¡Únete a nosotros en la misión de servir a la Iglesia hispana! Haz una donación hoy.

×

En los últimos años, “el anuncio del abandono de la fe por Instagram”  se ha convertido en un género consolidado. La fórmula es notable: un ex autor evangélico, pastor, estrella de la música cristiana contemporánea, o simplemente un veinteañero que fue “criado en la iglesia” publica una foto de sí mismo donde parece pensativo y solemne, pero libre.

Tal vez es una toma de espaldas, mirando hacia algún hermoso lago o paisaje montañoso. Quizás seleccionan cuidadosamente una selfie del tipo “este soy yo, con todos mis defectos” mostrando un estilo perfectamente imperfecto. El texto que acompaña la publicación suele comenzar con alguna variación de “Nunca pensé que diría esto” o “Es aterrador publicar esto”, seguido de un extenso relato que incluye una combinación de palabras tales como: “evolución”, “viaje”, “miedo”, “descubrimiento”, “honestidad”, “auténtico”, “libre” y “esperanzado”.

No intento disminuir la agitación sincera, agonizante y legítima que acompaña la decisión de hacer “oficial en Instagram” el abandono de la fe. Solo estoy observando que esto se ha convertido en un género; algo predecible, común y nada sorprendente en una era que te invita a “encontrarte a ti mismo”.

Lejos de ser renegado, provocador y valiente, el anuncio personal de la separación consciente de la religión formal es simplemente seguir los pasos de una cultura que popularizó tal comportamiento hace décadas. En lugar de ir en contra de la corriente de la cultura occidental, abandonar la doctrina recibida y la fe para irse en búsqueda de una espiritualidad a su propio estilo del tipo “sigue tu corazón” es nadar con la corriente.

Declarar la autonomía espiritual, liberarse de las “restricciones” del cristianismo y las ideas anticuadas sobre el pecado y la moralidad, es asentir con Oprah y su vasta tribu de madres suburbanas. Dejar a un Dios de prohibiciones, límites e ira en favor de un Dios que solo quiere financiar tus sueños de “mejor vida” y promover el “amor” al estilo de John Lennon y las buenas vibras, es unirse a las filas de los amigotes obsesionados con el comediante de moda. Es ir detrás de los predicadores de prosperidad de “proclámalo y recíbelo” y de la gran mayoría de los autores más vendidos en “religión, espiritualidad y fe” de los últimos 20 años. 

Entonces, antes de someter a una demanda de divorcio al cristianismo de tu juventud, debes saber que hacerlo no es de ninguna manera contracultural. Tal como en el divorcio matrimonial, es completamente aceptable y común. Quiero sugerir que la opción mucho más radical (y verdaderamente contracultural) no es abandonar la fe cristiana porque es irritante, difícil y fuera de sintonía con el espíritu de la época contemporánea.

La opción radical es mantener la fe.

¿Has probado el cristianismo verdadero?

Cuando digo que mantener la fe es radical, me refiero a la fe cristiana en el verdadero sentido bíblico. No estoy hablando de un cristianismo cultural estadounidense en el que el conocimiento doctrinal es bajo pero la preocupación por los derechos de armas y por un muro fronterizo es alta. Tampoco hablo de un cristianismo progresista que invoca selectivamente las Escrituras en sus campañas de justicia, pero ignora las demandas morales sobre su propia persona. “Deconstruir” formas confortables de cristianismo es bueno. Mantener la fe de estas formas distorsionadas del cristianismo no es radical de ninguna forma.

Sin embargo, si estás considerando dejar el cristianismo, te animo a asegurarte de que le hayas dado una oportunidad al cristianismo verdadero. Este cristianismo no encaja perfectamente con tu política y preferencias, pero constantemente te presiona en diferentes áreas, negándose a encajar o ser manipulado para ser lo que tú quieres que sea. Este cristianismo no te afirma como eres, sino que te empuja inexorablemente a ser más como Jesús.

La opción mucho más radical, y verdaderamente contracultural, no es abandonar la fe cristiana. La opción radical es mantener la fe

Este cristianismo invita, en lugar de evadir, la lucha intelectual que surge naturalmente cuando tratamos de comprender a un Dios trino e infinito, cuya existencia y obra en el mundo siempre serán un poco misteriosas. Muchos de los que deconstruyen su fe creen que el cristianismo es una religión para simplones intelectuales, en la que todo es explicable y todas las tensiones deben resolverse (por temor a desacreditar la religión completa). Si esa es tu experiencia del cristianismo, lo siento. Entiendo por qué querrías dejarlo atrás. Pero ese no es el verdadero cristianismo; es simplemente otra mutación de la fe, un intento de domesticar a Dios y encajarlo a nuestros cómodos paradigmas. El verdadero cristianismo siempre desafía nuestros paradigmas y ataca nuestra comodidad. Es gratificante, pero también es costoso. 

