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El llamado de Jesús a Pedro fue muy claro en Juan 21:15: “Cuando acabaron de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: ‘Simón, hijo de Juan, ¿Me amas más que éstos?’. ‘Sí, Señor, Tú sabes que Te quiero’, Le contestó Pedro. Jesús le dijo: ‘Apacienta Mis corderos’”.  

El pastor tiene un llamado divino a cuidar, amar, proteger, y enseñar a su congregación (1 Pe. 5:1-4). La función más crítica de un pastor es la de darle a los hijos de Dios alimento alto en contiendo nutricional que afirme, fortalezca, y establezca a los creyentes en la fe del Señor Jesucristo (1 Pe. 5:10).  

Una manera en la que un pastor puede desarrollar su llamado de “apacentar a la grey de Dios” (1 Pe. 5:2) es escribiendo. Escribir es una poderosa herramienta que puede ser de inmensa bendición para su congregación y para los creyentes de otras comunidades. El hábito de escribir es una virtud que desarrolla una mente crítica, letrada, y analítica. Ayudará al pastor a no presentar ideas excesivamente dogmáticas, sino que le ayudará a formular argumentos pensados y desarrollados en un esquema de investigación y análisis bíblico. 

Cuando el pastor se sienta a escribir, solo podrá hacerlo al leer, estudiar, pensar, y buscar las verdades bíblicas sobre el tema que está escribiendo.

En otras palabras, cuando el pastor se sienta a escribir seriamente sobre algún tema en específico, solo podrá hacerlo al leer, estudiar, pensar, y buscar las verdades bíblicas sobre el tema que está escribiendo. 

Los beneficios que la iglesia recibe de un pastor que escribe son muchos. La iglesia disfrutará de un pastor que toma su labor con profesionalismo, que se sigue capacitando al escribir, y que continúa buscando razonamientos bíblicos que satisfagan el hambre de la iglesia y sus lectores. 

Pero seguramente te estarás preguntando: ¿escribir qué? A continuación, quisiera darte tres sugerencias para escribir de tal forma que sea de inmediata utilidad a ti, a tus congregantes, y a tu ministerio pastoral.    

1. Escribe de tus sermones

Si el pastor está tomando en serio y con responsabilidad su tarea de predicar la Biblia, estará pasando una cantidad considerable de horas a la semana estudiando un determinado pasaje. 

Cuando preparas una predicación, lees el texto bíblico, haces anotaciones del texto, observas la dirección de los argumentos, el desarrollo de la teología, y el comportamiento de los verbos. Haces exégesis del texto y oras para que Dios te ilumine y te dé sabiduría (Ef. 1:18). 

Asimismo, lees libros, comentarios, y porciones de escritores que han interpretado el texto anteriormente. Bien, si te envuelves en esa clase de estudio, ¿no vale la pena ponerlo en papel para tu propio beneficio y el de los demás? Si eres un expositor de la Biblia que predica solo con un bosquejo en el púlpito, puedes hacer el esfuerzo de, con tu bosquejo, crear una versión “completa” de tu sermón que sirva como material de lectura para tu congregación y otros individuos. Aprende a transformar tu sermón en un producto que pueda ser leído por otras personas.

Cabe mencionar que no será nada solo una herramienta que sirva para que tu congregación lea, sino que al paso de los años comenzarás a acumular una biblioteca de autoría propia que te servirá como recurso de consulta, de consejería, y de edificación, entre otros beneficios. 

En nuestra iglesia habitualmente publico mis notas del sermón los lunes. Estas notas están en un formato de artículo para que los que no asistieron puedan leer el sermón y entenderlo perfectamente. Incluso será de beneficio y ayuda para cualquier persona que lo lea. 

2. Escribe de temas contemporáneos

El contexto de cada iglesia es tan particular como el ADN de cada humano. Tu esquema socio-económico, la demografía de tu comunidad, la industrialización de tu estado, o la ubicación de tu iglesia son factores que juegan un papel específico para desarrollar el ADN de tu iglesia. 

Cuando percibas temas de importancia en tu comunidad, úsalos para escribir lo que la Biblia y tu iglesia piensa doctrinalmente al respecto.

Como tal, cada iglesia tendrá temas y necesidades que deben tratarse según su contexto cultural. Hay temas culturales de los cuales podrías escribir, y estos cambiarán de acuerdo a tu contexto. Si tu iglesia está localizada en las montañas, o si está en el corazón de una gran ciudad metropolitana, la manera en la que trates cada tema variará. Por supuesto, la verdad es absoluta. Pero la forma de explicar y aplicar el contenido sí tendrá un impacto según el contexto de tu iglesia. 

