y vestirse. Así que, «trabajar para tener para uno» y «trabajar para tener para dar» están ambos en la Biblia. Trabaja para conseguir, para que puedas usarlo para poner un techo sobre tu cabeza, y también esfuérzate para que tengas mucho con lo que ser generoso y ayudar a otros. Ambas cosas están en la Biblia. Esa es la tensión de amor y sabiduría a la que se enfrenta nuestro diseñador gráfico.

Dispuesto a pagar

Pero creo que aquellos en su red (amigos, la iglesia) necesitan escuchar otro mensaje de la Biblia: a saber, el mensaje que se encuentra en 2 Tesalonicenses 3. Recuerda que algunos cristianos de la iglesia de Tesalónica se habían dejado llevar por una especie de histeria con respecto a la cercanía de la segunda venida de Cristo. Así que habían dejado de trabajar y empezaron a vivir en ociosidad mientras esperaban el regreso de Jesús en cualquier momento. Entretanto se aprovechaban de los que seguían trabajando para ganarse la vida. Así es como Pablo responde a eso:

Ahora bien, hermanos, les mandamos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se aparten de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la doctrina que ustedes recibieron de nosotros. Pues ustedes mismos saben cómo deben seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre ustedes, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con dificultad y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de ustedes (2 Ts 3:6-8).

Es sorprendente. Pablo era tan celoso de no dar la impresión de que podía explotar el trabajo de los demás mientras él vivía en la ociosidad, que no comía el pan de nadie sin pagarlo. Asombroso. Ahora, ese es el mensaje que necesitan escuchar algunos de los creyentes que se aprovechan de los servicios de la gente sin pagar por ellos. Así es como Pablo continúa:

No porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a ustedes a fin de que sigan nuestro ejemplo. Porque aun cuando estábamos con ustedes les ordenábamos esto: Si alguien no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque oímos que algunos entre ustedes andan desordenadamente, sin trabajar, pero andan metiéndose en todo (2 Ts 3:9-11).

Así que el punto que estoy extrayendo de ese texto para nuestra pregunta es este: la red de cristianos que se están aprovechando del trabajo de otros, para conseguir algo que la mayoría de la gente está pagando, necesitan ser enseñados: «No hagas eso. Es decir, no supongas eso. Debes estar dispuesto a pagar. Si la persona con una habilidad quiere hacerte un regalo particular, es decisión de la persona, no algo que tú debas esperar».

Debes estar dispuesto a pagar. Si la persona con una habilidad quiere hacerte un regalo particular, es decisión de la persona, no algo que tú debas esperar

Cultura forjada por la gracia

Al diseñador gráfico le diría lo siguiente: ora para que Dios dirija los corazones de la gente en el camino correcto. En otras palabras, ora para que la gente despierte a lo que está haciendo, y luego tal vez habla con tu pastor o con los maestros de la iglesia para ver si pueden empezar a aplicar las Escrituras a este tema durante un tiempo en la iglesia.

Esperemos que esto produzca una cultura en la iglesia que incluya tanto la generosidad e incluso la disposición a que se aprovechen de nosotros por la causa de Cristo, pero también un sentido de que no debemos aprovecharnos, no debemos explotar a los que trabajan duro para ganarse la vida, sino que debemos responsabilizarnos de nuestras propias necesidades en lugar de depender de otros para que nos den cosas gratis.

Detrás de ambos aspectos de la cultura eclesiástica —generosidad y responsabilidad, esos son los dos polos de los que hablo— está la gracia del Señor Jesús. Él da la gracia para trabajar, da la gracia para dar y se lleva la gloria en ambos sentidos.


Publicado originalmente en Desiring God. Traducido por Equipo Coalición.

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