La confrontación fue probablemente uno de mis momentos más serios como pastor. La mujer, un miembro de la iglesia de mucho tiempo, utilizó el momento clásico justo antes de predicar para decirme que Dios le había hablado. Dios le dijo, bajo condiciones inequívocas, que yo debía dejar la iglesia.
Mi primera pregunta fue averiguar por qué Dios le había dicho a ella y no a mí. Me parecía que la comunicación directa hubiera sido mucho más eficiente.
Mi segundo desafío lo enmarqué en una simple pregunta: “¿Por qué?”.
Ella respondió con supuesta certeza: “Porque todos estos nuevos cristianos están arruinando nuestra iglesia”.
Ah.
Por supuesto, no soy el único que ha lidiado con esta realidad desconcertante. Muchos miembros de la iglesia realmente no quieren ver crecer a sus iglesias. Algunos de ellos están contentos con que crezca lo suficiente para pagar las cuentas, pero nada más.
A lo largo de los años he aprendido de innumerables pastores y miembros la razón de por qué existe esta aparente desobediencia a la Gran Comisión, y por qué es tan común en muchas iglesias. Aquí seis de las razones más comunes.
- Los patrones de relación se interrumpen. El crecimiento trae nuevos miembros a los ministerios, grupos, y funciones sociales de la iglesia. El liderazgo puede moverse hacia los nuevos miembros. Muchos miembros simplemente no se sienten cómodos con los nuevos asistentes que cambian los patrones de relación a largo plazo.
- Muchos se sienten demasiado cómodos con el statu quo. Prefieren obedecer el mandato del Gran Confort y no el mandato de la Gran Comisión.
- Algunos tienen una visión “centrada en mí” de la vida congregacional. Por lo tanto, la iglesia existe para mí, para mí, y para mí. Se trata de mi estilo de adoración, mis programas, mis ministerios, y mi silla. La iglesia es más como un club donde pago cuotas y obtengo beneficios. Si la gente nueva se interpone en mi camino cuando la iglesia trata de alcanzarlos, elevaré mi voz para criticar.
- Los miembros pueden querer que el pastor sea su guardián y se encargue de ellos. Demasiado crecimiento hace imposible que el pastor tenga tiempo para todo. Muchos dicen: “Si mi pastor no puede satisfacer mis necesidades todos los días a toda hora, tenemos demasiadas personas en la iglesia”.
- Algunos simplemente se sienten incómodos con cualquier énfasis en crecimiento numérico. El péndulo ha oscilado demasiado. Durante muchos años, muchas iglesias hicieron demasiado hincapié en el crecimiento numérico, tanto que parecía que el número era un fin en sí mismo. Hoy en día, muchos líderes y miembros de iglesias se resisten a cualquier énfasis en crecimiento numérico, a menudo en detrimento de la responsabilidad de la Gran Comisión.
- Las nuevas personas son diferentes. Los nuevos cristianos y los no cristianos son particularmente diferentes de la mayoría de los miembros que llevan mucho tiempo en la iglesia. Su presencia puede hacer las cosas complicadas. A algunos miembros no les gustan las iglesias con complicaciones. Algo así como a los fariseos, a quienes no les gustaba que Jesús se relacionara con personas complicadas.
Hay miembros de iglesias que son héroes y heroínas en sus iglesias locales. Los pastores los recuerdan con cariño toda la vida. Cuentan historias sobre ellos. Agradecen a Dios por ellos.
Seamos miembros de la iglesia que con gusto obedezcamos el mandato de Cristo de hacer discípulos, y hagámoslo llegando a nuestras comunidades.
Pero los pastores también recuerdan a los miembros de la iglesia que son severamente negativos, como aquellos que se resisten al crecimiento de la Gran Comisión. Mi historia tuvo lugar hace un cuarto de siglo. Seguí adelante, pero no lo he olvidado.
Seamos miembros de la iglesia que con gusto obedezcamos el mandato de Cristo de hacer discípulos, y hagámoslo llegando a nuestras comunidades. Tal obediencia probablemente resultará en crecimiento. Y eso no es algo malo.
