- Todo cristiano tiene la responsabilidad de ser “sal” en el mundo (Mt. 5:13), o sea, evitar la putrefacción constante en nuestra sociedad. Por lo tanto el compromiso de los cristianos en posicionarse culturalmente es una obligación.
- Ese posicionarse culturalmente debe ocurrir a través de predicaciones del evangelio y de nuestras buenas obras.
- Tenemos que reconocer y exaltar la bondad, verdad, y belleza en nuestra cultura, y al mismo tiempo “odiar lo que está mal” (Ro. 12:9). El verdadero amor odia ciertas cosas.
- Hay diferentes formas de maldad y niveles del pecado. Existen pecados que son más abominables a los ojos del Señor que otros (Éx. 32:30; Ez. 8:13, 15; Mt. 23:33; Jn. 19:11). La homosexualidad está en los más abominables (Gn. 19:4-11; Jue. 19:22-25; Lv. 18:22; 20:13; Ro. 1:24-27; 1 Co. 6:9-10). Recordemos que hay perdón completo para ese pecado en Jesucristo (1 Co. 6:11).
- Diferentes pecados exigen diferentes maneras de protesta y repulsión. La Bíblia no habla de todo tipo de maldad con la misma penalidad.
- Si el mal caracteriza un crimen, debe ser penalizado como tal. El artículo 208 del Código Penal brasileño, por ejemplo, dice que “burlarse de alguien públicamente por razones de creencia o función religiosa; prevenir o perturbar la ceremonia o la práctica del culto religioso; menospreciar públicamente un acto u objeto de culto religioso” se castiga con prisión o una multa conforme a la ley.
- Hay diferentes maneras de protestar: cancelar la membresía, dejar de ver los episodios, enseñar lo que la Biblia dice, contactar a la empresa, involucrarse culturalmente en promover películas y series con valores bíblicos, etc.
- Hay que respetar la libertad que tiene cada individuo a protestar como cada uno desee.
- Debemos recordar que nuestro papel no es vengarnos; eso le pertenece al Señor (Ro. 12:19). Por lo tanto, toda manera de protesta debe ser pacífica, con amor y sabiduría.
- Podemos descansar en el hecho de que pronto el justo juez Jesucristo vendrá y “estabelecerá en la tierra su justicia” (Is. 42.5). Aguardemos, pues, con gran expectativa ese día.
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