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5 señales de que el pecado tiene un control poderoso sobre tu vida

Como creyentes, luchamos contra el pecado y la tentación. Nunca habrá un momento en nuestras vidas en el que no luchemos contra ellos. Sin embargo, luchar contra el pecado es una cosa; otra muy distinta es que el pecado tenga el control. Si no somos diligentes, el pecado puede ganar poder rápidamente en nuestras vidas. Por eso es que John Owen dijo: “Mata el pecado o el pecado te matará a ti”. En su libro La mortificación del pecado, Owen nos brinda una excelente ayuda al proporcionarnos cinco señales de que el pecado tiene poder sobre nosotros. Tómate un minuto para revisar la siguiente lista. Si reconoces alguno de estos patrones en tu vida, puedes estar seguro de que te encuentras en una peligrosa condición de pecado.

1. Eres dominado por un pecado que es constante y es poco probable que cambie

No daré ejemplos de pecados que nos dominan. Si tienes uno, tu mente lo pensó en el momento en que leíste el título. Considera los últimos cinco años. Al pensar en tu lucha con este pecado, ¿puedes ver alguna mejora? La santificación puede ser una obra lenta a veces, pero sucede. Si no puedes ver ningún cambio en tu relación con ese pecado, y parece que es poco probable que cambie en el futuro cercano, necesitas ver tu condición como una muy seria; especialmente si el patrón de pecado está empeorando.

2. Tienes súplicas secretas del corazón para aprobar tu pecado

La santificación puede ser una obra lenta a veces, pero sucede

Al pensar en el deseo por este pecado en tu vida, ¿alguna vez has pensado: “Podría hacer esto cuando quisiera si no me tomara esta cosa cristiana tan en serio”? O tal vez te hayas preguntado: “¿Es mi interpretación de las Escrituras demasiado rígida? Ciertamente, algo tan natural no puede ser tan malo”. Tal vez ha progresado hasta el punto en que piensas: “Tal vez necesito cambiar de iglesia, otras congregaciones más liberales ven esto como normal y dejan que su gente lo disfrute”. Si estos pensamientos están pasando por tu mente, comprende que el pecado está obrando y está intentando alejarte de Cristo. Este podría ser el comienzo de una deriva hacia la apostasía. La mayoría de las personas que han abandonado la fe lo han hecho por esta razón. Han escuchado los gritos secretos del pecado en su corazón.

3. Te entregas y te deleitas en el pecado aún después de haber intentado matarlo

Tal vez te hayas cansado de este pecado e incluso has intentado matarlo. Pasas por períodos en tu vida en los que tratas de dejarlo, y tal vez veas algo de éxito por breves períodos, pero después de un corto tiempo, te encuentras de nuevo en el fango. Si este es el caso, es hora de reconocer cuánto poder tiene este pecado en tu vida.

4. Descubres que tu angustia por el pecado se centra más en el miedo de ser descubierto que en estar bien con Dios

El pecado en tu vida puede causarte una ansiedad genuina que asumes es la convicción del Espíritu Santo. El problema es que estás más preocupado por tu reputación que por tu relación con Dios. Esta preocupación mal dirigida es lo que la Biblia llama la tristeza del mundo. La tristeza según Dios tiene un enfoque diferente. Esta realidad revela cuán profundo corre el engaño del pecado en tu corazón. Si ese eres tú, tu pecado te ha adormecido hasta el punto en que te preocupas poco por tu relación con Cristo.

5. Dios te envía flechas de advertencia de reprensión, y todavía te resistes

Si este pecado ha estado contigo por algún tiempo, probablemente has experimentado dificultades en tu vida y sabes que Dios está tratando contigo. Es como si te estuviera advirtiendo que te arrepientas porque si no lo haces, pondrá su mano dura sobre ti porque te ama. Puede que incluso hayas dejado el pecado por un tiempo y clamado por el perdón de Dios, pero tan pronto pasa el peligro, regresas de inmediato a tu pecado. Cuando haces esto, el pecado te hace resistir al Espíritu Santo y tienes que lidiar con él.

Cuando estás más preocupado por tu reputación que por tu relación con Dios, esto revela cuán profundo corre el engaño del pecado en tu corazón

Si alguna de estas cinco señales se aplica a tu situación actual, no importa cuán involucrado estés en tu iglesia, o cuán piadoso te consideren las personas a tu alrededor, no estás en la voluntad de Dios y el pecado te está controlando. Ha llegado el momento de levantarte y acercarte a tu Salvador.

Lo único bueno de experimentar cualquiera de estas cinco situaciones es que finalmente te das cuenta de que la naturaleza pecaminosa que mora en ti es más de lo que puedes manejar por tu cuenta. Es más fuerte que tú y siempre lo ha sido. Es ahora cuando comienzas a darte cuenta de esto. Solamente cuando llegas a este punto es cuando puedes realmente llevárselo a Jesús y ponerlo a sus pies. A partir de ahí, debes aplicar todos los medios de la gracia disponibles: la lectura de la Biblia, la oración, la adoración colectiva, la cena del Señor, y una relación cercana con un cuerpo de creyentes que puedan ayudarte a rendir cuentas.

Al final, recuerda esto. Jesús murió por ti, ha sido fiel aún en tu desvío, y no te dejará en tu momento de necesidad. Clama a Él en el día de la angustia; Él te librará y tú lo glorificarás (Sal. 50:15).


Publicado originalmente en Fight of Faith. Traducido por CASIAN.
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