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La predicación domingo tras domingo de la Palabra de Dios es un gran privilegio. También es una gran responsabilidad y una labor muy ardua. Pensando en esto, en Coalición por el Evangelio hemos iniciado una serie de entrevistas breves a pastores experimentados en la labor de exponer lo que Dios ha hablado a su iglesia.

A continuación, el pastor Alexis Pérez nos explica cómo prepara sus sermones. Él es cubano, miembro del Consejo de Coalición por el Evangelio, y fundador de Equipo Impacto (Prédica Fiel), un ministerio en Cuba dedicado a entrenar a líderes y pastores en la predicación fiel y expositiva de la Palabra. Vive en La Habana junto con su esposa Lourdes, y sirve como pastor de la Iglesia Bautista Nueva Vida. Además, está cursando un Doctorado en Ministerio con énfasis en predicación expositiva en el Southern Baptist Theological Seminary, en Louisville, Kentucky (Estados Unidos).


¿Cómo luce su preparación para el sermón dominical?

Pastor Alexis Pérez
Pastor Alexis Pérez

Usualmente comienzo mi preparación el lunes en la mañana. Este día solo leo varias veces el pasaje que voy a predicar, así como los capítulos que preceden y siguen a dicho pasaje. Anoto preguntas que me surjan, palabras que no entienda bien, y cualquier otra cosa que llame mi atención.

De martes a jueves dedico al menos dos horas diarias al sermón. El martes trabajo en el texto en sí: busco su estructura y contexto. Intento llegar a la idea central que el autor quiere dar y cómo ella se relaciona con el evangelio. Entonces escribo cuál sería el argumento del sermón y el primer bosquejo.

Los días miércoles y jueves reviso lo que hice el lunes, formo el bosquejo e investigo cualquiera de las preguntas que me hayan surgido durante el estudio. También consulto otras fuentes. El viernes dedico la mañana a escribir el sermón. El domingo temprano lo reviso completamente.

Intento hacer todo este proceso en oración, por mí y por los que oirán el sermón.

¿Cómo escoge el pasaje o el tema que abordará en su sermón?

En nuestra iglesia predicamos usualmente expositiva y consecutivamente. Esto significa que escogemos un libro de la Biblia, lo dividimos en lo que entendemos son unidades literarias, y los distribuimos en el calendario de predicación de la iglesia. Así que, con mucho tiempo de antelación, sabemos lo que predicaremos. Esto también nos ayuda a prepararnos mejor.

La predicación es una tarea para entregarnos a ella en cuerpo y alma por el resto de nuestras vidas.

¿Hace algo diferente al prepararse para charlas o invitaciones fuera de su congregación?

A veces sí, ya que usualmente en esos eventos a los predicadores nos piden temas específicos de los cuales hablar. No obstante, siempre intento buscar un pasaje que aborde el tema que me han pedido, aunque esto no siempre se puede hacer. Todo depende también del tipo de invitación, del objetivo de la misma, y de la audiencia que tengamos.

¿Quién le ha influenciado más en su forma de predicar?

He sido influenciado de diversas maneras y por diferentes personas a través del tiempo. Yo diría que la influencia más grande la tengo de predicadores que predican la Biblia expositiva y consecutivamente, personas del pasado como Martin Lloyd Jones y del presente como David Helm, Ligon Duncan, y Mark Dever, entre otros.

¿Dónde aprendió su método para preparación de sermones?

En 2008-2009 tuve la oportunidad de estudiar en Cornhill, un ministerio de enseñanza en predicación expositiva que pertenece a Proclamation Trust en Inglaterra. Fue la primera vez que estuve expuesto a este tipo de predicación. Luego he participado en varios talleres de predicación de Prédica Fiel y Simeon Trust, los cuales han sido de una ayuda incalculable para preparar mis sermones.

¿Cuáles considera que fueron sus errores en la preparación de sermones al comienzo de su ministerio y qué ha aprendido de ellos?

Al principio, por 10 años, solo predicaba lo que se llaman sermones temáticos y textuales, ya que esa es la forma en la cual había sido entrenado en el seminario.

A pesar de que hacía todo mi esfuerzo por predicar fielmente la Palabra de Dios, usualmente me encontraba repitiendo los temas que más dominaba. Pasaba mucho tiempo decidiendo qué iba a predicar el próximo domingo, no dedicaba esfuerzo a preparar el sermón, y no sabía manejar adecuadamente la Palabra.

He aprendido que predicar fielmente la Biblia es un trabajo arduo que requiere tiempo y dedicación, y que ese es precisamente nuestro llamado, para quienes somos pastores.

¿Más o menos cuánto tiempo toma preparar un sermón?

Usualmente entre 8 y 15 horas a la semana. Esto va a depender del pasaje. Hay textos que dominamos más que otros, y hay libros más fáciles de predicar debido a su género literario. No obstante, en ningún caso creo que sea saludable tardar menos de ocho horas para preparar un sermón.

¿Utiliza manuscritos, bosquejos, una mezcla de ambos?

Acostumbro escribir completamente lo que voy a decir, palabra a palabra. De esa manera elaboro bien las ideas que vienen del texto, junto a cómo aplicarlas específicamente a nuestro contexto, y evito seguir cualquier pensamiento ajeno al texto que me venga cuando estoy predicando. Llevo el manuscrito al púlpito aunque no lo leo. Usualmente domino un 80% del mismo, pero lo mantengo en el púlpito por si algo importante se me olvida.

¿Usa un iPad o imprime sus sermones? ¿Por qué?

Usualmente imprimo los sermones debido a varias razones: la primera es que ministro en Cuba, donde no muchos tienen acceso a un iPad; la segunda, para evitar cualquier mal funcionamiento de la tecnología; la tercera, para mantenerlo simple. No obstante, no critico a quien use un iPad. Creo que el contexto donde se ministre es importante, y que es simplemente cuestión de gusto personal.

El Espíritu Santo es el encargado de usar la Palabra de Dios predicada, no la nuestra, y de traer vida a través de ella a la congregación.

¿Alguna recomendación para nuevos predicadores?

Mi consejo es que nunca dejen de aprender e intenten participar en talleres de predicación al menos una vez al año; que se mantengan haciendo progreso en su trabajo; que conscientemente pongan dentro de sus calendarios el tiempo de preparación del sermón; que hagan el trabajo difícil de interpretar el pasaje por ellos mismos antes de ir a algún comentario o predicador famoso. La predicación es una tarea para entregarnos a ella en cuerpo y alma por el resto de nuestras vidas.

¿Cómo describiría la importancia de la oración y el Espíritu Santo en la preparación y entrega de sermones?

La Biblia tiene dos autores, como todos sabemos: uno humano y otro divino. En términos humanos, hagamos todo lo posible para entender lo que el autor humano ha puesto delante de nosotros. ¿Cómo? A través de las herramientas de la exégesis, por supuesto. Al mismo tiempo, debemos depender completamente en oración durante todo el proceso de preparación y exposición del mensaje. El Espíritu Santo es el encargado de usar la Palabra de Dios predicada, no la nuestra, y de traer vida a través de ella a la congregación.


Imagen: Lightstock.
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