¿Cómo sabes cuándo debes tomar otro trabajo? Llevo dos años en mi trabajo actual. Todo está marchando bien donde estoy, pero creo que podría esforzarme y aprender más con otro empleador. ¿Es hora de seguir adelante?
La decisión sobre cuándo quedarse o dejar un trabajo es una cuestión personal. El tema parece algo que podría aparecer en Proverbios:
«Deja un trabajo después de dos años, para que no te quedes estancado en tu carrera.
Permanece en tu trabajo más de dos años, no sea que dejes de desarrollar habilidades profundas».
Dudo que Salomón mismo hubiese prescrito una única respuesta correcta. Decidir qué hacer requiere sabiduría y la sabiduría se aplica mejor en comunidad. Considera pedirle a las personas que te conocen, y conocen tu situación específica, que escudriñen tu corazón y te ayuden a discernir tus próximos pasos.
Considera opciones concretas
Para empezar, en la vida siempre haces una elección basada en opciones concretas. Nunca eliges entre el trabajo que tienes y «un trabajo en abstracto»; el empleador abstracto no te enviará una oferta de trabajo abstracta. La decisión de irte significa hacerlo por una alternativa específica, aun si esa alternativa es el desempleo y la búsqueda de empleo.
Tener esto en cuenta puede resultar útil de dos maneras. En primer lugar, puede evitar que sueñes con los campos más verdes que existen allá afuera. Si no tienes una oferta de trabajo que sea mejor, no tienes campos más verdes a donde irte. En segundo lugar, la única forma en que realmente puedes responder a la pregunta sobre quedarte o irte es teniendo alternativas concretas: si te preguntas si es hora de seguir adelante, intenta aplicar a puestos trabajos.
Si te preguntas si es hora de seguir adelante, intenta aplicar a puestos trabajos
Considera las opciones que se te presenten (no la «idea» de un nuevo trabajo) y compáralas con tu puesto actual. Las oportunidades que se presenten (o no) te ayudarán a ver cómo Dios puede estar guiándote. Es posible que puedas esforzarte más o aprender más en otro trabajo, pero si las puertas no se abren, entonces tal vez Dios quiere que encuentres formas creativas de esforzarte más y aprender más donde estas.
Busca motivaciones saludables
A continuación, pregúntate qué emociones están motivando tu deseo de irte. ¿Quieres huir de un problema (como Jonás)? ¿Has perdido la esperanza (como cuando Pedro regreso a pescar)? ¿O sientes un llamado a algo nuevo?
El deseo de salir de una posición de debilidad no es lo mismo que el deseo de salir de una posición de fortaleza. Es probable que exista una mezcla de emociones; busca consejos sabios que te ayuden a discernir de dónde vienen las corrientes que te están empujando (Pr 20:5).
Espera el momento adecuado
En la práctica, es útil pensar de manera integral y por temporada. ¿Cómo afectaría el cambio de trabajo a tu comunidad, tu familia o tu participación en la iglesia? ¿Es esa una compensación inteligente y es este el momento en la vida para hacer esa compensación?
¿Es el momento en tu vida de intentar conseguir el «trabajo soñado» que quieres tener cuando tengas 50 o necesitas más preparación? Moisés necesitó 40 años de pastoreo como preparación para su llamamiento. ¿Qué habilidades estás desarrollando y aún necesitas desarrollar para llegar a donde quieres estar?
Un graduado universitario no debería intentar ser director ejecutivo de una gran empresa de inmediato, así como un nuevo egresado de doctorado no debería intentar liderar la Reserva Federal. Esas son buenas aspiraciones profesionales, pero trazar el camino desde donde estás hasta donde quieres estar no siempre será una línea recta, ni siempre puedes ver dónde Dios va a abrir oportunidades o hacia dónde atraerá tu corazón.
Ten como meta el éxito piadoso
Finalmente, considera el patrón del evangelio insertado en tus opciones. El mundo te dirá que acumules influencia y busques tu éxito profesional, pero debes preguntarte de dónde vendrán los mayores frutos para el reino.
Pablo nos dice en 1 Corintios 15 que nuestro trabajo no es en vano debido a la resurrección de Cristo: nuestro trabajo de hoy finalmente dará frutos porque Dios da vida a lo muerto. Por contradictorio y contracultural que parezca, considera cuál podría ser la opción más fiel y fructífera porque te lleva a morir a los ideales del mundo y confiar en la obra de la resurrección de Dios.
Nuestro trabajo de hoy finalmente dará frutos porque Dios da vida a lo muerto
Tengo un buen amigo que pasó una década pastoreando una iglesia rica en recursos y con gran influencia ubicada cerca de una universidad de primera categoría, que luego se fue a revitalizar una pequeña iglesia rural que no tenía pastor. De la manera en que el mundo concibe la influencia (y si soy honesto, como yo lo hago con demasiada frecuencia), su último puesto tenía mucho más potencial para dar frutos ministeriales. ¡Estaba alcanzando lo mejor y más brillante del mundo para Jesús!
Pero la dirección de Dios era irse. Mi amigo está abandonando las cosas que el mundo abrazaría, confiando en que Dios puede dar fruto a través de su sacrificio paciente y su servicio humilde. Puede que nunca sea muy conocido y que nunca vuelva a pastorear a los «influyentes del mundo», pero hará un ministerio con un profundo significado eterno.
La buena noticia es que, al final del día, tienes libertad. Puedes confiar en que Dios usará tus malas decisiones al igual que las buenas. Aunque me avergüenza admitirlo, una de las principales razones por las que dejé las finanzas para asistir a la escuela de posgrado fue por orgullo y arrogancia. Sin embargo, Dios ha proporcionado asombrosas oportunidades para el reino a través de esa decisión. Mi motivación fue impulsada por el orgullo, no por la humildad. Sin embargo, lo que hice por mala ambición, Dios lo usó para bien (Gn 50:20).
La buena noticia acerca de servir a un Dios que da vida a lo muerto es que, ya sea que la muerte ocurra por un sacrificio humilde o por una ambición pecaminosa, Dios trae vida al final. Debido a la resurrección, podemos confiarle nuestras opciones laborales.
