El discernimiento es un don que Dios da a sus hijos y es de mucha ayuda para el creyente. De acuerdo a la biblia, este don nos da la habilidad de descifrar e interpretar las situaciones, las personas y principalmente las cosas espirituales (1 Corintios 12). Pero si de algo nos debe servir este divino don, es para reconocer que en medio de las pruebas, no estamos solos. En otras palabras, si algo debemos discernir bien, es la presencia de Dios junto a nosotros en la adversidad.
El patriarca Jacob falló en esto, y en una famosa declaración expresa el sentir de los creyentes cuando estamos en un lugar de prueba: «Dios está en este lugar y yo no lo sabía» (Génesis 28:16).
Qué terrible fue para Jacob, pensar que en medio de su problema, Dios no estaba con El. Pensar en la posibilidad de ser abandonados por el Señor es quizás el mayor golpe cuando estamos bajo ataque. Jacob no pudo discernir que Dios estaba junto a el. Como muchas veces pensamos o sentimos los cristianos.
Esta historia debe permanecer como un recuerdo fresco en la mente y en el corazón de los creyentes. Porque Dios nunca abandona a sus hijos. El ha prometido estar con nosotros en las buenas y en las malas.
«No te dejaré, ni te desampararé» le había dicho Dios a varios de los suyos cuando estuvieron en dificultades. Así lo cuenta la biblia, y así sigue sucediendo en estos días.
Dios no quiere, no sabe y no puede dejar solos a sus hijos. Abandonar a quienes ama, va en contra de su naturaleza. Dios no sabe ser infiel. Jacob aprendió quizás una de las mayores lecciones con respecto a Dios.
Por eso nunca dudes que Dios está en el lugar de tu aflicción. Que nunca se te olvide que Dios está contigo en medio de tu angustia.