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La situación política que vivimos los bolivianos es complicada desde hace varios años, y ahora, mientras escribo estas palabras, el foco del problema se ha trasladado a Santa Cruz, un departamento del este del país. Después de treinta y seis días de paro, y del arresto irregular del gobernador Luis Fernando Camacho, la ciudad capital del departamento se encuentra en estado de emergencia. Todo el país sufre las consecuencias de un conflicto político interno. 

Camacho, uno de los principales líderes opositores del gobierno boliviano, había participado de las protestas de 2019 que llevaron a la renuncia del expresidente Evo Morales, por lo que muchos apuntan que su arresto está vinculado a una persecución política. Esto genera mucha controversia y disputa en todo el país.

Situaciones similares se registran en otros países de la región. En Perú, Pedro Castillo fue destituido luego de intentar disolver el Congreso. También se viven horas de inestabilidad en Brasil, luego de que miles de seguidores de Bolsonaro asaltaran los edificios públicos de los tres poderes en la capital del país. 

Noticias como estas seguirán siendo una realidad hasta el día en que regrese nuestro Señor Jesucristo. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Cómo debemos responder los hijos de Dios ante el conflicto político y social? Debemos buscar principios bíblicos que nos ayuden a enfrentar tal situación para ser luz y sal en el mundo.

Estos son algunos consejos útiles, no solo para los que vivimos en Bolivia, sino para todos aquellos cristianos que viven conflictos sociales en sus países:

1. No permitas que las circunstancias quiten tu gozo y paz

Un verdadero creyente no debe permitir que su paz le sea arrebatada, cualquiera sea la situación que atraviese. Nuestra paz no depende de la estabilidad política de nuestro país, sino que depende de Dios, quien perdonó nuestros pecados mediante el sacrificio de Jesús en la cruz. 

Nuestra paz no depende de la estabilidad política de nuestro país, sino que depende de Dios

Como Pablo dijo: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» (Fil 4:13). Aunque la frase ha sido mal utilizada demasiadas veces, su contexto literario nos ayuda a entender la idea del apóstol: podemos confiar en Cristo, ya sea en abundancia o necesidad, porque Dios está en control de toda situación (v. 11-12).

2. Sé sabio en tu consumo de información

Cuando nuestro país atraviesa un conflicto político y social es importante que tengamos mucho cuidado con las noticias que consumimos. El exceso de información y los medios sensacionalistas o parciales pueden llevarnos a sacar conjeturas peligrosas o apresuradas que, finalmente, nos quitan la paz. Además, las redes sociales tampoco son un buen lugar para obtener información confiable.

Más allá del consumo sabio de noticias, debemos tener presente que la Biblia nos llama a llenar nuestra mente del evangelio y regocijarnos en el Señor siempre (Fil 4:4). Dios quiere que le entreguemos nuestras preocupaciones a Él, mientras Él nos llena de Su paz (vv. 6-7). Que nuestra vida esté más informada por la Palabra de Dios que por las noticias desalentadoras de este mundo caído.  

3. Descansa en oración

Tenemos un Dios poderoso que escucha y responde nuestras oraciones. La Biblia nos hace un llamado continuo a la oración y debemos tener en claro que la respuesta de Dios siempre es la adecuada para Sus propósitos y para nuestro bien. En muchos casos, puede que la respuesta no sea la que estábamos esperando o no parezca adecuada a nuestros ojos. Pero debemos confiar en el control de Dios (Sal 135:6; Ro 8:28). 

La oración nos ayuda a cultivar humildad, pues significa reconocer que no podemos cambiar las cosas en nuestras fuerzas; solo Dios es soberano. En el mismo sentido, nos lleva a aceptar y confiar en Su voluntad. 

4. Busca la justicia pero evita la violencia

Cuando los líderes judíos buscaban alguna razón para acusar a Jesús, fueron a preguntarle sobre el tributo a César (Mt 22:15-22). La pregunta era tramposa, pues cualquiera fuese la respuesta normal, Jesús podía ganarse el desagrado del pueblo o de las autoridades romanas. La manera sabia en que Jesús resolvió el dilema nos ayuda a entender que los cristianos no estamos llamados a tener una actitud de anarquía política o social. Debemos confiar en el hecho de que Dios estableció las autoridades humanas (Ro 13:1) y orar por ellas (1 Ti 2:1-2).

Que nuestra vida esté más informada por la Palabra de Dios que por las noticias desalentadoras de este mundo caído

Aunque podemos abogar por una visión política ajustada a las Escrituras, nunca debemos caer en una actitud violenta y agresiva. La noche del arresto de Jesús, Pedro quiso impedirlo recurriendo a la espada (Mt 26:47-56). Pero Jesús le reprendió, porque su conducta demostraba desconfianza en el poder de Dios. Es decir, Dios podía mandar un ejército de ángeles si Su Hijo lo pedía, pero todo estaba sucediendo por un bien mayor: nuestra salvación.

De la misma manera, Dios permite muchas situaciones que no logramos entender, pero todas ellas cooperan para un bien mayor que solo Él conoce perfectamente (Ro 8:28). Es bueno buscar y trabajar por la justicia utilizando los medios permitidos. Tal vez podamos cambiar algunas situaciones en nuestro contexto social, si Dios lo permite en Su gracia. Pero recuerda que vivimos en un mundo caído mientras esperamos cielos nuevos y tierra nueva, donde mora la justicia (2 Pe 3:13).

5. Expresa lamento y transmite esperanza

Cuando un país atraviesa inestabilidad social, muchas personas sufren las consecuencias. Crece la angustia y la incertidumbre, como también las necesidades económicas y materiales. Es importante orar por los que sufren, pero a la misma vez, debemos expresar empatía, suplir las necesidades en la medida que podamos (Stg 2:15-16) y llorar con quienes están en medio de la prueba (Ro 12:15).

Acompañar a otros en medio de la angustia y el temor nos abre la posibilidad de transmitir esperanza verdadera. La paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, es la única que puede guardar nuestros corazones y darnos tranquilidad en momentos de inestabilidad. Este es el mensaje que nuestros países necesitan escuchar: que Jesús vino a traernos paz verdadera que consiguió poniendo Su vida como pago por nuestras culpas.

Cada país de América latina atraviesa conflictos diferentes, de acuerdo a su propia situación. Pero solo hay una esperanza de paz: el evangelio de Jesús.

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