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Todavía me vienen recuerdos dolorosos acerca de la primera vez que experimenté como pastor el perder miembros en mi iglesia. Lo tomé demasiado personal; de hecho, no manejé la situación con mucha madurez que digamos.

Pero todavía es una preocupación común que escucho cada semana. Permítanme entonces abordar las cinco preguntas más frecuentes que recibo sobre la pérdida de miembros en la iglesia.

1. ¿Por qué se van?

A grandes rasgos, hay tres categorías de miembros que parten. Los “migrantes” que se mudan a otra comunidad; ellos son comunes en nuestra cultura transitoria. Los “desertores”, quienes dejan de asistir a la iglesia por completo. Y tercero, los “transferidos”, quienes se mudan a la iglesia de otra comunidad. Los desertores generalmente se van porque no estaban conectados en la iglesia. Los migrantes se mudan por innumerables razones, algunas legítimas, y otras por intereses egocéntricos. Aquellos en la categoría de los interesados típicamente ven a la iglesia como un club, donde pagan su deuda y obtienen beneficios. Si no obtienen los beneficios de la forma que esperan (si las cosas no se dan a su manera), entonces se mudan a otra iglesia club.

2. ¿Debería yo contactar a los miembros descontentos que se van?

Es difícil dar a eso una respuesta homogénea. Por un lado, ayudaría a descubrir por qué las personas se van, cosa que permitiría hacer cambios legítimos para mejorar. Pero por otro lado, escuchar una serie de quejas por caprichosas podría ser una distracción agotadora.

3. ¿Debería yo hacer algo con un miembro que se muda a otra comunidad?

¡Desde luego! Debes ver a ese miembro que parte como a un misionero enviado por tu congregación a otra área. Algunas iglesias hasta tienen servicios y certificados para aquellos directamente comisionados; es un proceso realmente saludable enviar a un miembro. De hecho, comienzas a verlos como “enviados” en lugar de como “aquellos que se fueron”.

4. Aparte de aquellos que se mudan de la comunidad, ¿qué puedo hacer para reducir la pérdida o inactividad de miembros?

Recuerda que mientras más involucrado y conectado a otros esté un miembro, será más factible que él o ella permanezca activo en esa iglesia. Debes estar enviando a todos tus miembros a los grupos pequeños, y buscar cómo involucrarlos en algún ministerio, y exhortarlos a ofrendar como un acto de mayordomía y discipulado.

5. Perder a un miembro me enferma. ¿Acaso soy yo el único que tiene ese sentir?

Por supuesto que no. Estás entre la mayoría de los pastores quienes sienten lo mismo. Acepta tu dolor como algo real y común. Y luego canaliza esas emociones para guiar a tu iglesia a ser más efectiva en integrar a otros y en discipulado.

Gracias pastores y líderes, por sus ministerios y por sus vidas. ¡Ustedes son verdaderamente mis héroes!


Publicado originalmente por Thom Rainer. Traducido por Andreina López.
Imagen: Lightstock.
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