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Las siguientes 20 citas llamaron mi atención mientras leía el fantástico nuevo libro de Tim Keller “La oración: Experimentando asombro e intimidad con Dios” (B&H Español). Gracias a Tony Reinke por inspirar la idea de las 20 citas.


«La oración es una conversación y un encuentro con Dios… Debemos conocer el asombro de alabar Su gloria, la intimidad de encontrar Su gracia y la lucha de pedir Su ayuda; todo esto nos lleva a conocer la realidad espiritual de Su presencia». (13)

«La oración es la única entrada al genuino conocimiento de uno mismo. Es además la mejor manera para experimentar un cambio profundo, el reordenamiento de nuestros afectos. La oración es como Dios nos da muchas de las cosas inimaginables que Él tiene para nosotros. Ciertamente, la oración hace que sea seguro para Dios darnos muchas de las cosas que más deseamos. Es la manera en que conocemos a Dios, y el modo en que, a fin de cuentas, tratamos a Dios como Dios. La oración es simplemente la clave para todo lo que necesitamos hacer y ser en la vida». (26)

«Es extraordinario que en todos sus escritos las oraciones de Pablo por sus amigos no contienen peticiones por cambios en sus circunstancias». (28)

«Una vida de oración abundante, dinámica, consoladora, ganada con esfuerzo es la única que hace posible recibir todos los otros bienes correcta y provechosamente. Pablo no considera la oración sólo como una manera de obtener cosas de parte de Dios, sino también como una manera de obtener más de Dios mismo». (29)

«Jesucristo enseñó a Sus discípulos a orar, sanó a personas mediante la oración, denunció la corrupción de la adoración en el templo (éste, Él declaró, debería ser una «casa de oración») e insistió en que algunos demonios podían ser expulsados únicamente a través de la oración. Solía orar de forma regular con clamor y lágrimas (Heb. 5:7) y algunas veces, durante toda la noche. El Espíritu Santo vino sobre Él y lo ungió mientras oraba (Luc. 3:21-22). Cuando Jesús enfrentó su mayor crisis, lo hizo con oración. Leemos que oró por Sus discípulos y por la iglesia la noche antes de Su muerte (Juan 17:1-26) y que luego rogó a Dios en Su agonía en el jardín de Getsemaní. Por último, murió orando». (35)

«Nuestras oraciones deben surgir de la inmersión en la Escritura. Hablamos solo en la medida en que se nos habla… Este matrimonio de la Biblia y la oración sujetan tu vida al Dios verdadero». (64, 65)

«Nunca lograríamos la gama completa de la oración bíblica si estuviéramos iniciando la oración según nuestras propias necesidades y psicología. Solo puede lograrse si respondemos en oración a quién es Dios según se revela en la Escritura… Algunas oraciones en la Biblia son como una conversación íntima con un amigo, otras como una súplica a un gran monarca y otras se aproximan a un combate de lucha libre… No debemos decidir cómo orar basados en qué tipos de oración son los más eficaces para lograr las experiencias y sentimientos que queremos. Oramos en respuesta al mismo Dios». (68)

«Un Dios trino que nos llama para que conversemos con Él… porque quiere compartir el gozo que Él tiene. La oración es nuestra forma de entrar en la felicidad de Dios mismo». (77)

«Cuando todo va bien en la vida y nuestros verdaderos tesoros del corazón están seguros, no se nos ocurre orar». (86)

«Orar en el nombre de Jesús… [es], en esencia, volver a fundamentar nuestra relación con Dios en la obra salvífica de Jesús una y otra vez. Esto, además, significa reconocer tu condición como un hijo de Dios, independientemente de tu condición interior». (115)

«En este caso [la oración] es como despertar de una pesadilla a la realidad. Nos reímos por lo que tomamos tan seriamente en el sueño. Nos damos cuenta de que todo está bien. Sin duda, la oración puede tener el efecto opuesto; puede hacerles un agujero a las ilusiones y mostrarnos que estamos en un mayor peligro espiritual del que pensábamos». (141)

«La oración no es una práctica pasiva, tranquila y silenciosa». (147)

«[Las oraciones] nos darán alivio de la melancolía que conlleva el egoísmo». (149)

«La oración, aunque a menudo es agotadora, incluso una agonía, es, con el tiempo, la mayor fuente posible de poder». (150)

«Debemos ser capaces de acceder existencialmente a nuestras convicciones doctrinales. Si la sana doctrina no está acompañada de la experiencia del corazón, esto llevará, con el tiempo, al cristianismo nominal, es decir, solo de nombre, y, a la postre, a la incredulidad. La ironía es que muchos cristianos conservadores, la mayoría preocupados en mantener la verdadera y sana doctrina, ignoran la importancia de la oración y no se esfuerzan por tener una experiencia con Dios; esto puede conducir a la posible pérdida de la sana doctrina… El cristianismo sin la experiencia verdadera de Dios no será al final cristianismo». (189)

«No comprender el costo del perdón resulta en una confesión superficial e indiferente que no conduce a cambios reales en el corazón. No habrá un cambio de vida. No comprender la gratuidad del perdón, sin embargo, conducirá a la culpa, la vergüenza y el autodesprecio. No habrá alivio. Solo cuando veamos la gratuidad y el costo del perdón obtendremos alivio de la culpa así como la liberación del poder del pecado en nuestras vidas». (215)

«Dios nos concederá lo que pedimos o nos concederá lo que habríamos pedido si supiéramos todo lo que Él sabe». (237)

«Nuestra perspectiva del tiempo comparada con la de Dios es similar a la de un niño de dos años con la de un adulto. Dios tiene razones para hacernos esperar un largo tiempo antes de que veamos algunas de nuestras oraciones contestadas». (244)

«Sabemos que Dios las contestará cuando pedimos porque un día terrible Él no le contestó a Jesús cuando Él pidió… Las oraciones de Jesús recibieron el rechazo que nosotros los pecadores merecemos, para que nuestras oraciones puedan tener el recibimiento que Él merece». (245, 246)

Publicado originalmente en The Gospel Coalition.
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