¿Cómo llevar a cabo de manera bíblica la importante misión de evangelizar?
En su libro Evangelismo diario, Matt Queen nos ayuda a comprender lo que significa evangelizar a la luz de la Palabra y para honra de Dios. Aquí hay 20 frases sobre el evangelismo que elegí de mi lectura de este excelente recurso:
Si bien el estilo de vida de los creyentes debe coincidir con lo que pide el evangelio, los creyentes no deben olvidar que el evangelismo requiere ser proclamado de manera verbal (p. 20).
Los primeros creyentes no utilizaban las palabras solo cuando era necesario al evangelizar. ¡En el Nuevo Testamento, las palabras eran necesarias para los evangelistas personales! (p. 20).
Para que el evangelismo diario exista, debe ser intencional y, en ocasiones, incluso debe ser planificado (p. 22).
El decirle a los no creyentes que ya son hijos de Dios, o simplemente pensar que tal cosa es verdad, constituye un concepto erróneo sobre el evangelismo (p. 22).
Los evangelistas diarios expresan el amor de Dios por el mundo al compartir sobre la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo, y exhortan a todos a arrepentirse de sus pecados y creer en Jesucristo para su salvación (p. 23).
El Señor de la mies envía a sus discípulos a orar por el despliegue masivo de obreros evangelísticos para cosechar su mies (p. 34).
Mientras Cristo sufría por los pecados del mundo en la cruz, oró por el perdón de los pecadores que lo crucificaron y lo injuriaron (p. 39).
Quizá la forma más apropiada para designar a los creyentes que oran por la salvación de los perdidos sería que son «bíblicos» (p. 41).
Evangelizar solo a aquellos que parecen estar listos para responder al evangelio es, en última instancia, un intento de acceder a la omnisciencia que solo está disponible para Dios (p. 44).
Cualquier negación a aceptar el mensaje del evangelio comunicado con claridad es una negación del mismísimo Jesucristo (p. 49).
No se puede garantizar que cada vez que un creyente evangeliza alguien aceptará a Cristo y a su regalo gratuito del perdón (p. 49).
Aquellos que buscan confianza para evangelizar la encontrarán cada vez que pasen tiempo con Jesús (p. 53).
Si los creyentes conocen lo suficiente del evangelio para haber sido salvos por él, entonces ya saben lo suficiente del evangelio para compartirlo con otros (p. 54).
El evangelismo personal ocurre en el contexto de conversaciones, no en monólogos (p. 58).
Los evangelistas practican la compasión y mientras evangelizan satisfacen las necesidades físicas de otros siempre que sea posible, pero deben priorizar la práctica del evangelismo bíblico, ya que solo ellos pueden ofrecer el Pan de Vida (p. 60).
Aquellos que no planifican el tiempo para practicar el evangelismo de manera obediente, no encontrarán tiempo para ser obedientes en el evangelio (p. 68).
El evangelismo se produce cuando un creyente en Jesucristo se somete al mandato de la autoridad de Jesús y se disciplina así mismo para hacer discípulos (p. 67).
El evangelismo que no depende del Espíritu de Dios tiende a volverse manipulador (p. 68).
Lo que un creyente piensa sobre el evangelismo influye tanto en sus prácticas evangelísticas como en la falta de ellas (p. 72).
Las convicciones teológicas de un creyente con respecto a la salvación contribuyen inevitablemente al contenido del evangelio que presentará a los no creyentes (p. 64).
