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Hay un fenómeno que he visto en varias iglesias donde he visitado. Es posible que tú lo hayas visto también. Luego de participar en el tiempo de adoración, los músicos terminan de tocar y desaparecen. Tal vez vuelven para la canción final, pero para el sermón, la oración, y demás partes del domingo, no están presentes.

En esta ocasión no quiero compartir sobre las motivaciones de por qué muchos músicos de la iglesia hacen esto. La verdad es que no lo sabemos, y cada caso podría tener sus propias características. Pero sí quiero considerar el efecto que tiene en el músico y en la iglesia el hecho de que los músicos no estén presente. Mi propósito con este escrito no es crear legalismo. Al contrario, es un llamado a considerar que cuando los músicos no participan de todo el servicio, están fallando en su servicio a la congregación y dificultando su propio crecimiento a la estatura de Cristo.

A continuación cuatro razones de por qué entiendo que los músicos no deben de perderse la predicación y el resto del servicio:

1. Antes de ser músico, eres cristiano.

A mí me gusta invertir estos términos. En vez de ser un “músico cristiano” pienso que eres un “cristiano músico”. Tenemos que tener nuestras prioridades bien establecidas. Tú sirves a Dios porque Él te salvó. Tu título en el cielo no va a ser “gran músico del Señor”, sino “pecador salvado por gracia”. Esto te debe llevar a poner por prioridad el conocer a Dios más que a tu instrumento. Un creyente, especialmente uno que está en una posición pública o de liderazgo, debe de inspirar a la iglesia a adorar y a conocer a Dios. Si tú no conoces a Dios, ¿de quién vas a enseñar? ¿A quién vas a apuntar con tu instrumento? Y, ¿qué mejor lugar para aprender de Dios que a través de Su Palabra, junto a Su pueblo, en Su iglesia? Si solo estás durante el tiempo de la música, te estarás perdiendo del servicio completo, y de las bendiciones que conlleva.

2. La predicación de la Palabra es demasiado importante como para no estar.

La predicación de la Palabra es el medio que Dios ha elegido para comunicar el evangelio y darse a conocer. Como dijimos en el punto anterior, si tú vas a adorar a Dios por medio de la música, es importante que le conozcas. De lo contrario, vas a adorar de la forma que tú quieres y no necesariamente de la forma que Dios quiere ser adorado. Y “en la sabiduría de Dios el mundo no conoció a Dios por medio de su propia sabiduría”, sino que “agradó a Dios, mediante la necedad de la predicación, salvar a los que creen” (1 Co. 1:21). Es la predicación de la Palabra de Cristo el método por excelencia para conocer a Dios (Ro.10:13-15) y crecer para salvación (1 P. 2:2). Por supuesto, puedes crecer y conocer a Dios en privado, pero también necesitas el ser pastoreado por la predicación de la Palabra domingo tras domingo. Además, tu llamado no es tocar la música e irte. Tu llamado es a ser un miembro más de ese cuerpo redimido que está adorando en el tiempo de cánticos y en la predicación de la Palabra, por la cual Dios también te salvó a ti.

3. No eres invisible.

Tu actitud puede ser de tropiezo. La gente se va a dar cuenta de que no estás presente durante la predicación, y esto puede que sea de tentación para ellos. Pueden pensar, “Fulanito quiere que adore, pero no está en la prédica”. Todo lo que tú hiciste ese domingo puede ser desechado por no estar presente durante la prédica. Tu servicio no será efectivo porque la gente no va a creerte o confiar en ti cuando estés sirviéndoles o liderándoles.  Si en tu iglesia hay más de un servicio, considero que, por amor al prójimo, puede ser beneficioso estar presente en ellos. Como dice el refrán, “matarás dos pájaros de un tiro”, ya que servirás a tus hermanos y aprenderás más.

4. No debes dejar de congregarte.

Hebreos 10:24-25 nos llama a estimularnos y a exhortarnos unos a otros y a no dejar de congregarnos, ya que el día se acerca. Si no estás presente en el tiempo de la predicación, ¿cómo vas a estimular y ser estimulado; exhortar y ser exhortado? Una forma practica en la que puedes seguir estimulando a la iglesia es escuchando todo el mensaje y pensar en qué canción puedes cantar en respuesta al mensaje del pastor. ¿Qué canción va a ayudar a la iglesia a conectarse aún más con las verdades que escucharon? Muchas veces me ha pasado que la canción que tenía preparada para responder al mensaje no era la mejor. Al escuchar la prédica pude hacer un ajuste y elegir otra canción en respuesta a lo que entendí que Dios quería hacer con su pueblo. El no estar en el resto del servicio no te permitirá ver lo que el Espíritu Santo está haciendo en tu iglesia. Si no estás durante el sermón, no podrás servir a tu iglesia de una forma efectiva.

Amados músicos, gracias por su servicio domingo tras domingo. El servir al pueblo de Dios es uno de los más grandes privilegios que hay. Por eso esta exhortación: eres de mayor bendición para tu iglesia cuando eres parte de todo el servicio de adoración, no solo de la música. Vas a aprender más acerca de Dios y vas a poder aplicar estas enseñanzas cuando sirvas a la iglesia. Recuerda que Cristo pagó un alto precio por estas amadas personas, las cuales nosotros servimos. Si a Dios le importó tanto su pueblo que dio a su Hijo por ellos, a nosotros nos debe de importar también.

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