Uno de sus costos es intelectual: la carga abrumadora de las preguntas sin respuestas, las paradojas complicadas y la fe que “vemos por un espejo, veladamente” (1 Co 13:12) sin pruebas empíricas. Pero esa es la fe verdadera. Requiere una disposición humilde para contentarse con no comprenderlo todo. 

El teólogo J.I. Packer lo expresó una vez de esta manera:

“No nos corresponde a nosotros dejar de creer porque carecemos de comprensión o posponer la fe hasta que logremos comprender, sino creer para que podamos comprender; como dijo Agustín: ‘a menos que creas, no entenderás’. La fe primero, la vista después, es el orden de Dios, no al revés; y la prueba de la sinceridad de nuestra fe es nuestra voluntad de que así sea”.

Si esto es lo que la fe cristiana realmente requiere, la voluntad de tener “fe primero, vista después”, entonces diría que seguir creyendo en esta fe es una elección más valiente y más costosa que abandonarla porque no puedes entender completamente sus componentes más espinosos.

La soledad de la espiritualidad a la medida

Si estás considerando deconstruir la religión formal, la probabilidad es que no te estés moviendo de inmediato hacia el ateísmo. En cambio, es probable que estés planeando forjar una espiritualidad más intuitiva y personalizada que tal vez conserve algunos aspectos del cristianismo, pero que sea más fluida, incorporando fragmentos de otras filosofías, rituales y espiritualidades según se adapten a tu estado de ánimo y necesidades. Esto es lo que narra la columnista de religión Tara Isabella Burton en Strange Rites: New Religions for a Godless World (Ritos extraños: nuevas religiones para un mundo pagano): 

“Una religión de intuición emotiva, de experiencias hermosas y mercantilizadas, de autocreación y superación personal y, sí, de selfies… Una religión desvinculada de las instituciones, los credos, de las afirmaciones metafísicas sobre Dios, el universo o la forma en que son las cosas, pero que todavía busca de diversas formas y maneras, proporcionarnos los pilares que la religión siempre ha tenido: significado, propósito, comunidad, ritual”.

Esta religión combinada puede incluir algunas partes de la religión tradicional (Sabbat, villancicos, velas de oración católicas), algunas prácticas de “bienestar” (yoga, meditación, SoulCycle), una pizca de la magia de la nueva era (quemar hojas de salvia, cartas del Tarot, astrología) y un fanatismo moral profundo por la justicia social o los derechos LGBT+. 

Si bien este tipo de espiritualidad mezclada y personalizada puede sonar radical, en realidad es simplemente una repetición burguesa del consumismo convencional. Al capitalismo le encanta esto, porque significa más productos y experiencias para vender a consumidores cada vez más hambrientos que buscan un significado fuera de las instituciones religiosas. Pero lejos de ser una protesta contracultural, elegir este tipo de religión personalizada es simplemente adaptarse al estilo de fe de Burger King de “hazlo a tu manera”. En nuestro mundo intensamente consumista, la persona que se resiste al impulso de seleccionar una espiritualidad a la medida y, en cambio, se adhiere a una tradición religiosa establecida y consistente, aún cuando no se ajusta a sus preferencias personales, es verdaderamente radical.

También vale la pena señalar que la espiritualidad personalizada es algo que típicamente solo eligen los privilegiados, aquellos con la comodidad, los medios y el estatus social adecuados para una aventura (a menudo bastante costosa) en la espiritualidad a la carta. Los privilegiados pueden desprenderse de las instituciones y deambular por sus senderos intuitivos con poca preocupación por los posibles peligros de una espiritualidad “a solas”. Las personas menos privilegiadas reconocen la necesidad, no solo de supervivencia, sino de florecer, de estar arraigados en los tejidos sociales, las instituciones y las tradiciones. Quizás no sea sorprendente que el ateísmo y el agnosticismo sean poco comunes entre las clases de bajos ingresos y en los países en desarrollo. Tienes que vivir una vida bastante cómoda para ser un “don nadie” religioso.

En una cultura poscristiana y que se está secularizando rápidamente, la deconstrucción no es un acto radical. Es algo normal que cada vez más personas hacen

Abandonar la religión en favor de la espiritualidad a la medida (o no espiritualidad) es, por tanto, una elección burguesa totalmente acorde con el consumismo cómodo. No solo no te convierte en un renegado, sino que también te hace sentir solo. Porque cuando dejas el cristianismo, no te estás abriendo a una libertad nueva y más espaciosa. Todo lo contrario. Estás reduciendo tu libertad y tus horizontes de posibilidad a los confines de una persona: tú. Si bien suena genial y, nuevamente, es totalmente el camino de nuestro mundo consumista, esta espiritualidad impulsada por el “yo” eventualmente se vuelve claustrofóbica y solitaria.

