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Una de las ventajas de la era moderna del internet y la conectividad ilimitada es que ha llevado las oportunidades laborales a otros niveles, hasta el punto de permitirnos trabajar desde casa, algo que en otros tiempos era impensable. Sin embargo, a pesar de los grandes beneficios que esto pueda traer, también debemos reconocer los retos que nos presenta, particularmente en la forma en que ha impactado la conducta humana de nuestra generación.

Personalmente he llegado a experimentar los efectos nocivos de esta modalidad de trabajo, pero doy gracias a Dios porque en su bondad me ha enseñado algunas verdades bíblicas fundamentales que me han permitido glorificarle con mi trabajo desde casa. Así que si tú trabajas desde casa o estás considerando hacerlo, quiero compartirte seis consejos que te ayudarán a mantenerte enfocado.

1. Recuerda tu identidad

Antes de identificarme como videógrafo cristiano, constantemente me recordaba a mí mismo que soy un cristiano que trabaja en la producción de audiovisuales. Hacer esto durante años me abrió puertas para poder trabajar desde casa, como freelancer.[1] Y aunque para algunos esto puede representar un sueño cumplido o un ideal alcanzado, debemos recordar que nuestra alegría e identidad no están en el trabajo desde casa, sino en Cristo, y en hacer el trabajo que el Señor nos ha dado para su gloria, para el beneficio de su pueblo, y para dar testimonio a la sociedad en que vivimos (Gá. 2:20).

Muchos cometen el error de buscar un trabajo desde casa porque desean dejar de trabajar en una oficina o bajo la supervisión de un jefe. Pero estas motivaciones son egoístas y orgullosas.

2. Cuida tus motivaciones

Muchos cometen el error de buscar un trabajo desde casa porque desean dejar de trabajar en una oficina o bajo la supervisión de un jefe. Pero el problema es que una motivación como esta pone en evidencia un corazón egoísta y orgulloso. “No quiero rendirle cuentas a nadie”, “Yo valoro mucho mis horas de sueño”, o “Me gusta trabajar a mis horas”; esos son pensamientos comunes que parecen buenos, inofensivos, y hasta motivacionales, pero cuando se evalúan cuidadosamente tienen una raíz pecaminosa. No digo que este sea tu caso, pero sí es un peligro al que nos exponemos si definimos el trabajo desde casa como nuestra meta, sin evaluar las motivaciones de nuestro corazón (Pr. 16:25).

3. Cumple tu palabra

Se dice que el freelancer es jefe de su propio tiempo, y eso puede ser cierto, pero debemos tener cuidado de suponer que eso nos da libertad de cumplir con nuestra responsabilidad en el momento que queramos. Una de las muestras de amor a nuestro prójimo, y de hacer con los demás como queremos que hagan con nosotros, es respetar el tiempo, esfuerzo, y dinero que invierten las personas o empresas que te contratan, e incluso también los miembros del equipo con el que trabajas. Cumple tu trabajo dentro de los límites de tiempo establecidos, y pide perdón si no has cumplido con tu palabra (Mt. 7:12).

4. Considera las interrupciones

A nadie le gusta ser interrumpido. La función “no molestar” en nuestros teléfonos inteligentes, los audífonos, y la opción de “silencio” en Uber evidencian nuestro afán por privacidad e individualismo en medio de una cultura inclinada a la hiperproductividad. Aunque enfocarnos es fundamental para poder cumplir con nuestro trabajo, las interrupciones siempre llegarán, y más aun cuando trabajamos en casa.

El vecino que necesita ayuda, el cónyuge que tiene una pregunta, el hermano que sufrió un accidente, la visita inesperada, o los hijos que están en medio de una discusión pueden convertirse en interrupciones e infortunios indeseados si solo vivimos enfocados en nosotros mismos. Pero, ¿alguna vez has considerado estas cosas como la razón por la cual Dios te permitió trabajar desde casa? Aquellos días en los que tal vez no avanzaste mucho en tu trabajo debido a las interrupciones pueden ser los días en los que Dios avance en su trabajo de moldearte a la imagen de Jesucristo (Lam. 3:37; Fil. 1:6).

5. Evita el aislamiento

Trabajar a solas con nuestra computadora, sin lidiar con los problemas y las necesidades de nuestro prójimo, puede conducirnos a amar la soledad. Hubo un momento en mi vida en el que consideré que no necesitaba relacionarme con mis hermanos o amigos, y que esto era una muestra de madurez y fortaleza. Sin embargo, esto no es lo que vemos en la vida de Jesús, quien fue interrumpido constantemente, y aunque anhelaba momentos a solas con su Padre, siempre estuvo dispuesto a servir y compartir con aquellos que le buscaban.

Los días en los que no avanzaste mucho en tu trabajo debido a las interrupciones pueden ser los días en los que Dios avance en su trabajo de moldearte a imagen de Jesucristo

No veas los tiempos de descanso como una oportunidad egoísta para recuperar tus propias fuerzas y distraer tu mente. Aunque el descanso es necesario, también debes considerar las maneras de invertir tu tiempo y energía en cultivar relaciones y amistades saludables. Las relaciones que edifican no se desarrollan únicamente a través de correos electrónicos o mensajes de texto, sino al caminar juntos en los momentos difíciles y alegres de la vida. Somos parte del cuerpo de Cristo, y este cuerpo no se conecta por medio del Wi-Fi, sino por medio de habitar juntos en armonía, estimulándonos al amor y a las buenas obras (Sal. 133:1; Heb. 10:24).

6. Ejercita tu cuerpo

Es muy fácil desarrollar una vida sedentaria cuando se trabaja desde casa, y cada vez es más común ver jóvenes con dolores de espalda, sobrepeso, problemas cardiacos, o insomnio.

Las más de 360 articulaciones de nuestro cuerpo necesitan moverse para trabajar eficazmente. Pero si invertimos entre 8 a 10 horas de trabajo sentados, y luego nos relajamos viendo una película mientras cenamos una hamburguesa y una gaseosa, nuestro cuerpo se verá afectado. Una parte integral de glorificar a Dios en nuestras vidas es cuidar del cuerpo que nos ha dado, pues es la herramienta con la cual podemos disfrutar de Él y servirle.

Algunas prácticas sencillas como caminar mientras haces una llamada telefónica, hacer estiramientos, o levantar pesas mientras ves algún video o escuchas un podcast, te servirán para darle movimiento a tu cuerpo al menos cada 40 minutos (1 Ti. 4:8; 1 Co. 10:31).

Espero que estos consejos sean útiles para tu vida así como lo han sido para la mía. Hay mucho más que podríamos decir respecto a este tema, y se han escrito muchos libros sobre la productividad y la organización, pero mientras inicias (o continúas en este camino) te animo a orar para que el Señor te guíe mientras trabajas desde casa. Evalúa tus motivaciones, no vivas en soledad, pon manos a la obra diligentemente, cumple tu palabra, y cuida tu cuerpo para así glorificar a Dios en todo lo que hagas.


[1] Freelancer es un anglicismo que define a la persona que trabaja de manera independiente y autónoma en su profesión, ofreciendo sus servicios a terceros, y haciendo uso libre de su tiempo y sus recursos, según sus necesidades y las de sus clientes.


Imagen: Lightstock.
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