Por lo tanto, ¡escribe! Cuando percibas temas de importancia en tu comunidad, eventos locales, preguntas difíciles, pasajes complicados, temas de interés o controversia, úsalos para escribir lo que la Biblia y tu iglesia piensa doctrinalmente al respecto. 

No tienes que reinventar la rueda. Es de gran beneficio que tu iglesia lea un artículo de algún predicador conocido sobre el aborto, pero será de igual o mayor beneficio que tú mismo estudies, investigues, y formules lo que tal vez será la misma posición, pero que tu iglesia percibirá como propio, interno, y orgánico. Tú mismo desarrollarás un deseo de buscar la verdad y escribirla clara y bíblicamente. Tomará tiempo, dedicación, y esfuerzo, pero al pasar de los años coleccionarás recursos que serán una inversión de tu estudio. 

3. Escribe de temas teológicos 

Cuando Pablo dijo que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Ti. 3:16), hablaba de que el hombre de Dios necesitaba la Escritura para estar “enteramente preparado para toda buena obra” (v. 17). Esto es de suma importancia, porque el pastor es el encargado de predicar la Palabra de Dios de tal modo que la gente sepa exactamente lo que Dios quiere de ellos. 

Sin embargo, solo hay cierto número de predicaciones que puedes dar durante el año, y desde luego que no son suficientes para cubrir una vasta gama de material teológico que la iglesia necesita. Cuando el pastor-escritor ve que escribir es una herramienta para dar a sus ovejas alimento espiritual, tomará temas teológicos y los pondrá en un formato de lectura para que la iglesia los pueda entender. 

Lo que sea que decidas escribir, escribe intencionalmente sencillo, tan sencillo como para un niño.

Como pastor, debes cultivar una iglesia que no estudie superficialmente, sino una cuyos miembros realmente estén “arraigados y cimentados en amor” (Ef. 3:17). Por ejemplo, puedes hablar de la creación, la autoría del Pentateuco, la inerrancia de la Biblia, la predestinación, o eventos escatológicos. Puedes tomar uno o dos temas cada semestre y desarrollar un escrito de cuantas páginas sean necesarias que servirá a tu iglesia no solamente como guía doctrinal, sino también como un recurso didáctico en muchas áreas. 

Con respecto a esto, permíteme hacerte una petición personal. Lo que sea que decidas escribir, escribe intencionalmente sencillo, tan sencillo como para un niño. Fácilmente delegamos la responsabilidad de pastorear a los niños a miembros de nuestro staff o maestras de niños. Pero cuando Jesús dijo: “apacienta a mis ovejas”, Jesús estaba pensando en todas sus ovejas. Así que escribir no es para demostrar nuestra calidad de escritores o nuestra increíble academia intelectual. En cambio, queremos que verdaderamente todos entiendan mejor un tema en particular. 

Así que escribe para niños, o por lo menos inclúyelos en tu mente. También los niños necesitan saber por qué bautizamos como lo hacemos, qué va a pasar en el futuro, qué ganó Cristo en su muerte sustitutoria, y demás. Escribe acerca de temas teológicos, pero cuando escribas, escribe profundamente y con sencillez.

Unos últimos consejos

Para que seas un buen escritor tienes que leer buenos escritores. Lee mucho y lee variadamente. Lee poesía, lee ficción, lee teología, ¡lee! Esto te ayudará a formar tu propio estilo y forma. 

Cuando escribas, estudia. No escribas lo que piensas que ya sabes. Aprovecha tu tiempo de escribir para volver a aprender, reafirmar argumentos, y derrumbar algunos otros. Y por último, sé humilde. Escribir no te hace especial. Pablo dijo en 1 Corintios 1:26-29:

“Pues consideren, hermanos, su llamamiento. No hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo para avergonzar a lo que es fuerte. También Dios ha escogido lo vil y despreciado del mundo: lo que no es, para anular lo que es, para que nadie se jacte delante de Dios”.

Si perdemos de vista nuestra posición ante Cristo, perdemos de vista el poder del evangelio.

Escribir puede ser de gran bendición e impacto para tu congregación. Quizá no lo habías considerado antes, pero espero que estos sencillos consejos te sirvan para tomar la pluma (o el teclado), y escribir.


Imagen: Lightstock.
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