Al liberarte de las limitaciones de la comunidad, las demandas de la autoridad externa y la responsabilidad de la formación institucional, al principio puede parecer que estás eligiendo una libertad idílica y de camino abierto. Pero la libertad no es la ausencia de restricciones. Jesús no dijo que “la autonomía total e ilimitada te hará libre”. Dijo que la verdad te hará libre (Jn 8:32). No tu verdad; la verdad, en un sentido verdadero para todos. Ese tipo de verdad liberadora no se encuentra fácilmente mirando hacia adentro, confiando en tu instinto y estando solo.

El costo radical del verdadero cristianismo

En una cultura poscristiana y que se está secularizando rápidamente, la deconstrucción no es un acto radical. Es algo normal que cada vez más personas hacen. ¡Tiene sentido! El cristianismo histórico es una cosa cada vez más extraña, cada vez más marginal, cada vez más desagradable en el mundo de hoy. Considera todas las formas en que trastorna las normas actuales en la cultura occidental:

  • En un mundo de “cree en ti mismo”, el cristianismo te llama a negarte a ti mismo (Mt 16:24) y tomar tu cruz (Lc 14:27). 
  • En un mundo de “sé tú mismo” que enfatiza el individualismo expresivo, la autenticidad y el inconformismo, el cristianismo se trata de conformarse a la semejanza de Jesús (Ro 8:29) y ser imitadores de Dios (Ef 5:1).
  • En una cultura consumista y codiciosa, el cristianismo te llama a una generosidad costosa (Lc 21:1-4) y a la renuncia voluntaria de las posesiones materiales (Mt 19:21; Lc 14:33). 
  • En un mundo orientado a sí mismo, de autopromoción, autoayuda y selfies, el cristianismo te llama a ser un siervo centrado en los demás (Fil 2:3-4; Gá 6:2; Mt 20:26-28).
  • En un mundo que dice que debes ser libre para hacer con tu cuerpo lo que desees, el cristianismo dice que debes glorificar a Dios con tu cuerpo (1 Co 6:20). 
  • En una cultura sexualmente progresista que aprueba prácticamente cualquier cosa en el dormitorio, siempre que sea consensual, el cristianismo dice que el sexo está destinado a la unión basada en un pacto matrimonial entre un hombre y una mujer (Gn 2:24; Mt 19:3-6; 1 Co 7:2). 
  • En un mundo que privilegia el poder, el “ganar” y el éxito de la “mejor vida”, el cristianismo te llama a valorar la debilidad (2 Co 12:9-10).
  • En un mundo partidista en el que pensar lo peor de tus enemigos y tratar de “acabarlos” en las redes sociales es una forma de vida, el cristianismo te llama al desafío radical de amarlos (Mt 5:44).
  • En un mundo que ha normalizado descartar vidas no nacidas y la deshumanización de los demás a través del racismo, el sexismo y la xenofobia, el cristianismo insiste en que todos los seres humanos llevan la imagen de Dios (Gn 1:27) y son merecedores de dignidad y protección.
  • En un mundo dividido y fragmentado, en el que es muy fácil separarse de alguien que difiere de ti, el cristianismo te llama a reconciliarte (Ef 2:11-22).
  • En un mundo pluralista con una diversidad de creencias, en el que un pensamiento reconfortante es que “todos los caminos conducen al cielo”, el cristianismo te llama a creer que solo hay un camino al cielo: confiar en Jesucristo (Jn 14: 6).
  • En un mundo impregnado de racionalismo científico, el cristianismo requiere creer en lo sobrenatural (una virgen que concibe un hijo, cuerpos resucitando de entre los muertos, personas sanadas milagrosamente, entre muchos otros ejemplos). 

Nada de esto es fácil de practicar o creer y la lista podría ser mucho más larga. No hay nada cómodo en seguir verdaderamente a Jesús. Aquellos que dicen lo contrario, o cuya versión del cristianismo se adapta convenientemente a su comodidad personal (ya sea en política, preferencias musicales o inclinaciones sexuales), se están engañando a sí mismos y dañando la causa de Cristo. 

¿De verdad quieres ser contracultural? No abandones el cristianismo. Aférrate a él

La realidad es que aceptar todos los costos del verdadero cristianismo, creer todo lo que afirma, ir dramáticamente en contra de la corriente cultural, es increíblemente difícil y un poco extraño. Si los cristianos son etiquetados como “fanáticos” por lo que creen y practican en el mundo de hoy, es por una buena razón. No debería sorprendernos que pocos sigan este camino estrecho (Mt 7:13-14). No debería sorprendernos que las publicaciones en Instagram de abandono de la fe sean comunes.

¿De verdad quieres ser contracultural? No abandones el cristianismo. Aférrate a él.


Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por Equipo Coalición.
Recibe cada día los artículos, podcasts, y vídeos más recientes.
CARGAR MÁS
Cargando