¡Jesús es Señor de México! ¡Guatemala es un país cristiano! ¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones así respecto a nuestro países latinoamericanos?
Y es cierto que en algunos lugares de hispanoamérica podemos encontrar una iglesia “evangélica” en cada esquina. No es raro ver talleres de autos, supermercados, o salones de belleza con nombres sacados de la Biblia y con algún versículo pintado en la pared. Ni se diga de los autobuses urbanos con calcomanías que dicen “Dios te bendiga” o algo similar.
Pero, ¿significa esto que el evangelio está floreciendo en los corazones de los latinoamericanos? Tristemente, no. No necesariamente.
“Cuando algunas personas aplauden el crecimiento tan rápido del evangelicalismo en Latinoamérica, realmente no se han percatado de que tiene muy poco evangelio en su raíz” (p. 8).
Si queremos entender mejor el avance del evangelicalismo en Latinoamérica, así como los retos actuales para la predicación del evangelio en nuestra región, Gracia sobre gracia es un excelente lugar para empezar. Escrito por ocho pastores de diversos países y denominaciones, en este libro encontramos análisis y testimonios que nos mostrarán lo que Dios ha hecho y continúa haciendo en nuestros países latinoamericanos.
¿Qué es eso de la Nueva Reforma?
Muchos cristianos desconocemos la historia de nuestra doctrina. Tenemos la Biblia y pensamos que todo lo que creemos ha salido de ahí, ignorando la influencia que muchos teólogos y pensadores han tenido en lo que profesamos.
Por supuesto, conocer de historia no es un requisito para nuestra salvación, pero vale la pena preguntarnos… ¿está nuestra teología alineada con lo que la Iglesia universal ha creído a lo largo de los siglos o hemos caído en los mismos errores del pasado?
La triste realidad es que muchos latinoamericanos han escuchado solo verdades a medias acerca de Dios. El “evangelio” que conocen es uno que profesa que, si te portas bien y le crees a Dios, Él te bendecirá. Dios es solo un medio para un fin: nuestra felicidad. Él está ahí para hacer que prosperemos y tengamos la mejor vida de todas.
“Muchos católicos y evangélicos por igual ahora han sido inoculados con una versión atenuada del evangelio, así que cuando escuchan el verdadero evangelio lo rechazan porque han desarrollado anticuerpos contra la verdad” (p. 33).
Lo que hizo el movimiento de Reforma en la Europa del siglo XVI es lo mismo que la Nueva Reforma está buscando hacer hoy en Latinoamérica: poner a Cristo en el centro.
El evangelio es el glorioso mensaje de que Dios se hizo hombre para pagar la culpa de pecadores que lo aborrecían. Él murió en una cruz y resucitó con poder al tercer día, demostrando su gloria y asegurando salvación para todo aquel que se arrepienta de sus pecados y confíe en Él. Hoy esperamos el regreso de Cristo en victoria, mientras caminamos en esta vida buscando obedecerle y haciendo discípulos a donde quiera que vayamos.
Ese es el glorioso evangelio que nos ha salvado. A través de él, Dios muestra la gloria de su justicia y su amor. Nosotros no somos más que recipientes de su abundante gracia.
La gracia de las doctrinas de la gracia
Nos gozamos al ver a cada vez más creyentes abrazando la centralidad de la gloria de Dios en Cristo. Profundizar en las Escrituras y entender por qué creemos lo que creemos es vital para la vida cristiana. Pero no es suficiente. No es suficiente conocer la doctrina, tenemos que vivirla.
“Creer las doctrinas de la gracia es una cosa, vivir a la luz de la gracia de las doctrinas es otra muy distinta” (p. 75).
¿Reflejan nuestras vidas la gracia de las doctrinas que profesamos? Quiera Dios que así sea.
