Eres imagen de Su gloria,
retrato de perdón divino,
pintura que dice:
Cuánto Cristo amó a Su novia.
Suspendida estás y triste.
Tu imagen, pálida,
sin el brillo de las nupcias.
Estas allí, pero ya te fuiste.
Pintura cuelgas, muda.
Ya no hablas.
Tu voz se apagó,
como silencio de viuda.
Pintura cuelgas, cansada.
Porque hacer bien cansa,
cuando siembras tanto
sin segar nada.
Pintura. Pintura. Pintura.
Triste, muda y cansada.
Mira tú, y no dejes de mirar
la imagen que debías mostrar.
Sean más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándose unos a otros, así como también Dios los perdonó en Cristo (Ef 4:32).
No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos (Gá 6:9)
Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia (Ef 5:31-32).
