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¿Necesitas ayunar de una relación tóxica?

Más de Ellen Mary Dykas

El ayuno es rara vez descrito como algo divertido o fácil. El ayuno es incómodo, sin importar el objeto del cual hemos escogido abstenernos, ya sea comida, la intimidad sexual, el tiempo frente a la pantalla, entretenimiento, alcohol, gastos, sal, azúcar o cafeína. Como explica John Piper: «El ayuno cristiano es una prueba para saber qué deseos nos controlan».

Admitir que los deseos por algo nos han esclavizado nos lleva a la humildad. Nuestros corazones se vuelven adictos a lo que ciertas dádivas hacen por nosotros y lentamente nos deslizamos hacia la idolatría.

Las relaciones no son una excepción; las personas también pueden convertirse en ídolos. El ayuno, o la implementación de un espacio en las relaciones problemáticas, puede ayudar a recalibrar nuestro corazón de regreso a Jesús y ayudarnos a eliminar las toxinas malsanas y pecaminosas que influyen en nuestra capacidad de amar a los demás.

Las relaciones tóxicas 

Las relaciones con otros portadores de la imagen de Dios son un hermoso deleite de la creación. Las interacciones con vecinos, amigos, clientes, familia de la iglesia, mentores y familiares brindan oportunidades para amar y ser amados, y para conocer y ser conocidos, en maneras que Dios nos diseñó para disfrutarlas.

El ayuno, implementar un espacio en las relaciones problemáticas, puede ayudar a recalibrar nuestro corazón de regreso a Jesús

Cuando el pecado invade nuestras motivaciones y expectativas relacionales, la dinámica se vuelve fácilmente tóxica o profana. Un amigo se obsesiona con que estés disponible las 24 horas del día, los siete días de la semana o viceversa. Tu cónyuge espera que lo adores y te ruega que no pases tiempo con tus amigos. Un mentor se convierte en un pseudo-cónyuge y promete darte todo lo que puedas necesitar, incluyendo el afecto físico que raya en la expresión romántica, si no sexual. Tu padre no puede dejar de enviar mensajes de texto, ansioso por conocer los detalles diarios de tu vida e insinuando que eres culpable por tener tu propia vida.

Así como no debemos abstenernos de la comida de forma permanente, no debemos aislarnos por completo de las relaciones humanas. Dios nos creó para disfrutar y ser alimentados por «nutrientes» saludables que nos ayudan a crecer. Sin embargo, hay personas con las que existe una dinámica confusa, incluso peligrosa. Las personas son un regalo, pero las relaciones pueden contaminarse con las toxinas pecaminosas de una dependencia malsana y una demanda poco realista de que la otra persona ocupe el lugar de Dios.

Cuando los celos, la inseguridad, el territorialismo y la ansiedad por separación plagan una relación adulta, debemos discernir los deseos y motivaciones que alimentan estas inquietantes dinámicas. Ayunar, es decir, implementar espacio de esa relación puede ser un paso prudente.

Espacio para reorientarse hacia Jesús

El grado adecuado de abstinencia de una relación conflictiva dependerá de la relación. Una relación abusiva es como una alergia severa a los frutos secos: debes romper todos los lazos. En otras dinámicas más comunes, es posible que necesites un ayuno relacional temporal para que tu apego, emociones y motivaciones puedan ser examinadas nuevamente y reorientadas hacia Jesús.

Como un poco de moho en un delicioso bloque de queso, las partes contaminadas de una relación deben eliminarse. Al igual que con un hábito excesivo de comer helado, necesitas tomar un descanso para que los apetitos de tu corazón puedan volver a entrenarse hacia lo que es saludable y bueno.

Quizás empieza por limitar la comunicación. ¿Necesitas evitar estar en el mismo espacio social durante un tiempo? ¿Deberías desconectarte de tus redes sociales para eliminar la tentación ansiosa de vigilar a la persona?

Presta atención a tu respuesta: ¿qué se percibe como amenazante acerca de la idea de retroceder o aterrador acerca de buscar a Jesús (y otras relaciones) con más entusiasmo?

El ayuno nos lleva a festejar en otro lugar. Nos alejamos de lo que es malsano y profano y damos pasos de fe que son saludables y que nos nutren espiritualmente. ¿Necesitas volver a comprometerte con una dieta regular de las Escrituras y oportunidades para estudiarlas y discutirlas con otros creyentes con quienes tienes relaciones saludables? Es posible que debas buscar una relación de consejería individual para analizar cómo llegaste a ese lío relacional.

¿Hay libros o podcasts que te ayudarán a aprender más sobre el diseño de Dios para las amistades, el matrimonio y las relaciones que buscan cuidar de los demás? Es posible que debas someterte a una dieta de estos recursos bíblicamente informados.

La duración y la amplitud de un ayuno relacional requiere discernimiento. En lugar de concentrarte en «cuánto tiempo», haz de tu salud espiritual y relacional una prioridad. Busca disminuir la ansiedad, la preocupación mental y la inseguridad. Presta atención a un aumento en el deseo de amar a los demás sin ataduras. Evalúa tu contentamiento y seguridad en la bondad de Cristo y da gracias por los amigos de confianza que te hablan con sinceridad.

¿Qué pasa con…?

Le dije a mi amigo que nunca abandonaría nuestra relación; si doy un paso atrás, ¿no es eso reflejar mal a Jesús? Las relaciones tóxicas a menudo se alimentan de promesas hechas desde lugares dolorosos y envenenados por el pecado dentro de nosotros. A veces, romper esas promesas es una forma de honrar la verdad de Dios y a la otra persona a través del reconocimiento humilde de nuestra insensatez al ofrecer algo que no pudimos proveer.

Las relaciones tóxicas a menudo se alimentan de promesas hechas desde lugares dolorosos y envenenados por el pecado dentro de nosotros

¿Me estás diciendo que abandone a este miembro de mi familia? ¡Absolutamente no! La fidelidad a los votos matrimoniales, amar a nuestros hijos y honrar a nuestros padres son importantes llamamientos bíblicos. Sin embargo, la dinámica venenosa puede crecer aun en estas relaciones si Cristo no es el centro, si Él no es el verdadero refugio en quien encuentras valor, identidad y seguridad. Es posible que el ayuno relacional aún sea necesario, pero será en el contexto de establecer nuevos patrones y límites con este miembro de tu familia. La triste y sobria realidad es que las relaciones familiares no siempre sobreviven a las consecuencias del pecado. (Una vez más, las relaciones abusivas necesitan una intervención radical y, a veces, una ruptura permanente).

Estoy aterrorizado. Considerar un cambio en el terreno de una relación que se ha convertido en algo que sientes que tú necesitas produce temor. Sin embargo, cuando percibes que las «olas» relacionales están fuera de control, tienes un Salvador caminando sobre las olas hacia ti (Mt 14:22-27), acercándose y asegurándote de su poder y amor.

Jesús es el refugio que realmente necesitas. Su amor nunca es tóxico, amenazador o basado en tu actuación. El ayuno de las relaciones con los demás puede liberarte para probar y ver lo bueno que Él es, mientras te refugias únicamente en Él (Sal 34:8).


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
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