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Nota del editor: 

Este es un fragmento adaptado de la Biblia de Estudio MacArthur (Vida, 2021), por John MacArthur.

Todo lo que se revela en las páginas tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento está asociado con cinco categorías importantes. Conforme uno estudia las Escrituras, es esencial entender estas categorías que se repiten de manera continua. Mientras se lee a lo largo de la Biblia, se debe ser capaz de relacionar cada porción de las Escrituras con estos temas dominantes, reconociendo que lo que es presentado en el Antiguo Testamento (AT) luego es aclarado en el Nuevo Testamento (NT).

El estudio por separado de estas cinco categorías de la revelación de Dios nos da un panorama más claro de la redención en la Biblia. Analicemos cada una de ellas.

1) La revelación de la persona de Dios

Sobre cualquier otra cosa, las Escrituras son la revelación personal de Dios. Él se revela a sí mismo como el Dios soberano del universo quien ha determinado hacer al hombre y darse a conocer al mismo. En esa revelación personal se establece la norma de santidad absoluta de Dios. Desde Adán y Eva, pasando por Caín y Abel y por toda persona antes y después de la Ley de Moisés, la norma de justicia fue establecida y es mantenida hasta la última página del Nuevo Testamento. La violación de la misma produce juicio, temporal y eterno.

Sobre cualquier otra cosa, las Escrituras son la revelación personal de Dios

En el AT se registra que Dios se reveló a sí mismo a través de los siguientes medios: Creación; ángeles; señales, prodigios y milagros; visiones; palabras habladas por profetas y otros; las Escrituras (AT). En el NT, Dios continuó revelándose a través de los siguientes medios, pero con mayor claridad y plenitud: la creación; Dios-hombre, Jesucristo, quien era la imagen misma de Dios; ángeles; señales, prodigios y milagros; visiones; palabras habladas por apóstoles y profetas; las Escrituras (NT).

2) La revelación de juicio divino

Las Escrituras tratan con el asunto del pecado del hombre, el que lleva al juicio de Dios. Relato tras relato, en las Escrituras se muestran los efectos mortales —tanto temporales como eternos— que el hombre enfrenta por violar la norma de Dios. Hay 1,189 capítulos en la Biblia. Solo cuatro de ellos no involucran a un mundo caído, los primeros dos y los dos últimos, antes de la Caída y después de la creación del cielo nuevo y la tierra nueva. El resto es la crónica de la tragedia del pecado.

En el AT, Dios mostró el desastre del pecado. A lo largo del AT se encuentra el registro incesante de destrucción continua producida por el pecado y la desobediencia del hombre a la ley de Dios. En el NT, la tragedia del pecado se vuelve más clara. La predicación y la enseñanza de Jesús y los apóstoles comienzan y terminan con un llamado al arrepentimiento. Todos rechazaron al Salvador, menospreciaron la verdad de Dios y de esta manera se condenaron a sí mismos. La crónica del pecado continúa sin ser abatida hasta el fin de las edades y el regreso de Cristo en juicio.

En el NT, la desobediencia es aún más descarada por la desobediencia del AT porque involucra el rechazo al Salvador a la luz más resplandeciente de la verdad del NT.

3) La revelación de bendición divina

Las Escrituras prometen recompensas maravillosas a nivel temporal como eterno, que reciben las personas que confían en Dios y buscan obedecerlo. En el AT, Dios mostró la bienaventuranza del arrepentimiento del pecado, fe en Él y obediencia a su Palabra, desde Abel a lo largo de los patriarcas, hasta el remanente en Israel, y aún gentiles que creyeron (como lo hizo el pueblo de Nínive). La norma de Dios para el hombre, Su voluntad y Su ley moral siempre fueron dadas a conocer.

La predicación y la enseñanza de Jesús y los apóstoles comienzan y terminan con un llamado al arrepentimiento

Para los que enfrentaban su incapacidad de guardar la norma de Dios, reconocían su pecado, confesaban su imposibilidad de agradar a Dios por su propio esfuerzo y obras, y le pedían perdón y gracia, venía rendición, misericordiosa y bendición (temporal y eterna). En el NT, una vez más Dios mostró la bienaventuranza total de la redención del pecado para los que se arrepentían.

Hubo quienes respondieron a la predicación de arrepentimiento proclamada por Juan el Bautista, por Jesús o por los apóstoles. Y finalmente, hubo gentiles por todo el imperio romano que creyeron en el evangelio. Para todos ellos y para todos los que creerán a lo largo de la historia, hay bendición prometida en este mundo y en el venidero.

4) La revelación del Salvador y el sacrificio por el pecado

Este tema es el corazón tanto del Antiguo Testamento como del Nuevo Testamento, el primero da el registro bíblico de Su venida. La promesa de bendición depende de la gracia y misericordia dada al pecador. Gracia quiere decir que el pecado no es contado en contra del pecador. Tal perdón depende de un pago por el castigo del pecado para satisfacer la justicia santa. Eso requiere un sustituto, uno que muera en lugar del pecado. El sustituto escogido de Dios, el único que calificó, fue Jesús.

La salvación es siempre por el mismo medio de gracia, sea durante los tiempos del AT o del NT

La salvación es siempre por el mismo medio de gracia, sea durante los tiempos del AT o del NT. Cuando un pecador viene a Dios en arrepentimiento y convencido que no tiene poder para salvarse a sí mismo del juicio que merece de la ira divina, y ruega por misericordia, la promesa de perdón por parte de Dios es otorgada. Dios entonces lo declara justo porque el sacrificio y la obediencia de Cristo son colocados en su cuenta. Ahora Él en su gracia suple todo el mérito necesario a favor de su pueblo, para que este sea el objeto de su favor. Esto es lo que las Escrituras quieren decir cuando hablan de la salvación por medio de la gracia.

5) La revelación del reino y la gloria del Salvador

Este componente crucial de las Escrituras lleva la historia entera a la consumación ordenada por Dios. La historia redentora está controlada por Dios, de tal manera que culmina en su gloria eterna. La historia redentora terminará con la misma precisión y exactitud con la que comenzó. Las verdades de la escatología no son vagas ni confusas; como tampoco carece de importancia. Como en cualquier libro, la manera en la que la historia termina es la parte más crucial y conmovedora; así también con la Biblia. Las Escrituras indican varias características específicas del fin planificado por Dios.

 La historia redentora está controlada por Dios, de tal manera que culmina en su gloria eterna

En el Antiguo Testamento hay una mención repetida de un reino terrenal gobernado por el Mesías, quien vendrá a reinar. Este reino está asociado a la salvación de Israel, la salvación de los gentiles, la renovación de la tierra y la resurrección del pueblo de Dios que ha muerto. Finalmente, el AT predice que habrá una disolución del universo y la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva, el cual será el estado eterno de los piadosos, y un infierno final para los impíos. En el NT, estas características son aclaradas y ampliadas. El Rey fue rechazado y ejecutado, pero Él prometió regresar en gloria trayendo juicio, resurrección y Su reino para todos los que creen.

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